Mario Vargas Llosa: "Yo no soy un reaccionario"
El ex candidato a la presidencia de Per¨² proclama que la soluci¨®n liberal es revolucionaria en Am¨¦rica Latina
Mario Vargas Llosa, de 50 a?os, ex candidato a la presidencia de Per¨² por el Frente Democr¨¢tico, que encabezaba hasta el jueves, cree que la imagen de reaccionario que se le ha fabricado en Europa por dirigir un movimiento que pregona la soluci¨®n liberal para controlar la corrupci¨®n del Estado en Am¨¦rica Latina no se corresponde con su posici¨®n en el mundo, y reprocha a los intelectuales europeos que reclamen para Am¨¦rica alternativas totalitarias que consideran inaceptables para sus pa¨ªses. El autor ha hecho estas manifestaciones en el pueblo italiano de Scanno, donde anoche recogi¨® un premio literario, en lo que considera el reconocimiento de que, por encima de todas las cosas, es un escritor.
El autor de La ciudad y los perros respet¨® ayer a rajatabla su decisi¨®n de mantenerse en silencio sobre las razones de su renuncia a la candidatura presidencial, que tienen su ra¨ªz en la divisi¨®n interna del Frente Democr¨¢tico que dirig¨ªa, pero acept¨®., en una conversaci¨®n con el enviado de EL PA?S y la de La Reppublica, Laura Lilli, referirse a su experiencia como intelectual que "jam¨¢s ha dejado de estar contaminado por la pol¨ªtica".De esa larga experiencia, el escritor, que hace 20 a?os se manifestaba amigo de la revoluci¨®n cubana y heredero de un concepto marxista de la sociedad, extrae hoy una conclusi¨®n fundamental: "La utop¨ªa ya no es posible y ha de refugiarse s¨®lo en el ejercicio individual de la creatividad; no sirve para predicar soluciones sociales colectivas", y "lo revolucionario es hoy en Am¨¦rica Latina la aplicaci¨®n de las ideas liberales para disminuir el poder omn¨ªmodo y corrupto del Estado".
Relajado, vestido deportivamente, elegante y canoso, Vargas Llosa parec¨ªa ayer relevado de una responsabilidad que le ha hecho perder durante un a?o su apasionada relaci¨®n con la literatura. Ahora regresa a esa pasi¨®n, pero como ha sido imposible extraerle ninguna frase sobre si es irrevocable o no su decisi¨®n de dejar la lucha por el poder, no se sabe si ya esa relaci¨®n amorosa volver¨¢ para siempre o no. Ahora lo que tiene claro es que en Europa se le ha interpretado mal.
"Por el cambio"
Pregunta: Se ha dicho en Europa que usted se ha pasado de la izquierda a la derecha.
Respuesta: Yo estoy por el cambio, por las reformas radicales. No creo que hoy las reformas radicales se fundamenten en el crecimiento del Estado. En los a?os sesenta yo cre¨ªa que eso era posible, y en ese sentido he cambiado. ?Pero qu¨¦ es la derecha hoy en Europa? ?el fascismo? Yo estoy a favor de las soluciones liberales y en Am¨¦rica Latina ser liberal es ser revolucionario. El Estado es un monstruo corrupto, y hacerlo m¨¢s eficiente y m¨¢s moral, d¨¢ndole la soberan¨ªa al ciudadano com¨²n es un hecho revolucionario. S¨¦ que desde la perspectiva europea es dif¨ªcil entender que esto es as¨ª y por eso, se me ha tachado de conservador y de reaccionario. Yo no me reconozco en esta calificaci¨®n. No soy un conservador porque el conservador quiere que las cosas permanezcan como est¨¢n. No quiero que se perpet¨²en en Am¨¦rica Latina ni la dictadura ni la intolerancia. La gran revoluci¨®n en Am¨¦rica Latina es la que nos lleve a la tolerancia y a la transigencia, la que nos haga renunciar a la brutalidad. Los marginados, los pobres de Am¨¦rica Latina, est¨¢n en favor de esta revoluci¨®n.
P. ?Por qu¨¦, creyendo que el escritor ha de estar frente al poder, ha asumido un papel pol¨ªtico activo?
R. Nunca he pensado que un escritor puede hacer la pol¨ªtica mejor que un pol¨ªtico, pero hay circunstancias excepcionales en la vida de un pa¨ªs que aconsejan adoptar esta opci¨®n. En la Italia del fascismo, por ejemplo, cualquier ciudadano pod¨ªa permanecer neutro y la neutralidad era una forma de compromiso. Am¨¦rica Latina presenta hoy circunstancias excepcionales muy d¨ªfiles que obligan al intelectual a adoptar posiciones ¨¦ticas y morales para aportar cualquier cosa a la lucha pol¨ªtica y moral por mejorar la sociedad.
