Toreros de ?ay, ay, ay!

?NGEL CEBRI?N El clamor popular se inclina generalmente, en las ferias, hacia los toreros de ?ay, ay, ay! Por eso, ¨¦stos, entre sustos y desplantes, entre gestos y ademanes, obtienen incluso trofeos. Fue el caso de Rafael de la Vi?a.

Tambi¨¦n, casi, el de Espartaco, sobre todo toreando a su primero tan despegado como le daba de s¨ª el brazo. Pues mientras que citaba de muleta en la plaza de Cuatro Caminos al toro, ¨¦ste acababa en Pedre?a, tras el remate. No fue s¨®lo una vez, sino varias, y a pocos llam¨® la atenci¨®n puesto que tambi¨¦n en Santander gustan, y un mont¨®n, los circulares, y si es con sonrisa, tras el remate del de pecho, entonces la plaza se viene abajo.

Con los toros de Joaqu¨ªn Buend¨ªa el tercio de varas estaba de m¨¢s, pues con pies sal¨ªan, cierto, para de seguido desinflarse al ver el peto. Los hubo con nobleza, pero todos con las fuerzas tan justitas como para aguantar a duras penas la lidia.

Como Julio Robles no es torero de ?ay, ay, ay!, sino que torea con la majestuosidad del arte verdadero, se hace poco llamativo al gran p¨²blico de feria, aunque realice, como ayer, lo m¨¢s torero de la tarde, y tambi¨¦n lo m¨¢s feo al atravesar con la espada a su segundo. Impecable, sin embargo, su toreo de ver¨®nica: excelente de temple, empapando la embestida y marcando el comp¨¢s con aut¨¦ntico deleite.

Muleteo selecto

A destacar fue eso ante el cuarto, un c¨¢rdeno cuajadillo que blande¨® nada m¨¢s ver el caballo. Aplic¨® Robles muleteo selecto: suavidad en el derechazo, tray¨¦ndoselo impecable y ce?ido. Dos naturales largos le quedaron pintureros. Con su primero dibuj¨® el trincherazo, en ocasiones de cartel, y de eso se habla hoy en Santander.

Gust¨® Espartaco a la concurrencia ante el noble quinto, carret¨®n aut¨¦ntico, y desgran¨® naturales, juntas las zapatillas y de frente, en este caso sin la fea separaci¨®n del toro, como hiciera ante su primero. A pesar de todo, y a lo largo de la tarde, meti¨® pico, descarg¨® la suerte y todo eclipsado qued¨® por su arrolladora simpat¨ªa para con el tendido.

Rafael de la Vi?a, descentrado y el¨¦ctrico en ocasiones, bail¨® las zapatillas ofreciendo un pseudotoreo entre tremendista y bullangero, que proporcion¨® m¨¢s de un ¨ªay, ay, ay! en el tendido, dando identidad de su quehacer a una plaza que, como en la corrida inaugural de la feria el pasado mi¨¦rcoles, volvi¨® a estar abarrotada de p¨²blico.