Triunfo apote¨®sico de Paul Simon en Berl¨ªn ante m¨¢s de 20.000 personas
Paul Simon reuni¨® en la noche del jueves a m¨¢s de 20.000 personas en el gigantesco Waldb¨¹hne de la ciudad de Berl¨ªn. Al igual que en el resto de recitales de esta gira, el nuevo Graceland Tour del cantante y compositor neoyorquino triunf¨® tanto por su contenido musical como por su carga de denuncia social. Adem¨¢s de Simon, el Graceland Tour cuenta con diversos m¨²sicos surafricanos, entre los que destacan Hugb Masekela, Miriam Makeba y el grupo vocal Ladysmith Black Mambazo. El s¨¢bado 8 de julio, este mismo espect¨¢culo se presentar¨¢ en San Sebasti¨¢n, y en d¨ªa sucesivos, en Barcelona y M¨¢laga.
Cuando, tras m¨¢s de dos horas y media de m¨²sica, todos los participantes en el Graceland Tour se reunieron para interpretar un combativo Dios bendiga a ?frica, el himno del Congreso Nacional Africano, el Waldb¨¹hne enmudeci¨® emocionado, se alzaron pu?os y se encendieron miles de bengalas. Fue la r¨²brica emotiva de un extraordinario recital. Simon no quiso que el p¨²blico regresase a sus casas con The Sounds of Silence en la boca, sino con la idea de salvar al continente africano de las continuas vejaciones que sigue sufriendo. En realidad, pr¨¢cticamente toda la actuaci¨®n se encamin¨® a desarrollar esa idea.El recital hab¨ªa comenzado a las 19.45 con la aparici¨®n t¨ªmida de Paul Simon, tejanos, camiseta blanca con motivos playeros y guitarra negra, y la irrupci¨®n espectacular de Ladysmith Black Mambazo. A partir de ah¨ª las canciones del disco Graceland se alternaron con las interpretaciones m¨¢s jazz¨ªsticas y de marcado contenido social y pol¨ªtico (Nelson Mandela o Stimela) de Hugh Masekela y el espectacular canto y baile de los Ladysinith Black Mambazo.
Simon pr¨¢cticamente no habla, s¨®lo presenta a sus m¨²sicos, pero hizo una excepci¨®n para deshacerse en elogios sobre Miriam Makeba, y Mam¨¢ ?frica, 22 a?os despu¨¦s de Pata Pata, demostr¨® que las merec¨ªa llenando el escenario con la fuerza descomunal de su voz y su presencia. Tres temas precedieron al esperado Under African Skies, en el que Simon y Makeba, una voz m¨¢s apropiada que la de Linda Rondstad que aparece en la grabaci¨®n original, consiguieron que Waldb¨¹hne se iluminase con miles de bengalas. El punto culminante del recital se alcanz¨® hacia la mitad del mismo cuando, tras una r¨ªtmica Graceland, sonaron los primeros compases de You can call me Al. Aquello fue la locura, 20.000 personas en pie, bailando y cantando hasta el punto de que Simon repiti¨® entero el tema ante el entusiasmo general. El cantante no quiso mantener el crescendo que hab¨ªa creado y, muy conscientemente, rompi¨® el ritmo de la actuaci¨®n dej¨¢ndolo en manos de un Masekela eminentemente bluesy; as¨ª son las cosas, Simon quiere que sea la visi¨®n global del Graceland Tour la que triunfe y no su propia persona.
A las dos horas de recital, el tiempo hab¨ªa pasado con una rapidez asombrosa, Simon sorprendi¨® con el ¨²nico tema antiguo incluido en el espect¨¢culo: Mother and child reunion, y las palabras de la vieja canci¨®n, escrita en 1970, cobraron una actualidad sorprendente en el contexto africano en el que fueron dichas: "No, no quiero dar falsas esperanzas / en este extra?o y triste d¨ªa pero la reuni¨®n de madre e hijo s¨®lo depende de un gesto".
Un impresionante solo de percusiones cerr¨® el concierto, pero el p¨²blico no estaba dispuesto a marcharse y el clamor atronaba en los o¨ªdos con m¨¢s fuerza que el despliegue de watios de los altavoces. Masekela abri¨® los bises, pero el p¨²blico reclamaba a Simon y cuando ¨¦ste inici¨® una curiosa versi¨®n de The Boxer, Waldb¨¹hne en peso se rindi¨® ante la enorme presencia esc¨¦nica de ese jud¨ªo t¨ªmido y bajito que parece estar pidiendo perd¨®n a cada momento por los ¨¦xitos conseguidos. Sigui¨® un impresionante The Sounds of Silence, las primeras notas de guitarra consiguieron un silencio catedralicio y a continuaci¨®n todos, absolutamente todos, los presentes cantaron la canci¨®n en ingl¨¦s de principio a final. Un cuarto bis, un r¨ªtmico y potente Late in the evening, precedi¨® al Dios bendiga a ?frica que cerrar¨ªa un recital extraordinario musicalmente y emotivamente comunicativo en el que Paul Simon, s¨®lo ¨¦l puede permitirse estas cosas, no present¨® ni una sola canci¨®n nueva despu¨¦s de tres a?os.
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