Ocupados en su propia tierra
Ignorado en el concierto de las naciones, el pueblo de Palestina fue v¨ªctima directa de los arreglos internacionales que pusieron fin al mandato brit¨¢nico; v¨ªctima directa tambi¨¦n de las guerras y treguas entre los Estados ¨¢rabes y el Estado de Israel, que desde 1948 han conducido a gran parte del pueblo palestino a una vida de exilio, no exenta all¨ª tampoco de muerte y persecuci¨®n. (Todav¨ªa est¨¢ en la mente de todos la barbarie perpetrada en los campos de refugiados de Sabra y Chatila.)Pero no puede olvidarse que es una situaci¨®n internacional la que est¨¢ en el origen de la persecuci¨®n: al pueblo de Palestina se le despoja de su tierra para expiar una culpa europea; despu¨¦s, una vez provocado el exilio, se organiza el socorro internacional a los refugiados de Palestina, y m¨¢s tarde, finalizada la guerra de 1967, se crea un "comit¨¦ internacional para investigar las pr¨¢cticas israel¨ªes que violan los derechos humanos de la poblaci¨®n de los territorios ocupados".
Se trata, pues, de una situaci¨®n internacional de hipocres¨ªa, que, en nombre de la paz, la ayuda a los refugiados y la preocupaci¨®n por los derechos humanos, mantiene la guerra, perpet¨²a el exilio y niega el derecho fundamental de un pueblo a su propia identidad: el derecho a ser palestino. Pol¨ªtica de doble juego que, a partir de la ficci¨®n inicial de considerar a Palestina como "una tierra sin pueblo", ha forzado la realidad del pueblo palestino, despejado de su tierra, perseguido, exiliado y ocupado.
Hoy, sin embargo, ning¨²n foro internacional se atreve a negar las palabras pronunciadas en Argel el 15 de noviembre pasado: "Tierra de mensajes divinos revelados a la humanidad, Palestina es el pa¨ªs natal del pueblo ¨¢rabe palestino. En ella ha crecido, se ha desarrollado y ha florecido. Su existencia nacional y humana se han afirmado en ella, en una relaci¨®n org¨¢nica ininterrumpida e inalterable entre el pueblo, su tierra y su historia". Y es que, adem¨¢s de sufrir persecuci¨®n, el pueblo palestino, disperso y ocupado, ha luchado en su patria y desde el exilio, as¨ª de generaci¨®n en generaci¨®n su aspiraci¨®n a la libertad y a la independencia nacional". Resistiendo y enfrent¨¢ndose a una situaci¨®n -de responsabilidades m¨²ltiples- que le ha sido impuesta y consensuada internacionalmente.
Autodeterminaci¨®n
Lucha ¨¦sta desigual que, sin embargo, consigui¨® en 1970 el reconocimiento internacional del derecho del pueblo de Palestina a la autodeterminaci¨®n y la independencia, y algo m¨¢s tarde, en 1974, el reconocimiento de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina como leg¨ªtimo representante del pueblo palestino ante las Naciones Unidas, y que ha conseguido tambi¨¦n llevar a los foros internacionales el convencimiento de que la llamada cuesti¨®n de Oriente Medio no puede resolverse sin contar con el pueblo palestino, y que no se puede contar con el pueblo palestino ignorando a la OLP.
As¨ª las cosas, una nueva persecuci¨®n, esta vez en nombre del derecho internacional, se desencaden¨® contra la resistencia palestina: la acusaci¨®n de terrorismo internacional. Y para mayor paradoja del derecho y de la comunidad internacional, este nuevo frente se abri¨® por el Gobierno de EE UU, cuyo pueblo, el pueblo americano, es el s¨ªmbolo paradigm¨¢tico de la lucha por la independencia nacional, y a¨²n hoy se mantiene abierto por el Gobierno de Israel, cuyo pueblo, el pueblo jud¨ªo, fue la v¨ªctima del mayor terrorismo de Estado que jam¨¢s se haya cometido en la historia de la humanidad. Una vez m¨¢s, el pueblo de Palestina ha superado la prueba. La intifada, la revuelta desarmada de hombres, mujeres y ni?os en Gaza, Cisjordania y Jerusal¨¦n, dicen que ya es hora de poner fin a la situaci¨®n, y que no quieren ser por m¨¢s tiempo un pueblo ocupado en su propia tierra; pero eso lo dicen a costa de su propia vida, defendiendo con piedras una tierra llena de armas y abriendo as¨ª nuevos caminos a la esperanza.
Dignidad
Hoy la aspiraci¨®n ¨²ltima de esta esperanza tiene su expresi¨®n solemne en la declaraci¨®n de independencia del Estado de Palestina, donde "el Consejo Nacional Palestino, en nombre del pueblo ¨¢rabe palestino, proclama el establecimiento del Estado palestino sobre nuestra tierra palestina", y donde tambi¨¦n -desde un lenguaje lleno de poes¨ªa- se establecen las pautas de democracia y tolerancia para hacerla realidad.
Democracia para el pueblo porque, como indica el texto, "all¨ª ser¨¢ respetada su dignidad humana en un r¨¦gimen parlamentario democr¨¢tico fundado sobre la libertad de pensamiento, la libertad de crear partidos, el respeto por la mayor¨ªa de los derechos de la minor¨ªa y el respeto por la minor¨ªa de las decisiones de la mayor¨ªa", y pautas de convivencia y tolerancia porque, "inspirado por la multiplicidad de civilizaciones y la diversidad de culturas, y fortalecido en sus tradiciones espirituales y terrenas, el pueblo ¨¢rabe de Palestina se ha forjado en una completa unidad entre el hombre y su suelo; bajo el paso de los profetas que se han sucedido en esta tierra bendita, de sus mezquitas, de sus iglesias y de sus sinagogas, desde donde se elevan las alabanzas al Creador y los c¨¢nticos de la misericordia y la paz".
Declaraci¨®n de esperanza tambi¨¦n, por qu¨¦ no, para que la comunidad internacional utilice su derecho en la construcci¨®n de la paz, para que Europa asuma su responsabilidad hist¨®rica, para que el pueblo americano y el pueblo jud¨ªo exijan de sus gobernantes una pol¨ªtica que propicie la libertad y la seguridad para todos.
Con estas reflexiones quiero finalizar volviendo a volviendo a su inicio y reconociendo la iniciativa de la Fundaci¨®n Alfonso Comin, que la honra al conceder su premio internacional al pueblo de Palestina, que sufre persecuci¨®n, lucha y espera por causa de la justicia.
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