Penurias de un sistema
Al Miles Gloriosus de Plauto-Alonso de Santos no se le ve la gracia. Se ven, o se transparentan, otros motivos para su representaci¨®n, que son ajenos a los del p¨²blico, a los de la cultura y al arte teatral, y que corresponden al sistema que se ha ido creando. M¨¦rida tiene que programar sus cl¨¢sicos grecorromanos, y hace sus encargos o aceptaciones; se trabaja a la medida de su festival y de su autonom¨ªa, y luego parece que importa poco que el traje siente bien o mal. En esta obra se hacen sus cantos y loores a la ciudad, Em¨¦rita Augusta, en el tono del viva Cartagena que se hizo coloquial, y se introducen algunas modificaciones del mismo orden, como el breve canto a los valores de la mujer, tan ajenos a Plauto. Para que pase una producci¨®n hacen falta nombres, sobre todo nombres: el de Plauto, claro, y el de Alonso de Santos, que se ha ganado su fama de comedi¨®grafo por v¨ªas m¨¢s limpias; se colocan un par de estrellas de cine, como Maribel Verd¨² y Antonio Resines, que influir¨¢n en los que contratan y, pueden llevar p¨²blico. Y hasta una buena actriz de teatro, como Mag¨¹i Mira, aunque haya que reducirla a un papel muy por debajo de sus calidades. Luego se hace que el Ayuntamiento de Madrid compre este espect¨¢culo, y alg¨²n otro de otros festivales, tambi¨¦n de coyuntura y ocasi¨®n, de segunda mano, para cumplir con Veranos de la Villa. Pienso que aquella M¨¦rida y este Madrid deber¨ªan tener m¨¢s respeto para sus p¨²blicos, menos desd¨¦n. No pasa as¨ª. Hay un dinero -como se dice siempre, del contribuyente- que circula; ese dinero se reparte entre una profesi¨®n necesitada (algunos ganan m¨¢s que otros), y ya est¨¢.
Miles Gloriosus
De Plauto-Alonso de Santos. Int¨¦rpretes: Antonio Resines, Fernando Ransanz, Paco Pi?edo, F¨¦lix Navarro, Mundo Prieto, Maribel Verd¨², Fern¨²n N¨²?ez, Mag¨¹i Mira, Luisa Hurtado, Alfonso Blanco. Escenograf¨ªa: Danii¨¢n Gal¨¢n. Vestuario: Maite Alvarez. Direcci¨®n: Alonso de Santos. Veranos de la Villa, del Ayuntamiento de Madrid. Patio del Conde Duque, 19 de julio.
Reiteraci¨®n
Miles Gloriosus, queda dicho, no tiene ninguna gracia. El enredo, el vodevil de hace 2.000 a?os -que tuvo entonces el valor de la burla o de la s¨¢tira sobre personajotes y costumbres que le eran contempor¨¢neos, pero tambi¨¦n cr¨ªticas ya de su inconsistencia- es una tontuna que a nadie le importa nada. Alonso de Santos lo alarga; es reiterativo, cada cosa se cuenta y sucede dos, tres o m¨¢s veces; las frases ir¨®nicas no encajan, el decorado es feo, la acci¨®n es quieta, los actores no funcionan. Maribel Verd¨² no existe, Antonio Resines no sabe hacer teatro; Mag¨¹i Mira toma la responsabilidad de hacer los ¨²nicos esfuerzos profesionales para arrancar alguna risa a base de excesos de interpretaci¨®n; y entre todos consiguen apenas una funci¨®n de aficionados malos, teatralizada a la antigua para ver si por ese camino consigue algo. No brilla nada. Nadie consigue olvidarse del calor agobiante de la noche, del ruido de latas de bebidas resbalando por las gradas, del suelo, del aburrimiento.Ser¨ªa mejor que el Ayuntamiento no diera teatro en verano, si es que no sabe hacer otra cosa m¨¢s que recoger los residuos de otros festivales, obligados a su vez por los temas de sus programaciones especializadas y por el espectro gris y evanescente de la Dama Cultura, que debe hacerse notar en los programas, los reportajes, la televisi¨®n, que es aparentemente lo que importa (su captura a base de Maribel Verd¨², por ejemplo, es un factor lamentable). Para eso, finalmente, est¨¢n pagando. Nadie parece decidido a ir m¨¢s all¨¢, a hacer una criba de lo que se encarga, a ser capaz de rechazar un espect¨¢culo que, como ¨¦ste, no es presentable.
El p¨²blico acudi¨® en masa: desde mucho tiempo antes hab¨ªa colas ante la taquilla. Parte de ese p¨²blico se llam¨® a enga?o, y emiti¨® protestas al final de la representaci¨®n. Los aplausos fueron, sin embargo, suficientes para que Alonso de Santos saliera a saludar con los actores.
Babelia
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