Econom¨ªa y soberan¨ªa
LA REUNI?N de ministros de Econom¨ªa este fin de semana en S'Agar¨® ha tenido el inter¨¦s de lo heroico: se trataba de dar un paso adelante en la ingente tarea de la armonizaci¨®n fiscal de los sistemas impositivos de la CE, algo que, como el manto de Pen¨¦lope, est¨¢ sujeto al tejer y destejer de los sucesivos Gobiernos. Se trataba de avanzar en la propuesta de uni¨®n monetaria sintetizada en el informe Delors, que tan cerrada oposici¨®n ha suscitado entre los conservadores brit¨¢nicos. Y se trataba tambi¨¦n de llegar a un acuerdo sobre el camino a seguir hasta fijar unos tipos de IVA que no sean demasiado diferentes los unos de los otros, as¨ª como de intentar un consenso sobre la propuesta de Bruselas de imponer una retenci¨®n com¨²n a los intereses del capital en todos los pa¨ªses de la CE.Es evidente que la construcci¨®n de un espacio econ¨®mico homog¨¦neo necesita una imposici¨®n indirecta que, si bien puede no ser ¨²nica, al menos s¨ª que tiene que ser relativamente homog¨¦nea entre los pa¨ªses. Lo primero que hist¨®ricamente se consigui¨® fue que todos los pa¨ªses de la CE hayan implantado el IVA como principal impuesto indirecto: el paso que hay que dar ahora es el del acercamiento de los tipos impositivos, a la espera de llegar alg¨²n d¨ªa a un tipo ¨²nico. La Comisi¨®n Europea hab¨ªa propuesto la aceptaci¨®n de dos bandas en el interior de las cuales deber¨ªan situarse los tipos del IVA; sin embargo, algunos pa¨ªses han protestado por considerar que las bandas eran demasiado bajas; otros, por el contrario, se aferran a mantener la desgravaci¨®n total de algunos art¨ªculos considerados como de primera necesidad. De momento es dif¨ªcil armonizar posturas tan distintas y hacia lo que parece que nos encaminamos es hacia la propuesta de un tipo ¨²nico m¨ªnimo a partir del cual cada uno puede hacer lo que m¨¢s le convenga, manteni¨¦ndose al mismo tiempo la desgravaci¨®n absoluta que reclaman los brit¨¢nicos para ciertos productos y ¨²nicamente en su territorio.
En cuanto a los impuestos directos, el problema es a¨²n m¨¢s complicado, pues el principio de la retenci¨®n ¨²nica propuesto por la Comisi¨®n fue recientemente rechazado por Alemania Occidental, que ha visto c¨®mo la imposici¨®n de la retenci¨®n ha provocado la salida de su territorio de decenas de miles de millones de marcos. En S'Agar¨® las posiciones no se han movido un solo mil¨ªmetro en esta cuesti¨®n, aunque se ha evidenciado una mejor disposici¨®n de determinados pa¨ªses -como Luxemburgo, siempre reticente en estos temas fiscales- a una cooperaci¨®n entre las Administraciones fiscales. Si en lo fiscal los resultados son escu¨¢lidos, en el proyecto de uni¨®n monetaria se ha dado un paso min¨²sculo, pero paso al fin y al cabo, al decidirse impulsar las medidas de la primera fase contemplada en el informe Delors que no supongan modificaciones legales.
Las enormes dificultades existentes para el avance europe¨ªsta en estas cuestiones econ¨®micas tienen una explicaci¨®n en t¨¦rminos de poder. Detr¨¢s de ellas se encuentran no s¨®lo intereses econ¨®micos de primera magnitud, sino tambi¨¦n intereses pol¨ªticos de gran envergadura. En el fondo, la cuesti¨®n que se plantea es la de saber si los pa¨ªses que forman la CE est¨¢n dispuestos a ceder soberan¨ªa fiscal y monetaria en aras del inter¨¦s superior de una Europa unida. Algunos pa¨ªses, entre ellos Espa?a, parecen estar dispuestos a seguir adelante, pero otros ya han comenzado a encontrar argumentos ideol¨®gicos para proteger su escasa disposici¨®n a la integraci¨®n. Es el caso del Reino Unido, que acusa de burocratismo y de af¨¢n controlador a la Comisi¨®n de Bruselas, discutiendo con dureza cada nuevo paso. Es posible que la burocracia de Bruselas sea excesiva y que sus procedimientos sean demasiado lentos, pero lo cierto es que no ser¨¢ posible avanzar si no se est¨¢ dispuesto a ceder soberan¨ªa. Hasta en las discusiones t¨¦cnicas de este fin de semana se evidencia que no hay otro horizonte ¨²til que no sea la necesidad de avanzar en la Europa pol¨ªtica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.