La perfecci¨®n de la cebolla

, El embajador espa?ol en Roma, Emilio Men¨¦ndez del Valle, se congratula, en el texto de la presentaci¨®n escrita de la muestra romana del pintor balear, de poder presentar, precisamente en coincidencia con el tiempo de la presidencia espa?ola de la CE, a un pintor mediterr¨¢neo como Joan Mir¨® en la sede de su academia romana.

Si los cuadros expuestos tuvieran adem¨¢s la expresi¨®n perdida de sus autores, se podr¨ªa decir tambi¨¦n que el entra?able pintor balear, el silencioso artesano que se vio convertido en uno de los surrealistas esenciales, tambi¨¦n se encuentra feliz en medio de la atm¨®sfera que le ha rodeado en Roma durante el tiempo de exposici¨®n de Los Mir¨® de Mir¨®.

Resumen de una mirada

De alguna forma, sus ¨²ltimos cuadros son el resumen de su mirada: Joan Mir¨® era un ingenuo personaje que se pas¨® la vida subrayando las cosas m¨¢s simples: cre¨ªa, por ejemplo, que las cebollas, perfectas, redondas y sim¨¦tricas, eran los objetos m¨¢s excelsos entre los que cre¨® la naturaleza, y, sin embargo, ante las obras maestras o comprometidas de la historia del arte se limitaba a levantar sus codos exclamando: "?Pu?etas!".

Ese personaje ingenuo aparece otra vez, en esencia, en la exposici¨®n de su obra que hoy mismo se clausura en Roma. Parecen Los Mir¨® de Mir¨® los cuadros de la despedida de un ser que quiso quedarse. Una muestra como ¨¦sta, expuesta en otras capitales de las caracter¨ªsticas de Roma, contribuir¨ªa a que esa despedida mironiana no sea un privilegio exclusivo de los romanos entusiasmados por el paso leve del maestro.