Los cuatro militares cubanos condenados a muerte, en manos del Tribunal Supremo

Las cuatro condenas a muerte dictadas contra los principales militares cubanos que acordaron operaciones de narcotr¨¢fico con el c¨¢rtel de Medellin han pasado a su ¨²ltima instancia, que debe emitir en breve el fallo definitivo. La reuni¨®n de oficio celebrada ayer por la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo, cuyas conclusiones no se han publicado, no modificar¨¢ el veredicto del juicio sumar¨ªsimo.

La suerte de los cuatro condenados a muerte el pasado viernes est¨¢ en manos del m¨¢ximo tribunal y, en ¨²ltima instancia, del propio Fidel Castro. Pero ning¨²n indicio oficial permite suponer hasta ahora que vayan a ser conmutadas las penas capitales impuestas al brillante general de las fuerzas armadas Arnaldo Ochoa y los tres veteranos oficiales del Ministerio del Interior que sumieron a la revoluci¨®n cubana en sus horas m¨¢s bajas, el capit¨¢n Jorge Mart¨ªnez Vald¨¦s, ayudante de Ochoa, el coronel Antonio de la Guardia y el comandante Amado Padr¨®n.Al contrario, el diario Granma, ¨®rgano del partido comunista, publica ¨²nicamente opiniones favorables a la aplicaci¨®n de la pena m¨¢xima.

En una parada con el general de divisi¨®n Ulises Rosales del Toro, presidente del tribunal de honor que degrad¨® a Ochoa, milicianos, tropa y guardafronteras del Ej¨¦rcito oriental expresaron su respaldo a la pena de muerte dictada el pasado viernes por el tribunal militar. Un redactor oficial dice que "los firmes defensores del oriente de? pa¨ªs, dejaron bien claro el apoyo indondicional y resuelto a la digna l¨ªnea y postura del partido, a los editoriales de Granma y, en especial, al comandante jefe Fidel Castro".

Las familias de los convictos efect¨²an discretas gestiones para hacer llegar al Palacio de la Revoluci¨®n sus invocaciones a la generosidad de Fidel Castro y al Consejo de Estado, facultado legalmente para cambiar la sentencia. P¨²blicamente nadie solicita misericordia para los cuatro militares ca¨ªdos en desgracia.

Sin embargo, en la calle y hogares cubanos no son pocos quienes piensan que debe perdonarse la vida de los procesados, sometidos a una acusaci¨®n p¨²blica y a una actuaci¨®n fiscal implacable. El Gobierno ha valorado todas las opciones, incluida la clemencia, pero los comentaristas oficiales piensan que no habr¨¢ piedad para los mandos militares y de Interior arrestados en un acuartelamiento militar. Algunos embajadores dijeron que no esperan muchas protestas intemacionales en el caso de que los reos sean ejecutados.