Los precios de la energ¨ªa
EL AUMENTO del precio de los productos energ¨¦ticos, anunciado desde hace unas semanas, constituye una medida razonable a pesar de que las explicaciones oficiales de esta decisi¨®n no hayan sido un prodigio de claridad. Hay dos razones que justifican el hecho: la primera es el aumento del precio del petr¨®leo, en pesetas, en relaci¨®n con las estimaciones oficiales del Gobierno realizadas en el momento en que se confeccionaron los presupuestos para este a?o. En teor¨ªa, pero s¨®lo en teor¨ªa, estamos todav¨ªa en un universo de ahorro energ¨¦tico, lo cual implica que el Gobierno debe repercutir las variaciones del precio del crudo tan pronto como ¨¦stas se producen. Sin embargo, esta teor¨ªa quiebra cuando las compa?¨ªas el¨¦ctricas se lanzan a una inexplicable campa?a de incitaci¨®n al consumo de electricidad, con lo cual no se sabe si el Gobierno tiene o no tiene una pol¨ªtica de ahorro energ¨¦tico, o si ¨¦sta se refiere solamente a los sufridos automovilistas.La segunda raz¨®n del aumento hay que buscarla en el deseo de las autoridades de frenar el crecimiento de la demanda interna, claramente incompatible con las exigencias del equilibrio exterior. Aparentemente, el ingreso adicional que el Gobierno obtendr¨¢ tras esta medida puede estimarse en unos 22.000 millones de pesetas sobre lo que se habr¨ªa recaudado si no se hubiera hecho nada y si los precios del crudo y la cotizaci¨®n del d¨®lar no se hubieran alterado hasta diciembre. De ser ciertas estas cifras, no se trata de mucho dinero, y la repercusi¨®n sobre la demanda interior ser¨¢ bastante limitada.
En cualquier caso, conviene tener presente que los derivados del petr¨®leo soportan tres tipos de impuestos: el especial, que constituye el grueso de la recaudaci¨®n; el IVA, y la renta del petr¨®leo. Lo que se ha modificado ha sido esta ¨²ltima partida. La subida actual, que inevitablemente repercutir¨¢ de una manera negativa sobre el ¨ªndice de precios, puede constituir una buena base de partida para reevaluar los resultados de la pol¨ªtica de ahorro energ¨¦tico a lo largo de los ¨²ltimos a?os ya que, tras un per¨ªodo de descenso del consumo de energ¨ªa por unidad de producto, las tornas se han invertido. Se ha bajado la guardia en este campo, por lo que la vuelta a una pol¨ªtica de ahorro energ¨¦tico podr¨ªa tener unas consecuencias favorables, tanto desde el aspecto de la dependencia estrat¨¦gica como desde el del equilibrio exterior. Es ahora cuando hay que pensar en estas cuestiones, y no cuando sea ya demasiado tarde para actuar.
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