Jack Clayton abre el certamen con un s¨®rdido filme
Proyecci¨®n de un ins¨®lito documento privado rodado por Chaplin
La inauguraci¨®n formal de la tercera edici¨®n del Festival de Cine de Barcelona fue a cargo de Jack Clayton y su ¨²ltimo filme, The lonely passion of Judith Hearne (1987). Cineasta muy poco prol¨ªfico, autor de media docena de pel¨ªculas en m¨¢s de 30 a?os de carrera profesional (y por lo menos tres de ellas bien conocidas por el p¨²blico espa?ol: Un lugar en la cumbre, Suspense y El gran Gatsby), Clayton permanece fiel en su filme a una manera de hacer cine que, para bien o para mal, constituye su marca de f¨¢brica.
Como pr¨¢cticamente todas sus pel¨ªculas anteriores, tambi¨¦n ¨¦sta es una cuidada, prolija y un tanto farragosa adaptaci¨®n de un texto literario previo, en este caso una novela de Brian Moore. La Judith Hearne del t¨ªtulo es una honorable-solterona irlandesa, hu¨¦rfana de una familia aristocr¨¢tica y prisionera; de una rigurosa educaci¨®n, religiosa y de la gratitud que cree deber a la memoria de una anciana t¨ªa, cuyo retrato, junto a una imagen del Sagrado Coraz¨®n, preside sus cada vez m¨¢s modestas habitaciones de pensi¨®n.Pero si algo caracteriza esta realizaci¨®n -sobria y acad¨¦micamente- dirigida por un cineasta que conoce su oficio, pero que se sit¨²a con prudencia dentro de los c¨®modos l¨ªmites de la gram¨¢tica m¨¢s tradicional (alguien podr¨ªa pensar que incluso un tanto televisiva)- es su aire ins¨®lita y progresivamente s¨®rdido. El malentendido principal sobre el que se construye todo el relato (una fortuna que Judith no posee, el inter¨¦s de un hombre maduro que ella interpreta como debido a sus virtudes, pero en realidad deudor de esa supuesta fortuna) da pie para la explicitaci¨®n de unos comportamientos mezquinos, de unos caracteres enfermizamente atormentados y para la creaci¨®n de una atm¨®sfera opresiva que se va adue?ando lentamente de la acci¨®n.
Como suele ser tambi¨¦n habitual en el cine de Clayton, buena parte del inter¨¦s de la pel¨ªcula radica en las estupendas actuaciones de su cast de actores. Un funcionalmente palurdo Bob Hoskins da la r¨¦plica adecuada al absoluto festival de una plet¨®rica Maggie Smith, dotada como siempre de unos recursos admirables, que borda un personaje construido absolutamente entorno a ella. La dif¨ªcil credibilidad que requiere Judith, siempre en el l¨ªmite entre su r¨ªgida educaci¨®n tradicional y el desborde pasional de su desequilibrada y alcoholizada personalidad, nace justamente de esa actuaci¨®n nunca desfalleciente, a pesar de que su presencia en pantalla abarca casi la totalidad de los largos 130 minutos que dura la pel¨ªcula.
El pr¨®ximo estreno de The Lonely Passion of Judith Hearne permitir¨¢ volver con m¨¢s detenimiento sobre esta pel¨ªcula, cuya inclusi¨®n en la inauguraci¨®n de la presente edici¨®n del festival barcelon¨¦s puede parecer un tanto excesiva: ni su oportunidad ni sus valores cinematogr¨¢ficos hac¨ªan prever tal posibilidad.
Con anterioridad al pase p¨²blico de la pel¨ªcula, y tras la ceremonia protocolaria de la inauguraci¨®n del festival a cargo del director de cine Jaime Camino, encargado de lanzar el ya tradicional grito de "?Acci¨®n!", el certamen rindi¨® homenaje a Charles Chaplin, en el centenario de su nacimiento. El filme elegido para tal ocasi¨®n es un ins¨®lito documento privado, una home movie rodada por el propio Chaplin en 1918 y rescatado del olvido por Kevin Brownlow, el historiador y restaurador ingl¨¦s autor de la serie televisiva Unknow Chaplin. How to Make Movies narra aparentemente un d¨ªa en la vida cotidiana de un Chaplin entonces en los inicios de su exitosa carrera. Los fragmentos m¨¢s claramente documentales, como los referidos al proceso de positivado de las pel¨ªculas protagonizadas por Charlot, se alternan con cuidados n¨²meros aparentemente improvisados ante la c¨¢mara por un Chaplin siempre vivaz y ocurrente. Trucos de ilusionismo y alg¨²n que otro momento decididamente logrado, como una monumental paliza propinada a uno de los sufridos extras habituales, se cuentan entre lo mejor de este breve documento, que el festival propuso como complemento a la magn¨ªfica exposici¨®n de objetos chaplinianos que se puede visitar en la Rambla de Catalu?a. La proyecci¨®n fue acompa?ada en vivo por el m¨²sico ingl¨¦s Adrian Johnston.
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