Perfecci¨®n
Por una vez, y sin que sirva de precedente, el jazz pas¨® a ocupar un segundo plano en el festival de Vitoria y el calor se convirti¨® en el verdadero protagonista de la velada. Un calor sofocante que si en el exterior era molesto, en el interior de Mendizorroza alcanz¨® cotas insoportables. Sin duda, fue ese mismo calor el que desvi¨® a una parte de la potencial clientela a piscinas, locales climatizados o, sencillamente, a la casera y refrescante ba?era; por suerte para nuestra salud, el polideportivo alav¨¦s no se llen¨®, un Mendizorroza abarrotado hubiese sido el mism¨ªsimo infierno.El orden coherente de la noche se alter¨® por expresa voluntad del Modern Jazz Quartet, que decidieron salir los primeros y demostrar -lo llevan haciendo m¨¢s de 35 a?os-, que s¨®lo una palabra puede aplicarse a su arte esc¨¦nico: perfecci¨®n.
Eddie Daniels, Kenny Drew Tr¨ªo y Modern Jazz Quartet
Eddie Danieis (clarinete), Kenny Drew (plano), Nieis-Herining Orsted-Pedersen (contrabajo), Albin Queen (bater¨ªa). Modem Jazz Quartet: John Lewis (piano), Milt Jackson (vibr¨¢fono), Percy Heath (contrabajo), Connie Kay (bater¨ªa). Polideportivo de Meridizorroza. Vitoria, 20 de julio.
El cuarteto, como es la norma de sus ¨²ltimas actuaciones, le dedic¨® el concierto a Duke Ellington y el recuerdo se convirti¨® en mucho m¨¢s que homenaje, en revisiones magistrales de temas corno Rocking and rhythm o Sepia panorama. El Modern. Jazz Quartet toma los temas del Duque y los desmenilza hasta convertirlos en un juego de peque?os ritmos y sensaciones casi m¨¢gicos. Lewis y Jackson intercalaron sus propias composiciones recordando tambi¨¦n a Ellington y consiguiendo que ese equilibrio siempre cr¨ªtico entre vibr¨¢fono y piano emocionara a sus m¨¢s fieles seguidores.
El set acab¨®, una vez m¨¢s, con la reciente suite de Lewis dedicada a la ciudad de Dubrovnik. Delicadeza, sexualidad, abstracci¨®n e impresionismo se combinan en los dedos de Lewis con una de las t¨¦cnicas pian¨ªsticas m¨¢s sutiles y depuradas del mundo del jazz. Mientras tanto, Jackson derrochaba dinamismo juvenil y regalaba el swing a manos llenas, Heath se erig¨ªa como ejemplo de perfeci¨®n sonora y Kay demostraba que la bater¨ªa tambi¨¦n puede ser un instrumento fr¨¢gil y susurrante.
La segunda parte la ocup¨® Eddie Daniels con el. tr¨ªo de Kenny Drew. Daniels es un gran instrumentista, maneja su clarinete con aut¨¦ntica maestr¨ªa, pero se pierde en su propia t¨¦cnica. Adem¨¢s, esa noche ten¨ªa a sus espaldas a uno de los monstruos deljazz actual y la confrontaci¨®n no le fue nada favorable: NielsHenning Orsted-Pedersen (NHOP) barri¨® al l¨ªder de la velada desde su primer solo. El contrabajista dan¨¦s demostr¨® que en cada una de sus notas pod¨ªa explicar una historia, mientras que Daniels ten¨ªa que emplear mil notas para no decir nada.
Fue la gran noche de NHOP. Bord¨® una serie de solos, perfectamente escoltado por un Kennny Drew lleno de ideas y un Albin Queen explosivo, un tr¨ªo a tener muy en cuenta.
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