Entendimiento del toreo
Muchas veces he podido escuchar, precisamente de los m¨¢s entendidos o recalcitrantes aficionados al toreo, frases como ¨¦sta: "Llevo m¨¢s de 40 a?os viendo toros y cada vez entiendo menos; esto del toreo es muy dif¨ªcil, nunca se acaba de aprender", con lo que yo siempre he pensado para mis adentros: pues m¨¢s vale que no insista usted, no le merece la pena.Con el toreo, me parece a m¨ª que m¨¢s de uno se est¨¢ haciendo un verdadero l¨ªo. Se lo han hecho siempre. Y no es ni m¨¢s ni menos que el eterno l¨ªo del hombre frente a la obra de creaci¨®n. La eterna diferencia entre aquel que contempla la obra viva, cuando se produce, desde el sentimiento, con los ojos del alma, desde la sensibilidad de las entra?as del coraz¨®n, y aquel otro que intenta analizarla y disecarla desde una torpe mirada, esquematizada y generalmente complicada por muy diversas razones que -en este caso del toreo-, todas juntas, unas veces fluyen por el polvoriento camino de la t¨¦cnica, terrible e interminable pedagog¨ªa taurina, otras veces intentan escapar en empantanadas aguas, por el cauce estrecho de la pedanter¨ªa sociol¨®gica, pretendiendo as¨ª volver a las andadas de la prehistoria -de este arte -que por entonces no lo era- buscando extra?as significaciones ancestrales y mitos y motes para todos los gustos. As¨ª, hasta llegar a las modas actuales, donde, seg¨²n algunos sabios al uso, todo el toreo parece encontrar su raz¨®n de ser o no ser... en extra?as lucubraciones er¨®tico-sexuales que nos producir¨ªan regocijo l¨²dico, si no fuera porque su alto grado de estupidez no alcanza vuelo ni para remontar la m¨¢s leve colina de la visi¨®n que pretenden.
Ya en sus ¨²ltimos d¨ªas, le preguntan a Rafael, El Gallo: "Maestro, ?cu¨¢ndo dir¨ªa usted que un torero es artista y torea de verdad?". Rafael contesta: "Cuando tiene un misterio que decir... y lo dice". Pocas palabras, sencillas, claras, yo dir¨ªa que transparentes, y, por supuesto, no s¨®lo para el toreo, sino para todo arte de creaci¨®n, ef¨ªmero o permanente.
Hay que decirlo sin complejos: el toreo, como la poes¨ªa, la pintura, la m¨²sica, la literatura, es un medio de expresi¨®n creadora. Y cuando no lo es se convierte en lucha circense o en h¨¢bil pericia deportiva. La dificultad de entenderlo, no como entendido, sino como entendedor, desde dentro, no es otra que la que el hombre siente frente a cualquier obra creadora verdadera.
Una forma de entender que, como ya se ha dicho, no se aprende. Con la mirada limpia, y no cegada por enga?osas y tramposas razones, hay que contemplar el toreo, para entenderlo en su ¨²nica verdad verdadera, la de su misterio, dicho por el hombre y para el hombre. Naturalmente que ese misterio, que en el caso del toreo se har¨¢ obra efimera, belleza mortal de s¨ª mismo, s¨®lo lo dice el torero creador... Y es natural que se lo diga a quien se lo tiene que decir. Porque la dificultad de entender el toreo no est¨¢ del lado de lo que se aprende -t¨¦cnica, historia, sociolog¨ªa y hasta sexolog¨ªa-, sino de lo que se siente o no se siente. Toro y torero en un todo encarnado en obra. Milagro efimero, sin el cual -como tambi¨¦n se ha dicho- todo el toreo ser¨ªa s¨®lo una gran trampa.
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