Adi¨®s a seis siglos de manicomio
El cierre de un psiqui¨¢trico fundado en 1409 saca a la calle a enfermos encerrados durante 50 a?os
Jos¨¦ llevaba internado cerca de 20 a?os en el psiqui¨¢trico del Padre Jofr¨¦, de Valencia, primero que se fund¨® en el mundo, en 1409. El pasado lunes, d¨ªa en el que se cerr¨® el centro, le comunicaron, junto a una veintena de enfermos, que pod¨ªa elegir una residencia donde rehacer su vida. Se encontr¨® perdido. S¨®lo pregunt¨® por qu¨¦ no pod¨ªa ir al manicomio de B¨¦tera, destino del resto de internos. Pero Jos¨¦, que ha engrosado durante dos d¨¦cadas la lista interminable de errores cometidos con los locos, no presenta ning¨²n s¨ªntoma para permanecer recluido.
La primera medida que dispusieron el pasado lunes las auxiliares y enfermeras del psiqui¨¢trico Padre Jofr¨¦, conocido popularmente en Valencia como el Jes¨²s, fue preparar bolsas y toallas para los enfermos. Aunque el viaje se sab¨ªa corto, apenas unos 30 kil¨®metros, las cerca de dos horas que el autob¨²s permaneci¨® bajo el sol recalent¨® de tal modo el interior del veh¨ªculo que, m¨¢s que previsible era l¨®gico que algunos de los internos vomitaran. El lunes se cerr¨® definitivamente el que est¨¢ considerado el primer manicomio del mundo, fundado en 1409 por el p¨¢rroco que le dio su nombre.El autob¨²s atraves¨® la puerta de salida con 20 enfermos mentales en sus asientos. Su destino y ¨²nica parada, el manicomio de B¨¦tera (Valencia). Los responsables de la diputaci¨®n, organismo del que de pende el centro, anunciaron a bombo y platillo la clausura del geropsiqui¨¢trico. Sin embargo pese a lo especial de la jornada, nada la diferenciaba, por lo que a los internos se refiere, de otro d¨ªa cualquiera. Iban mal vestidos como siempre, unos cuantos sin ropa interior, y no merecieron un traslado digno. Ni una sola ambulancia. Una anciana inv¨¢lida, levantada a pulso por cuatro hombres, fue introducida en un jeep, veh¨ªculo en el que realiz¨® el trayecto.
En B¨¦tera, afirman los mismos responsables de la diputaci¨®n, estar¨¢n mejor. Da igual que contin¨²en aislados del resto de la sociedad, que no reciban tratamientos de recuperaci¨®n, que no dispongan de ropa adecuada o al menos limpia que no puedan realizar ninguna actividad, que no disfruten de lugares de ocio. En definitiva da igual que estas personas no tengan otra tarea cotidiana que dejar transcurrir el tiempo.
Barbaridades
"Ahora puedes elegir, Jos¨¦", le dec¨ªa un psiquiatra a este hombre que ha pasado la mitad de su vida aislado. Como todos los considerados locos. Vestido de traje, con una maleta en la mano y escuchando aquellas frases: "Ahora puedes hacer lo que quieras", "?d¨®nde prefieres estar, en una residencia o en un piso? D¨ªnoslo". Pero Jos¨¦ parec¨ªa no entender nada. S¨®lo atin¨® a apuntar la posibilidad de irse a B¨¦tera con los dem¨¢s. El rostro de Jos¨¦ era el de un ni?o que de pronto se extrav¨ªa en un laberinto.Tal vez era demasiado tarde para que entendiera el significado de algunas palabras o frases como "elegir" o "tu propia vida". El m¨¦dico reconoci¨® que el enfermo estaba muy "institucionalizado", pero que no exist¨ªa motivo alguno para que continuara recluido en un centro psiqui¨¢trico.
Una sola pregunta se pronunci¨® por parte de los que presenciaban la escena: "?Y antes, antes s¨ª que los hab¨ªa?". No hay respuestas, lo que evidencia que se trata de un error. Bueno, de al menos 20 errores. Justo el n¨²mero de personas que el pasado lunes fueron deshospitalizadas.
Otro ejemplo. Un paciente encerrado desde hace 50 a?os en el Jes¨²s. El pasado lunes pas¨® a vivir en una residencia. Una crisis nerviosa provoc¨® su ingreso en el manicomio y no volvi¨® a salir.
Crisis nerviosa
Seg¨²n un miembro del equipo de psiquiatras que ha estudiado el caso, su estado es completamente normal. "Seguro que como cuando lo internaron", a?ade. En el diccionario no figura la definici¨®n encerrar a alguien por padecer una crisis nerviosa, aunque s¨ª incluye el vocablo barbaridad. Para un colectivo de psiquiatras de los servicios de la diputaci¨®n que prefieren no revelar sus nombres, e impulsores de la deshospitalizaci¨®n de enfermos, las situaciones que han vivido algunas personas -"barbaridades" son m¨¢s propias de la Edad Media que de nuestros d¨ªas.El cierre de este centro, para el citado colectivo, no aborda el problema de los enfermos mentales. "Han sido trasladados a otro manicomio que, adem¨¢s, no re¨²ne condiciones. En B¨¦tera tambi¨¦n hay enfermos que deber¨ªan estar en la calle y nadie parece dispuesto a afrontar esta evidencia. La verdad es que los locos ni inquietan ni preocupan a los pol¨ªticos", dice un portavoz del colectivo de psiquiatras citado.
En el Jes¨²s ya no ingresar¨¢n nunca enfermos. Pero a los que han salido nadie les ha explica do por qu¨¦ han sido obligados a vivir encerrados. Puede ser una buena ocasi¨®n para pregunt¨¢rselo a los miles de locos que llenan los manicomios. Quiz¨¢ para algunos no es demasiado tarde.
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