Por una Europa popular
Esta semana, 240 millones de europeos vamos a acudir a las urnas para elegir a nuestros representantes en el Parlamento de Estrasburgo. Desde su primera elecci¨®n por sufragio universal en 1979, la importancia del Parlamento ha aumentado considerablemente, de manera que, si bien es cierto que a¨²n no posee todas las competencias de un verdadero ¨®rgano legislativo, tanto la Comisi¨®n como el Consejo de Ministros-han comprendido -por la fuerza de la experiencia- que no es posible adoptar decisiones importantes contra su parecer. La situaci¨®n, en todo caso, no es satisfactoria. Hace unas semanas, el profesor Duverger, quien por cierto tambi¨¦n es candidato en estas elecciones, ha trazado un paralelismo muy sugestivo entre la convocatoria de los Estados Generales en Francia hace 200 a?os y estas elecciones al Parlamento Europeo. Recordaba Duverger c¨®mo aquella convocatoria de los tres Estados origin¨® el movimiento revolucionario que desemboc¨® en el constitucionalismo moderno, garante de la democracia, la libertad y los derechos humanos.?Ser¨¢ el pr¨®ximo Parlamento Europeo constituyente? ?Qu¨¦ medios va a utilizar para controlar la ejecuci¨®n del Acta ¨²nica? ?Qu¨¦ papel se reserva en los debates sobre la seguridad y la defensa de Europa? ?Cu¨¢l ser¨¢ su contribuci¨®n en la adaptaci¨®n del pensamiento europeo al formidable se¨ªsmo pol¨ªtico-ideol¨®gico que se est¨¢ produciendo en los pa¨ªses del Este?
?stas y otras cuestiones deber¨ªan haber sido el objeto de los debates y discusiones de esta campa?a electoral. No ha sido as¨ª. Estas tres ¨²ltimas semanas han estado presididas por las descalificaciones y los insultos de quienes aprovechan cualquier contienda electoral para descargar sus complejos; por la simplificaci¨®n interesada de quienes pretenden utilizar la confrontaci¨®n en beneficio propio; por los que se arrogan el monopolio de la Europa social y ni se han dignado contestar el cuestionario que sobre la Europa social ha dirigido a todos los partidos la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos. En suma, por los que prometen para las europeas lo que han incumplido en Espa?a.
Debate en televisi¨®n
Hace s¨®lo unos d¨ªas, el Gobierno socialista, previa deliberaci¨®n en Consejo de Ministros -como puso de manifiesto su portavoz, do?a Rosa Conde- ha hecho algo que no pasa en ning¨²n pa¨ªs europeo: impedir que se debata en la televisi¨®n p¨²blica, que es de todos los espa?oles y no de los que ocupan transitoriamente el poder, las diferentes concepciones que los partidos tenemos sobre Europa. ?Qu¨¦ razones pueden tener los socialistas para llevar a cabo una conducta tan antieuropea? Yo creo que s¨®lo hay una. El Gobierno no ha querido que saltaran a la luz, con la fuerza de un cara a cara, las consecuencias negativas debidas a una negociaci¨®n apresurada por razones electoralistas de nuestra incorporaci¨®n a las Comunidades.
El Gobierno no ha querido que los espa?oles conozcan los resultados de la presidencia comunitaria del se?or Gonz¨¢lez, que ya ha sido calificada "como un fracaso" por la UGT. A m¨ª me hubiera gustado, como espa?ol y como europeo, que el Gobierno hubiera conseguido avanzar en la construcci¨®n de Europa durante la presidencia que por rotaci¨®n le correspond¨ªa a Espa?a. Despu¨¦s de la inoperancia de la presidencia griega, las circunstancias no pod¨ªan ser m¨¢s favorables. El balance es, lamentablemente, muy mediocre. Hoy ya sabemos que el se?or Gonz¨¢lez no va a cumplir ninguno de los grandes objetivos que marc¨® hace apenas seis meses. Y como espa?ol tengo que lamentar especialmente que la presidencia socialista no haya hecho m¨¢s que "un buen trabajo para preparar la presidencia francesa", como dijo hace unos d¨ªas en televisi¨®n el se?or Dumas, ministro de Asuntos Exteriores franc¨¦s.
Los candidatos del Partido Popular hemos intentado centrar los debates en torno a la Europa que queremos. Una Europa unida que abarque no s¨®lo los 12 Estados comunitarios, sino que incluya tambi¨¦n a esos otros pueblos de nuestro continente separados desde Yalta y que han comenzado a abrir ventanas a la libertad.
Solidaridad
Una Europa del di¨¢logo y de la convivencia que apuesta por el progreso y la formaci¨®n, que invierte en la educaci¨®n y en la tecnolog¨ªa m¨¢s avanzada, garant¨ªas del ¨¦xito futuro. Una Europa solidaria entre el norte y el sur, entre las regiones m¨¢s ricas y menos pr¨®speras. Una Europa que lucha por erradicar la pobreza. Una Europa popular, como la gran mayor¨ªa de los Gobiernos de la Comunidad que han conseguido que Europa funcione. Porque hay una Europa popular que gobierna con austeridad, que est¨¢ resolviendo el problema del paro, que lucha sin complejos contra la inseguridad y la droga, que gestiona con eficacia la sanidad y los servicios p¨²blicos y que ha obtenido el bienestar y la prosperidad para sus ciudadanos.
Pasado ma?ana, los espa?oles vamos a ejercer nuestro derecho de voto, expresi¨®n m¨¢xima de la libertad. Yo s¨®lo quiero pedirles que voten y que lo hagan con responsabilidad. Estoy seguro que el 16 de junio emprenderemos juntos el camino de la esperanza.
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