La base lunar anunciada por EE UU costar¨ªa 47 billones de pesetas
El presidente de Estados Unidos, George Bush, pidi¨® el pasado jueves en p¨²blico a su vicepresidente, Dan Quayle, que determine en un plazo de seis meses cu¨¢nto dinero costar¨ªa llegar a la Luna e instalar all¨ª una base permanente. Bush tambi¨¦n quiere tener sobre su mesa lo antes posible el presupuesto para llegar a Marte, el planeta rojo. Seg¨²n los primeros c¨¢lculos del Consejo Nacional del Espacio, el precio de so?ar con la Luna es de 400.000 millones de d¨®lares (47 billones de pesetas). El problema ahora es buscar el dinero.
Los dem¨®cratas acusan a Bush de estar m¨¢s interesado en la carrera espacial militar que en la carrera espacial civil, cient¨ªfica y tradicional que marc¨® los a?os 60 y 70.Los pacifistas y los cient¨ªficos de la NASA le dir¨ªan a Bush que si en realidad necesita ese dinero y no sabe d¨®nde encontrarlo la mejor forma de conseguirlo ser¨ªa anulando algunos programas armament¨ªsticos, por ejemplo, la construcci¨®n de 132 superbombarderos B-2, el avi¨®n invisible. Con ello la Administraci¨®n estadounidense ahorrar¨ªa 700.000 millones de d¨®lares, que se podr¨ªan dedicar a la conquista de Marte y a la instalaci¨®n de una base en la Luna. Si Bush anulara la fabricaci¨®n en cadena de los B-2, incluso le sobrar¨ªan 300.000 millones de d¨®lares.
Es dif¨ªcil sin embargo que eso ocurra; de ah¨ª que los americanos hechizados por la luz de la Luna y que sue?an con nuevas conquistas espaciales deber¨¢n esperar alg¨²n tiempo hasta que el presidente decida dar luz verde a nuevas aventuras tripuladas por el sistema solar.
D¨¦ficit
EE UU se halla en estos momentos estrangulado econ¨®micamente por un d¨¦ficit presupuestario que no s¨®lo afecta a las clases sociales m¨¢s bajas, sino tambi¨¦n a proyectos tan pac¨ªficos como el env¨ªo de misiones cient¨ªficas al espacio.El pasado jueves, cuando Bush anunci¨® en el Museo del Aire y del Espacio "en el siglo XXI volveremos a la Luna para quedarnos y para desde all¨ª ir a Marte", el presidente no so?aba en un futuro, como le ocurri¨® a John Kennedy cuando en 1961 anunci¨® la conquista del sat¨¦lite, en el que un americano fuera el primero y en el que los cient¨ªficos fueran capaces de garantizar su retorno a la Tierra. Bush est¨¢ mucho m¨¢s preocupado con los ternas de defensa y en c¨®mo solucionar el desajuste presupuestario que trajo consigo la euforia nacionalista de la revoluci¨®n Reagan.
La celebraci¨®n del vig¨¦simo aniversario de la llegada del hombre a la Luna -20 de julio de 1969- ha destapado el deseo popular de seguir expandiendo la frontera americana. Sin embargo, pocos saben de qu¨¦ servir¨ªa regresar all¨ª y qu¨¦ aportar¨ªa a los humanos la conquista de Marte.
Algunos expertos han recomendado a Bush que no se descarte la colaboraci¨®n espacial con la Uni¨®n Sovi¨¦tica, aunque todo parece indicar que los americanos quieren llegar a Marte sin compartir la gloria.
Los primeros movimientos para conseguir volver a la Luna, surgieron en 1986, cuando la Comisi¨®n Nacional del Espacio, creada por el congreso, pidi¨® el establecimiento de una base permanente en la Luna, algo factible y necesario si se quer¨ªa pensar en la exploraci¨®n del sistema solar y otros sistemas m¨¢s lejanos. La NASA realiz¨® sus propios estudios y lleg¨® a la misma conclusi¨®n que la citada comisi¨®n: que el hombre debe volver a la Luna para quedarse y seguir subiendo.
La NASA cree que una base permanente en la Luna permitir¨ªa desarrollar todo tipo de experimentos sobre los materiales que se necesitar¨ªan para alcanzar nuevos planetas. La resistencia humana tambi¨¦n podr¨ªa ponerse a prueba en la Luna.
Uno de los objetivos de las misiones no tripuladas previas al establecimiento de la base lunar ser¨ªa la de buscar agua helada en los cr¨¢teres situados en los polos de la Luna. El agua, si existe, proporcionar¨ªa la posibilidad de mantener la vida y ser¨ªa una fuente de hidr¨®geno para el combustible de los cohetes.
La NASA quiere realizar una investigaci¨®n a distancia de la Luna en 1992, 500 a?os despu¨¦s de que tres naves de madera y tela capitaneadas por Crist¨®bal Col¨®n realizaran el primer gran paso de la Humanidad descubriendo Am¨¦rica.
En esta ocasi¨®n la sonda Galileo, que ser¨¢ lanzada el pr¨®ximo mes de octubre, no se detendr¨¢ en la Luna, cerca de la cual pasar¨¢ en 1992, porque su objetivo ser¨¢ J¨²piter. Se espera que sus sensibles y complejos instrumentos puedan captar la presencia de hielo en la Luna por el simple reflejo de la luz de las estrellas.
Una segunda sonda, el Observador Lunar, que ser¨¢ lanzada en 1997, orbitar¨¢ alrededor del sat¨¦lite buscando agua y analizando su geolog¨ªa, adem¨¢s de localizar los mejores lugares para los alunizajes.
La cara oculta
La NASA cree que el mejor lugar para instalar las bases lunares se halla situado en la cara oculta del sat¨¦lite, ya que ¨¦sta es mucho m¨¢s tranquila, s¨ªsmicamente estable y m¨¢s alejada del campo electromagn¨¦tico de la Tierra. La base de la Luna, con astronautas y cient¨ªficos en su interior, podr¨ªa estar funcionando en el a?o 2005. Si ese sue?o se convirtiera en realidad, se podr¨ªan estudiar nuevas formas de explotaci¨®n mineral. Tambi¨¦n se podr¨ªan realizar intentos de extracci¨®n de gas de las rocas, ya que poseen un alto porcentaje de ox¨ªgeno (41 %). ?sa ser¨ªa la base para hacer funcionar los reactores nucleares que suministrar¨ªan electricidad a las casas y laboratorios lunares.
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