P. Podr¨ªa pensarse que su compromiso ha sido sartriano. ?En que sentido ha cambiado?
R. He cambiado de idea con respecto a Sartre, que era uno de los pensadores que m¨¢s admiraba cuando era joven. Era en cierto modo mi mentor. Despu¨¦s me he sentido desilusionado por ¨¦l y hoy no creo que pudiera leer sus novelas o su teatro, e incluso creo que su filosof¨ªa no ha resistido victoriosamente el paso del tiempo, pero hay algo en Sartre, su idea del compromiso, de que un escritor debe asumir su tiempo, de que un intelectual ha de ensuciar sus manos en todas las cuestiones de su ¨¦poca con lo que coincido. No me gusta la idea de un escritor encerrado en una habitaci¨®n de corcho, como Marcel Proust. La literatura que se preocupa por la realidad sucia es la literatura que est¨¢ viva.
Llegar a la modernidad
P. Usted defiende las ideas liberales para llegar a la modernidad en Am¨¦rica Latina. Hace 20 a?os dec¨ªa que el porvenir no estada bajo el imperialismo. ?Cu¨¢l es la batalla real hoy?
R. Es importante salvar el rechazo hist¨®rico y social para llegar al progreso aut¨¦ntico y a la modernidad. Lo que hago ahora es lo que dec¨ªa hace 30 a?os: estoy en contra de una cultura anticuada que cree que el Estado ha de ser omn¨ªmodo. La realidad ha mostrado que eso es falso. Toda la cultura que hace de la hegemon¨ªa del Estado el instrumento de la reforma de los pueblos proviene de un prejuicio del siglo pasado, de una visi¨®n colectivista y estatista que representa el orden existente. La batalla por la modernidad es la batalla contra la mentalidad estatista, contra la dictadura en favor de la libertad pol¨ªtica. Pero hay que dar tambi¨¦n la batalla por la libertad econ¨®mica, que es la quieren dar los pobres contra las ¨¦lites pol¨ªticas y las ¨¦lites intelectuales.
P. Usted se refiere constantemente al peligro militar en Am¨¦rica Latina.
R. Hay una tradici¨®n en Am¨¦rica Latina de intervencionismo militar en la vida politica. Para m¨ª este aspecto del subdesarrollo latinoamericano hoy es una realidad felizmente superado. La sustituci¨®n de reg¨ªmenes militares por Gobiernos civiles se ha producido por la presi¨®n popular. Es importante recordar esto: hay un estereotipo sobre Am¨¦rica Latina en Europa que la relaciona con la dictadura y con la miseria y, aunque esto ¨²ltimo responde a la verdad, es cierto que Am¨¦rica Latina presenta m¨¢s reg¨ªmenes civiles que la Europa de De Gaulle, aquella va del Mediterr¨¢neo a los Urales. En Am¨¦rica Latina he sido atacado por ser un defensor de Europa, pero yo soy muy cr¨ªtico de los intelectuales europeos que no quieren aceptar que Am¨¦rica Latina forma parte de una cultura europea, con sus diferencias obvias. Y pienso que esos intelectuales, que en Europa est¨¢n convencidos de que es el sistema menos malo, son los mismos que piensan que el r¨¦gimen cubano es bueno para Am¨¦rica Latina.
China y la URSS
P. ?Qu¨¦ opini¨®n le merece desde esa perspectiva de su defensa liberal lo que sucede actualmente en China y en la URSS?
R. Creo que lo que pasa en ambos pa¨ªses es la mejor confirmaci¨®n de que mi idea de la libertad va por buen camino: por una parte, la de los estudiantes chinos que son masacrados porque quieren el cambio del Estado es la misma lucha de la que estoy hablando. Con respecto a al URSS, ah¨ª est¨¢ el enigma: se quiere all¨ª avanzar hasta llegar a lo que pasa en Polonia, y eso me parece magn¨ªfico. Pero no se olviden que esa marcha significa el final del comunismo.
P. ?Qu¨¦ queda del marxista fue usted, al menos cuando ten¨ªa 18 a?os?
R. Del marxista, poco; del socialismo queda, sin embargo, su aspecto ¨¦tico. La idea b¨¢sica de socialismo, la de que socializando los medios de producci¨®n se reparte mejor la riqueza, es falsa porque no lleva al progreso econ¨®mico. Por esa raz¨®n, y aunque de modo ambiguo y confuso, el socialismo democr¨¢tico acepta que el capitalismo es mejor que el socialismo para llegar al desarrollo econ¨®mico. Espa?a es un ejemplo de ello, y yo le le admiro mucho porque hoy el socialismo en Espa?a es un capitalismo disimulado con una ret¨®rica socialdem¨®crata. El capitalismo es un precio muy alto. Deshumaniza y crea un cierto tipo de soledad, por eso el socialismo con su idea ¨¦tica, con su sentimiento de que hay una obligaci¨®n moral de defender al d¨¦bil, da al capitalismo el rostro humano que precisa para propiciar el cambio social.
P. Ya no hay ning¨²n Sartre en la sociedad contempor¨¢nea. ?D¨®nde debemos mirar?
R. Est¨¢ la literatura universal, mi viejo. Y adem¨¢s est¨¢ Popper, Karl Popper, que ha hecho una extraordinaria reflexi¨®n, no sobre lo que deben hacer los Gobiernos para los ciudadanos, sino sobre qu¨¦ pueden hacer los ciudadanos para evitar que los Gobiernos hagan barbaridades.
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