Doble moral
LA SENTENCIA del Tribunal Supremo de Estados Unidos sobre el aborto, hecha p¨²blica el lunes, representa un paso atr¨¢s con respecto a una libertad que est¨¢ asegurada, dentro de los tres primeros meses de embarazo, desde 1973. El fallo del alto tribunal permite, en esencia, que los distintos Estados adopten medidas restrictivas y penalizadoras que ahora no exist¨ªan. No es, a pesar de todo, tan dura como se esperaba y la misma indecisi¨®n de su redacci¨®n refleja la resistencia de una parte importante de la sociedad estadounidense a la campa?a moral -profundamente hip¨®crita en muchos de sus postulados- que inici¨® el presidente anterior y que contin¨²a Bush.Reagan emprendi¨® un denominado rearme moral, proclamado desde su primera campa?a electoral, contra lo que consideraba una descomposici¨®n de la sociedad. El abandono de algunos principios tradicionales que remiten al esp¨ªritu fundacional de la Uni¨®n era considerado como una de las causas de la decadencia -pol¨ªtica, econ¨®mica y social- que alcanz¨® su punto m¨¢s bajo durante la presidencia de Carter. La p¨¦rdida de influencia en el mundo ser¨ªa, seg¨²n esta visi¨®n ultraconservadora de la sociedad norteamericana, el trasunto de la p¨¦rdida de esos valores.
La batalla moralizante no era f¨¢cil porque la defensa intransigente que muchos norteamericanos hacen de sus libertades individuales tambi¨¦n est¨¢ profundamente enraizada en el esp¨ªritu de los fundadores de la Rep¨²blica, raz¨®n que explica en gran medida los contradictorios fallos hechos p¨²blicos por el Tribunal Supremo en s¨®lo unos d¨ªas. De forma que, para sacar adelante su campa?a, Reagan se aplic¨® a la tarea de modificar sustancialmente el equilibrio presente en el tribunal, del que han entrado a formar parte en la ¨²ltima d¨¦cada jueces de inequ¨ªvoco talante conservador.
De la hipocres¨ªa subyacente en esta campa?a moral da idea la reacci¨®n de Bush ante las ¨²ltimas sentencias: nada que oponer a la que permite ejecutar a menores de edad y disminuidos mentales y apelaci¨®n con toda su energ¨ªa a la que declar¨® que no es delictivo quemar la bandera de Estados Unidos; tambi¨¦n, el hecho de que quienes sufrir¨¢n los mayores rigores de esa moralizaci¨®n no ser¨¢n, ciertamente, los descendientes de aquellos fundadores, los wasp (siglas inglesas de blanco, anglosaj¨®n y protestante), sino las poblaciones negras e hispanas y las minor¨ªas marginales de las grandes urbes, caldo de cultivo de la utilizaci¨®n sexista de la mujer y de la delincuencia juvenil.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.