Un enjambre humano bajo la luz de la luna llena
La avenida de la Paz Celestial, la larga traves¨ªa que conduce a la plaza de Tiananmen de la capital de la Rep¨²blica Popular de China, era en la madrugada de ayer un enjambre de gentes expectantes bajo la luz de una luna llena.Esperaban a saber si el Ejercito entrar¨ªa finalmente en la ciudad 17 horas despu¨¦s de que fuera anunciada la implantaci¨®n de la ley marcial en ocho distritos de la capital china.
A unos cinco kil¨®metros de la m¨ªtica plaza, convertido en centro de la revuelta pac¨ªfica, el ambiente era verbenero. Padres con hijos peque?os, parejas, pandillas o personas solitarias estaban charlando tranquilamente, sentados en la acera, sobre los sucesos, y otros aguardaban en silencio, en pie, el paso de los soldados, como si se tratara de la meta volante de una etapa de la Vuelta Ciclista a Espa?a.
Conforme se avanzaba en direcci¨®n a Tiananmen, el espect¨¢culo adquir¨ªa ya un tono de revuelta.
En algunas partes se movieron las barreras de separaci¨®n de la avenida para dificultar el tr¨¢fico, o colocado varios autobuses con personas dentro a modo de barricadas humanas.
Por la calle, legiones de ciclistas, camiones o veh¨ªculos repletos de gente con banderas y hasta una patrulla de j¨®venes motorizados, cuyo principal trabajo es el del mercado de divisas, eran vitoreados y hac¨ªan el signo de la victoria.
En la plaza, un ambiente cargado de fuertes olores y de polvo era compa?ero de los huelguistas de hambre y de los millares de estudiantes, trabajadores y curiosos que quer¨ªan pasar la noche con ellos para defender su reducto democr¨¢tico.
Muchos de los presentes se interesaban por saber la opini¨®n de los extranjeros sobre el movimiento y si las noticias llegaban a otros pa¨ªses.
En Zhongnanhai, el cuartel general de los dirigentes del pa¨ªs, una cerrada columna de j¨®venes gritaba contra el primer ministro, Li Peng, y cantaba canciones populares ante la impasible mirada de un cord¨®n de soldados desarmados sentados en posici¨®n de loto a la entrada de la puerta.
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