Mitterrand: "Ser¨¢ dif¨ªcil construir la 'casa com¨²n' europea"
El presidente franc¨¦s afirma que la uni¨®n econ¨®mica y monetaria ser¨¢ la prioridad de su mandato al frente de la Comunidad
EL PA?S Pregunta. Coincidimos todos en que no podemos dejar de preguntarle al presidente del Consejo de Ministros de Europa qu¨¦ ha deducido de lo que Gorbachov afirma desear de esta Europa, y por qu¨¦ considera que es un deber ayudar al l¨ªder sovi¨¦tico.
Respuesta. La perestroika, es decir la reconstrucci¨®n, es una definici¨®n de la pol¨ªtica interior sovi¨¦tica. Se trata de un concepto distinto del de la casa com¨²n, aunque ambos sean complementarios y se inscriban en un mismo marco de actuaci¨®n. ?Acaso podemos desear algo mejor que el fin de los muros que dividen Europa, que comunicarnos, intercambiar, visitarnos y colaborar entre europeos? Lo importante es que esta actuaci¨®n, ya sea considerada t¨ªmida o demasiado audaz, vaya en el inter¨¦s com¨²n.
P. Pensamos que al hablar as¨ª tomaba usted partido en el debate que plantea si los sovi¨¦ticos est¨¢n capacitados o no para sacar provecho de la ayuda que se les proporcione, teniendo en cuenta su fracaso econ¨®mico.
R. El t¨¦rmino ayuda no es el adecuado, no se trata de ayudar, sino, como acabo de decir, de invertir, de intercambiar, de crear sociedades mixtas, de construir marcos. En mis conversaciones con Gorbachov, esta creaci¨®n de marcos y de agentes econ¨®micos me ha parecido su fundamental preocupaci¨®n. Porque con ello se brinda una oportunidad a?adida de ¨¦xito al experimento actual. Al menos eso espero.
P. ?Y respecto a la casa com¨²n?
R. Es una bonita f¨®rmula y un buen proyecto. Pero el mundo comunista europeo es por naturaleza muy diferente de nuestros modos de pensamiento y de vida occidentales. Ser¨¢ dificil construir y administrar la copropiedad de esta casa com¨²n. Pero considero que en s¨ª, la perspectiva es deseable. En la pr¨¢ctica no basta con una casa com¨²n, hay que saber lo que se mete dentro.
P. ?Piensa que es posible la reunificaci¨®n de Alemania?
R. Desde luego. Reunificar Alemania es la preocupaci¨®n de todos los alemanes. Es bastante comprensible. Y este problema, que surgi¨® hace 45 a?os, va creciendo a medida que Alemania cobra importancia: esto es un hecho en la vida econ¨®mica y est¨¢ en curso en la vida pol¨ªtica.
P. ?Podr¨ªa sentirse tentada la Rep¨²blica Federal de Alemania de mirar m¨¢s al Este que a los pa¨ªses de la Comunidad?
R. ?Una especie de b¨¢scula alemana que se inclinara hacia los pa¨ªses del Este? No creo. No es de extra?ar que la RFA quiera mantener mejores relaciones con la Uni¨®n Sovi¨¦tica y con sus pa¨ªses vecinos. Su geograf¨ªa y su historia le empujan a ello. No creo que eso sea motivo de esc¨¢ndalo ?A Alemania no le interesa cambiar de aliados ni sacrificar su pol¨ªtica europea por una reunificaci¨®n para la que la URSS no est¨¢ preparada! Y no tiene intenci¨®n de hacerlo, o eso creo.
P. ?Ha tratado esta cuesti¨®n con el presidente Gorbachov?
R. Las aspiraciones unitarias de los alemanes me parecen leg¨ªtimas. Pero s¨®lo son posibles de forma pac¨ªfica y democr¨¢tica.
P. ?Pero cree que el veto sovi¨¦tico sigue siendo el mismo?
R. No s¨¦ si se puede hablar de veto. Recuerden el texto del comunicado publicado a ra¨ªz del encuentro en Bonn entre Gorbachov y Kohl. Me pareci¨® sentir que la mejora del clima entre estos dos pa¨ªses no va a implicar modificaci¨®n de fondo alguna en su diplomacia.
La cuesti¨®n alemana
P. Se?or presidente ?cree en la posibilidad de que la cuesti¨®n alemana se resuelva sin un acuerdo por parte de todos los pa¨ªses europeos?
