Bienvenida, Austria

EL LUNES pasado, el ministro austriaco de Exteriores, Alois Mock, entreg¨® en Bruselas a su hom¨®logo franc¨¦s, Roland Dumas, la petici¨®n oficial de su pa¨ªs de ingresar en la Comunidad Europea (CE). La iniciativa de Austria abre as¨ª un nuevo frente en el proceso de construcci¨®n de una Europa unida: el de los pa¨ªses neutrales o que voluntariamente permanecieron al margen de la CE y que, tras los profundos cambios registrados tanto en el Este como en el Oeste, han quedado en una especie de tierra de nadie.Dos factores han incitado a Viena a presentar esta solicitud: el avance de la perestroika y el convencimiento de que su pr¨®spera econom¨ªa ser¨ªa a¨²n m¨¢s boyante si formase parte de la CE. Mosc¨² sostiene oficialmente que la neutralidad austriaca, recogida en la Constituci¨®n de 1955 y de la que la URS S es garante, es incompatible con su pertenencia a la CE. Pero en ulteriores conversaciones con Mock, el ministro sovi¨¦tico de Exteriores, Edvard Shevardnadze, ha dejado claro que no se opondr¨ªa a la adhesi¨®n.

En la carta entregada a la presidencia francesa de la CE, el Gobierno austriaco se?ala que el "estatuto de neutralidad permanente reconocido internacionalmente deber¨¢ ser mantenido". Seg¨²n Mock, esto significa dos cosas: que Austria no puede formar parte de una alianza militar y que no puede acoger a tropas extranjeras en su territorio. Pero s¨ª podr¨ªa, en cambio, seg¨²n declar¨® a la Prensa, adoptar, junto con sus futuros socios comunitarios, sanciones como las que fueron aplicadas en 1982 contra una Uni¨®n Sovi¨¦tica que alent¨® la instauraci¨®n de la ley marcial en Polonia.

Para acabar de convencer a sus futuros socios europeos, Mock ha repetido hasta la saciedad que como Austria es rica (su renta per c¨¢pita se sit¨²a por delante de Holanda, B¨¦lgica, Reino Unido y los pa¨ªses mediterr¨¢neos de la CE) ser¨ªa, obviamente, contribuyente neto a las arcas comunitarias. Adem¨¢s no, tiene prisa por empezar la negociaci¨®n. ?sta se iniciar¨ªa, "como pronto, cuando est¨¦ acabado el mercado ¨²nico", a finales de 1992, explic¨® el propio Mock.

Una buena parte de los socios comunitarios no acaba de creerse las promesas de Mock sobre la neutralidad. El ministro belga de Asuntos Exteriores, Mark Eyskens, fue el ¨²nico que lo dijo abiertamente el lunes. Pero B¨¦lgica no est¨¢ sola en sus objeciones. Francia teme, por ejemplo, que la neutralidad austriaca suponga un problema a la hora de llevar adelante la uni¨®n pol¨ªtica de la CE. La misma Francia y el Reino Unido entienden que con Austria dentro de la Comunidad, ¨¦sta no podr¨¢ nunca llegar a ocuparse de cuestiones de seguridad y defensa. Otro gran adversario de Austria es Jacques Delors. El principal valedor de Austria es, obviamente, Alemania Occidental, que est¨¢ segura de poder contar con un fiel aliado en la CE. A pesar de que es una decidida partidaria de la uni¨®n pol¨ªtica, Italia es tambi¨¦n favorable al ingreso de Viena.

El estatuto de neutralidad no puede ser un obst¨¢culo para la pertenencia a la CE en un momento en que el mapa estrat¨¦gico de Europa est¨¢ cambiando sustancialmente. La Comunidad cuenta ya con un miembro neutral, Irlanda, el ¨²nico Estado de la CE que no pertenece a la Alianza Atl¨¢ntica. La petici¨®n de incorporaci¨®n de Austria debe ser saludada, pues, por quienes piensan que la construcci¨®n europea deber¨¢ ir m¨¢s all¨¢ de los estrictos l¨ªmites ahora establecidos.