Navratilova, la plusmarquista; Graf, la sucesora
La estadounidense de origen checoslovaco Martina Navratilova, de 32 a?os de edad, lo ha conseguido todo en su vida ten¨ªstica y ya s¨®lo le queda redondear su biograf¨ªa antes de la retirada. Martina aspira hoy a ganar su noveno t¨ªtulo en Wimbledon y a superar as¨ª el r¨¦cord de ocho que comparte con Helen Wills Moody.Los datos est¨¢n a su favor, aunque en los ¨²ltimos tiempos ha perdido parte de la velocidad y la fuerza que le llevaron a dominar el tenis femenino durante este decenio. Martina ha ganado 17 t¨ªtulos del Grand Slam, (dos de Roland Garros, tres del Open de Australia, cuatro del Open de Estados Unidos y ocho de Wirribledon) y llega a los 51 si se suman a ¨¦stos sus triunfos en las pruebas de dobles femeninos y dobles rnixtos.
Pero a Martina le ha salido un grano muy molesto, la alemana occidental Steffi. Graf. Ella fue la primera que le derrot¨® en una final de Wimbledon -la novena que jugaba-, precisamente en la del a?o pasado. Graf rompi¨® una racha de 47 victorias de Navratilova en Wimbledon, iniciada en 1982. En 1988, Navratilova no gan¨® ning¨²n t¨ªtulo importante, pero, en el inicio de su decadencia, sigue teniendo los mejores golpes, el saque y la volea, para triunfar sobre la hierba.
Steffi Graf, con 20 a?os reci¨¦n cumplidos, ha asumido muy pronto -"demasiado pronto", debe de pensar Martina- la tarea de suceder a Navratilova como la n¨²mero uno mundial. En 1988 gan¨® los cuatro grandes y en 1989 todo apuntaba a que repetir¨ªa su paseo -gan¨® en Australia- cuando surgi¨® una animosa espa?ola, de nombre Arantxa y de apellidos S¨¢nchez Vicario, que le rompi¨® todos los planes establecidos en la final de Roland Garros.
Para Steffi la de hoy ser¨¢ la tercera final consecutiva en Wimbledon, siempre con la misma rival, y la d¨¦cima sucesiva en torneos del Grand Slam. En 1987 perdi¨® ante Martina por 2-6, 7-5 y 4-6 y en 1988 gan¨® por 5-7, 6-2 y 6-1. Graf tiene prisa por sumar ese tipo de victorias que se anotan en los libros, quiz¨¢ porque sabe que los buenos tiempos pueden acabarse pronto porque las m¨¢s j¨®venes llegan apretando fuerte.
La germana tiene un car¨¢cter ganador, pero su mejor superficie es el cemento. En la hierba su rev¨¦s cortado apenas hace da?o y se mueve muy mal en la red. As¨ª, debe basarlo todo en su saque y en su golpe de derecha.
Con todo, tiene otra buena raz¨®n para ganar: en la tribuna de invitados estar¨¢ su padre, que se enferma cada vez que su hija del alma pierde.
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