R. No. No sin tener en cuenta a todas las potencias que en la actualidad se encargan de garantizar el cumplimiento de los tratados y la seguridad de Alemania Occidental. Es justo que los alemanes sean libres de elegir. Pero el consentimiento mutuo entre la Uni¨®n Sovi¨¦tica y las potencias occidentales precisar¨ªa un verdadero di¨¢logo.
P. ?La discusi¨®n abierta a ra¨ªz de la visita de Gorbachov a Alemania sobre el derecho de los pueblos a la autodeterminaci¨®n es el camino adecuado para alcanzar una soluci¨®n?
R. Lo que est¨¢ claro es que no se pueden utilizar f¨®rceps -por emplear una expresi¨®n m¨¦dica- para convertir este derecho en un hecho. En primer lugar tendr¨¢n que ponerse de acuerdo los dos Gobiernos alemanes. Ninguno de los dos pa¨ªses alemanes puede imponer sus puntos de vista al otro. Este aspecto interalem¨¢n es fundamental. Y los dirigentes de Alemania Occidental, aquellos con los que me he entrevistado, nunca han pretendido llegar a la unificaci¨®n si eso supone aumentar las tensiones en Europa.
P. ?No hay un cierto alejamiento de la Rep¨²blica Federal de Alemania con respecto a Occidente? ?No est¨¢ tratando de desempe?ar un papel particular, lo que se ha dado en llamar el SonderWeg, es decir, mirar m¨¢s hacia la Mittel-Europa y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, incluso con riesgos de ir hacia la neutralidad?
R. Los buenos observadores de la situaci¨®n en Alemania Occidental observan un verdadero movimiento en la opini¨®n. Yo no puedo opinar m¨¢s que en base a lo que leo y oigo. Pero nada conduce a decir que los responsables pol¨ªticos, el Gobierno, el canciller, hayan adoptado otra postura. Mucho menos cuando la pol¨ªtica europea de la RFA en el seno de la Comunidad de los doce sigue siendo igual de activa. No hace falta que le repita lo que ya he contestado respecto a la situaci¨®n geogr¨¢fica de Alemania y a su pasado hist¨®rico. Francia se ve impulsada hacia una pol¨ªtica mediterr¨¢nea porque tiene una ventana abierta al Mediterr¨¢neo, a ?frica y al Pr¨®ximo Oriente. ?Qui¨¦n podr¨ªa reprochar a Alemania que mire al Este, hacia Polonia, la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Checoslovaquia? Es natural que Alemania, hoy convertida de nuevo en una gran potencia econ¨®mica, una de las primeras del mundo, desee aumentar tambi¨¦n su importancia pol¨ªtica. Nada de eso me sorprende. Es un dato que sumo a la idea que me hago de la pol¨ªtica europea y mundial, y esto me incita al mismo tiempo a reforzarlos medios y la presencia de Francia en el concierto de las naciones.
P. ?Qu¨¦ opina sobre el proyecto de uni¨®n econ¨®mica y monetaria?
R. Soy totalmente partidario de esta uni¨®n. Supondr¨¢ necesariamente la creaci¨®n de una moneda com¨²n, luego de un organismo regulador, que ser¨¢ un banco central. Esta orientaci¨®n, anterior a mi llegada a la presidencia de la Rep¨²blica, sigue siendo la que defiendo. ?C¨®mo puede imaginarse una comunidad pol¨ªtica sin una comunidad econ¨®mica y monetaria? Todo esto surge por pura l¨®gica. Soy totalmente partidario de la Europa pol¨ªtica, y en este sentido, deseo dar cuerpo y vida a la uni¨®n econ¨®mica y monetaria, como paso intermedio obligatorio. Gran Breta?a se niega a aceptar una moneda com¨²n y un banco com¨²n, si nos atenemos a los prop¨®sitos de la se?ora Thatcher. Es posible que uno o dos Estados m¨¢s de la Comunidad tengan las mismas reticencias. Pero el Reino Unido puede evolucionar. La se?ora Thatcher se mostr¨® hostil a los acuerdos de Fontainebleau. Fue hostil a la convocatoria, en Mil¨¢n, en junio de 1985, de una conferencia intergubernamental para la negociaci¨®n de un nuevo tratado, que habr¨ªa