El compromiso
LA ELECCI?N del general Wojciech Jaruzelski como presidente casi democr¨¢tico de Polonia viene a ser un compendio de las paradojas y contradicciones que han acompa?ado el original proceso hacia la democratizaci¨®n del r¨¦gimen comunista de Varsovia. Porque el general Jaruzelski, eternamente atrincherado tras sus gafas oscuras, fue el hombre que impuso el toque de queda e ilegaliz¨® a Solidaridad en 1981, pero fue tambi¨¦n quien evit¨® una intervenci¨®n directa de la Uni¨®n Sovi¨¦tica de Breznev en los asuntos polacos. El hoy presidente por elecci¨®n no fue tan lejos como para aceptar para los pr¨®ximos a?os un sistema democr¨¢tico pleno, pero sin su presencia hubiese sido m¨¢s dificil que el POUP (partido comunista polaco) se hubiese avenido a hacerse el harakiri admitiendo el fin de su monopolio pol¨ªtico del poder.El colmo de la contradicci¨®n es que el general Jaruzelski haya sido elegido para la jefatura del Estado como representante de una fuerza pol¨ªtica (el propio POUP) que fue literalmente barrida en las primeras elecciones parcialmente libres que se celebraron en Polonia en los ¨²ltimos 50 a?os. Solidaridad podr¨ªa haber impuesto probablemente su propio candidato, en solitario o con la colaboraci¨®n de otras fuerzas menores no comunistas, pero prefiri¨® ceder el protagonismo al partido comunista en una etapa de transici¨®n en el que ser¨¢ puesto a prueba el funcionamiento de unas instituciones s¨®lo parcialmente democr¨¢ticas. Pero le hubiera gustado que el candidato fuera alguien muy distinto de quien, al final de cuentas, simboliza la represi¨®n de la primera hora de Solidaridad.
El extremo de la paradoja es que el candidato comunista haya sido elegido presidente de la rep¨²blica gracias precisamente a la ausencia deliberada, o al voto nulo intencionado, de casi 20 diputados de la oposici¨®n. La maniobra permiti¨® en ¨²ltima instancia que el general Jaruzelski fuera elegido por un solo voto m¨¢s del qu¨®rum requerido.
Cuando, el pasado 4 de junio, Solidaridad gan¨® por goleada los esca?os de la Dieta reservados al libre juego democr¨¢tico y obtuvo una mayor¨ªa abrumadora en el Senado, la sensatez y la prudencia fueron las primeras reacciones de sus dirigentes. Polonia se acost¨® como dictadura y se levant¨® como democracia de la noche a la ma?ana. Quedaba, a partir de esos comicios, un largo camino que recorrer, y es evidente que ese camino no pod¨ªa ser asumido en solitario por una fuerza de oposici¨®n con un apoyo electoral ampliamente mayoritario, pero escasamente estructurada y sin una plataforma pol¨ªtica totalmente definida.
De forma que la elecci¨®n del mi¨¦rcoles por la noche es la primera prueba efectiva de que la oferta de colaboraci¨®n enunciada por los l¨ªderes de Solidaridad en las horas siguientes a las elecciones no forma parte de un simple ejercicio de ret¨®rica pol¨ªtica. Ello no quiere decir que se trate de una cooperaci¨®n sin contrapartidas. El hecho mismo de facilitar con su maniobra la elecci¨®n de Jaruzelski convierte autom¨¢ticamente su designaci¨®n en una especie de compromiso, y a ¨¦l, en algo m¨¢s que el presidente electo en representaci¨®n del partido comunista.
El dirigente de Solidaridad Lech Walesa as¨ª lo expres¨® poco despu¨¦s de la sesi¨®n de la Asamblea Nacional: Jaruzelski ha sido elegido para realizar una pol¨ªtica nacional y no una pol¨ªtica partidista. Los t¨¦rminos concretos del compromiso tambi¨¦n fueron adelantados por el representante m¨¢ximo de la oposici¨®n: el presidente electo debe emprender las reformas necesarias para que se puedan celebrar unas elecciones legislativas libres en el plazo de cuatro a?os y unas elecciones presidenciales directas en el plazo de seis. La enmienda constitucional del pasado 7 de abril confiere al nuevo presidente poderes suficientes como para no sentirse reh¨¦n de ninguna fuerza que quiera oponerse a las reformas. As¨ª pues, los t¨¦rminos de ese pacto impl¨ªcito est¨¢n bastante claros. De la voluntad pol¨ªtica de ambas fuerzas depende que se cumpla.
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