Autodeterminaci¨®n
La carta de Fernando Savater M¨¢s sobre la autodeterminaci¨®n (EL PA?S, 25 de mayo de 1989) me invita, como lector, a algunas consideraciones. As¨ª pues, con la venia.El derecho (ius) nunca ha sido -ni es- natural. Nunca nos viene de nativitate. El derecho ha sido -y es- una convenci¨®n impuesta, por medio de normas obligatorias, por los m¨¢s sobre los menos. (Enti¨¦ndase, los m¨¢s fuertes, los m¨¢s sabios, los m¨¢s en n¨²mero, los m¨¢s bestias, si se quiere -depende de la circunstancia en la que el m¨¢s se traduzca en poder-, sobre los menos.)
Los derechos individuales, incluso aquellos que cada quisque considera m¨¢s fundamentales (t¨®mese para el caso el derecho a la autodeterminaci¨®n individual), no son tales derechos si no hay una colectividad -unos m¨¢s- que lo imponen como norma. Mientras as¨ª no sea, la auto determinaci¨®n individual, por ejemplo, no es m¨¢s que una pre tensi¨®n, pero nunca un derecho.
Algunos vascos -y no son pocos- han entendido que su pretensi¨®n a la autodeterminaci¨®n pol¨ªtica ha de ser exigida colectivamente. Ser¨ªa esclarecedor, efectivamente, que se hiciera un refer¨¦ndum sobre el tema. Pero ello exigir¨ªa que se conviniera previamente el derecho de los vascos a su autodeterminaci¨®n. Desde la l¨®gica de la situaci¨®n pol¨ªtica vigente tal convenci¨®n no depende de los vascos. ?O s¨ª? He ah¨ª la cuesti¨®n.
En cuanto a la pretensi¨®n de autodeterminaci¨®n individual, el dilema es bien sencillo: o te tomas la cicuta o te obligan a tomarla. Aunque no me cabe la menor duda de que hay perso nas, el se?or Savater parece ser una de ellas, a quienes les encanta el veneno
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