Rosario, paisaje despu¨¦s de la batalla
La polic¨ªa recibe orden de disparar contra los asaltantes de comercios y crece el desabastecimiento
, Seis muertos en el Gran Rosario, otros dos en Villa Gobernador G¨¢lvez -la tercera ciudad en importancia de la provincia de Santa Fe, incluida en el departamento Rosario-, unos 110 heridos, 60 de ellos por impactos de bala, m¨¢s de 1.200 personas detenidas hasta que sean identificadas y 13 activistas acusados de "incitaci¨®n a la violencia", que est¨¢n a disposici¨®n del poder ejecutivo de la provincia, es el balance provisional que facilitan los funcionarios p¨²blicos casi cuatro d¨ªas despu¨¦s de que se iniciara el estallido social en Argentina.
V¨ªct¨®r Reviglio, el gobernador de Santa Fe, aprob¨® la aplicaci¨®n de la ley de Defensa Civil para la "zona de desastre" y advirti¨® a la poblaci¨®n, en un mensaje transmitido el martes por la noche (madrugada de ayer, en Espa?a) a toda la provincia, que las fuerzas de seguridad ten¨ªan orden de "contestar a las agresiones y reprimir". Los comerciantes estiman que unas 30.000 personas han saqueado alimentos suficientes para un mill¨®n durante una semana. Ayer no se consegu¨ªa pan, leche y otros alimentos b¨¢sicos.La escasez provoc¨® reacciones hist¨¦ricas, peleas, desmayos y una ola de versiones sobre nuevos ataques indiscriminados que los jefes de la polic¨ªa y de la gendarmer¨ªa no confirmaron.
Las consecuencias de las nuevas ¨®rdenes impartidas a la polic¨ªa pod¨ªan comprobarse en el Hospital de Emergencias. En menos de 12 horas, ingresaron 30 heridos de bala. Entre ellos tambi¨¦n un muchacho de 23 a?os, Benito Ber¨®n, que lleg¨® muerto luego de que le aplastara el cami¨®n que intent¨® asaltar, junto con otros vecinos, en una de las rutas de ingreso de la ciudad. Los proveedores de b¨ªan detenerse ante las improvisadas barricadas y barreras humanas, pero uno de ellos aceler¨® y Benito Ber¨®n no logr¨® apartarse a tiempo.
El desabastecimiento de productos, sumado al temor de los comerciantes que a¨²n no se atreven a reabrir sus comercios, estimula el estado de desesperaci¨®n de la mayor¨ªa. El plan de distribuci¨®n gratuita de alimentos que aprob¨® el Gobierno provincial a¨²n no se aplica en Rosario porque la cadena de distribuci¨®n est¨¢ cortada. Los pocos camiones que llegaron al martes fueron asaltados en el camino. En dos d¨ªas desaparecieron 100.000 litros de leche y 25.000 kilos de carne de los dep¨®sitos. El municipio no tiene reservas de alimentos ni para atender siquiera a los 1.500 gendarmes que reforzaron a la polic¨ªa federal y provincial. Tampoco hay comida para los detenidos. Las mujeres y los menores de edad han sido liberados antes de que se les pudiera tomar declaraci¨®n. En los hospitales se agot¨® hasta la anestesia.
Civiles armados
El martes por la noche, despu¨¦s de iniciado el toque de queda a las seis de la tarde (hora local), el centro de la ciudad de Rosario se vaci¨®, pero en los barrios circulaban grupos de civiles armados. A su vez, los comerciantes y los habitantes de barrios residenciales se quejan de que nadie les defiende y montan guardia en las terrazas y balcones con escopetas y bombas de fabricaci¨®n casera. Ning¨²n funcionario puede explicar de donde salen tantas armas que est¨¢n en manos de civiles. Los grupos especiales de la polic¨ªa, compuestos por agentes de los servicios de inteligencia, act¨²an como en otros tiempos: abordan sus coches Ford, modelo Falcon, de triste recuerdo en la ¨¦poca de los desaparecidos, ocultan con pintura negra la matr¨ªcula y salen a la caza de subversivos.
El gobernador Reviglio y el ministro de Gobierno de Santa Fe, Alberto Didier, contin¨²an acusando a los "elementos ultraizquierdistas" y ofrecen como prueba a siete de los 13 detenidos que est¨¢n "a disposici¨®n". Seg¨²n Didier, dos de ellos ten¨ªan equipos de radio con los que interfer¨ªan las comunicaciones de la polic¨ªa y otros dos son acusados por "incitaci¨®n a la violencia", "atentados", y "robo". Pero s¨®lo tres ten¨ªan militancia en partidos de izquierda. El comisario general Benito Gonz¨¢lez, jefe de la Regional 2? de Rosario, denunci¨® ayer una "maniobra de los activistas que se pasaron toda la noche llamando por tel¨¦fono a un lado y a otro para avisar que los barrios iban a ser atacados por bandas de civiles arrnados".
Un oficial de gendarmer¨ªa dijo que se hab¨ªa encontrado con un grupo de vecinos de villas miseria (barriadas pobres) que salieron en busca de quienes les amenazaban con "matarlos a todos". Los padres dejaron a sus hijos en una parroquia de la zona y las mujeres se reunieron en la comisar¨ªa. Los vecinos denunciaron tambi¨¦n a los grupos de "cuatro o cinco" civiles armados que disparaban al aire desde sus veh¨ªculos.
Bajo control .
Ayer por la tarde la situaci¨®n parec¨ªa estar bajo control de las fuerzas de seguridad. Los comercios atend¨ªan sin levantar sus cortinas met¨¢licas. En el centro de la ciudad, las tiendas taparon sus escaparates con cartones para ocultarlos a la vista desde el exterior y recib¨ªan s¨®lo a un cliente por vez. Le abr¨ªan la puerta y cerraba inmediatamente detr¨¢s suyo.
Los porteros de los hoteles s¨®lo franqueaban el paso a los pasajeros alojados en esos establecimientos; el resto deb¨ªa ser autorizado desde la conserjer¨ªa. La sensaci¨®n era de tregua. De pausa para almorzar. Como si, al fin, unos 200.000 hambrientos pudieran sentarse a comer tranquilos. El resto, casi un mill¨®n de personas que viven en la ciudad, trata de calmar sus nervios y se conforma, de momento, con las sobras.
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