Victoria p¨ªrrica
EN EL marco del proceso de reforma general de los planes de estudio universitarios, el Consejo de Universidades se ha planteado revisar la duraci¨®n del per¨ªodo formativo de los estudiantes espa?oles, en general m¨¢s amplio que en los dem¨¢s pa¨ªses de nuestro entorno. La propuesta de reducir a cuatro a?os los cinco actuales de la licenciatura de Biol¨®gicas provoc¨®, entre otros aspectos, la airada protesta de profesores y estudiantes.Tanto el Consejo de Universidades como el Ministerio de Educaci¨®n, una vez m¨¢s, han reaccionado tarde y forzados por el ruido organizado en la calle. Los estudiantes han perdido dos meses del curso para conseguir la p¨ªrrica victoria de la paralizaci¨®n del proceso de reforma y la decisi¨®n de dejar al arbitrio de las propias universidades el establecimiento de la duraci¨®n de las carreras. Porque la decisi¨®n de posponer hasta octubre la aprobaci¨®n de las directrices generales para la reforma de todos los planes de estudio, no s¨®lo el de Biol¨®gicas, supone un par¨®n importante a uno de los aspectos m¨¢s trascendentales de la reforma universitaria. Una reforma que, a estas alturas de la segunda legislatura de mayor¨ªa socialista, apenas ha producido m¨¢s cambio que ese tremendo batiburrillo en que se ha convertido el sistema de acceso del profesorado, donde la endogamia y la arbitrariedad han tenido su asiento.
La necesidad de que los planes de estudio se adecuen a las necesidades de la sociedad, que la Universidad ampl¨ªe el n¨²mero de titulaciones que esa sociedad est¨¢ demandando, la imprescindible correcci¨®n de la actual tendencia hacia las carreras de ciclo largo frente a las cortas o la desorbitada diferencia entre el n¨²mero de alumnos que cursan estudios de humanidades y de ciencias sociales, de dif¨ªcil salida en el mercado laboral, frente a la insuficiencia de los que cursan estudios t¨¦cnicos son problemas que tendr¨¢n que seguir esperando hasta qui¨¦n sabe cu¨¢ndo.
Para nadie es un secreto que la mayor¨ªa de los planes de estudio universitarios espa?oles es el resultado de un aluvi¨®n de materias impuestas a lo largo del tiempo: en ocasiones, por la evoluci¨®n del conocimiento cient¨ªfico, pero en otras, por las presiones corporativas de ciertas familias profesionales y docentes. Por esta raz¨®n es absolutamente imprescindible que la discusi¨®n sobre los nuevos planes de estudio se limite exclusivamente a determinar, sin mezcla alguna de intereses corporativos de cualquier ¨ªndole, cu¨¢les son las verdaderas necesidades de la sociedad espa?ola del a?o 2000 y con qu¨¦ contenidos y duraciones se puede atender a ese objetivo com¨²n.
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