de convertirse en el Acta ¨²nica. Seis meses m¨¢s tarde, en Luxemburgo, se opuso hasta los ¨²ltimos cinco minutos a la concertaci¨®n del Acta ?nica. Al final, y tras un debate muy duro, muy dif¨ªcil, prevaleci¨® el acuerdo. Lo mismo ocurri¨® en el Consejo Europeo de Hannover y, a fin de cuentas, la elecci¨®n del Reino Unido sigui¨® siendo europea. No se puede decir de antemano que con la uni¨®n econ¨®mica y monetaria no vaya a ocurrir lo mismo. En Madrid, bajo la presidencia de Felipe Gonz¨¢lez, se decidi¨® la celebraci¨®n de una conferencia intergubernamental despu¨¦s del 1 de julio de 1990 y el inicio, el a?o que viene, de la primera fase que habr¨¢ de conducir hacia la uni¨®n econ¨®mica y monetaria. ?Por qu¨¦ una conferencia intergubernamental? Porque lo que no puede realizarse entre 12 puede realizarse entre 11, o 10, o 9. No deseo que ocurra as¨ª. Se crear¨ªa una nueva situaci¨®n pol¨ªtica que puedo intuir desde ahora. Cada uno de los doce, incluido el Reino Unido, est¨¢ ligado a la Comunidad. Elijamos el entendimiento. Pero si ¨¦ste no se logra, aceptemos seguir adelante con quien est¨¦ preparado.
Plan Delors
P. ?No excluye usted la posibilidad de un nuevo tratado entre menos de 12 Estados?
R. No la excluyo.
P. ?Qu¨¦ opina del Plan Delors?
R. Es un excelente trabajo. En conjunto estoy de acuerdo con ¨¦l. Por supuesto, podr¨ªa hacer alguna observaci¨®n sobre tal o cual parte del informe. Pero este informe ha sido adoptado en Madrid como base de trabajo. Y est¨¢ bien que as¨ª sea.
P. En Madrid dijo que si no existiera un proceso evidente que condujera hacia la moneda com¨²n y el banco central no estar¨ªa de acuerdo con la libre circulaci¨®n de capitales...
R. En Madrid se acord¨® la celebraci¨®n de una conferencia intergubernamental que habr¨¢ de definir la uni¨®n econ¨®mica y monetaria. Si no se hubiese acordado este encuentro, ?por qu¨¦ iba a haber aceptado Francia la total liberalizaci¨®n de los movimientos de capitales? Francia rechaza todo aquello que pueda reducir Europa a ¨¢rea de libre cambio.
P. ?Se refiere a que no puede haber liberalizaci¨®n de la circulaci¨®n de capitales sin una mayor coordinaci¨®n?
R. S¨ª. El proceso no puede iniciarse porque a algunos les gusten ciertas cosas e interrumpirse en cuanto a ¨¦stos les disguste algo. Por lo dem¨¢s, observo que la liberalizaci¨®n de los movimientos de capitales no representa un gran sacrificio para Francia. Ya hemos suprimido lo fundamental del control de cam bios. Nuestra moneda es s¨®lida, nuestra econom¨ªa funciona, no nos asusta este plazo. Pero es una cuesti¨®n de principios.
P. ?La liberalizaci¨®n de los capitales debe ir a la par de la armonizaci¨®n fiscal?
R. S¨ª. Debemos equiparar nuestros reg¨ªmenes tributarios en cuanto a la renta del capital.
P. ?En qu¨¦ sentido?
R. Necesitamos unas reglas del juego equilibradas, comprensibles y que sean respetadas. No podemos tender hacia una Europa en la que se paguen impuestos sobre la renta del trabajo y no sobre la renta del capital. Lo cual no significa que el ahorro no deba quedar menos sujeto a impuestos de lo que lo est¨¢ hoy en Francia, pues es fundamental para la inversi¨®n y la creaci¨®n de empleo. Pero habr¨¢ que cuidar de que la liberalizaci¨®n de los capitales no implique un aumento del fraude, el blanqueo de dinero negro. En definitiva, no podemos consentir determinadas medidas que en s¨ª no nos gustan nada, si nos parece que se mantiene el equilibrio general.
Poderes para Europa
P. ?C¨®mo ve el futuro a nivel pol¨ªtico? ?No habr¨ªa que dar m¨¢s poderes al Parlamento Europeo?
R. Esa decisi¨®n ya est¨¢ especificada en el Acta Unica de Luxemburgo, adoptada en 1985. Contrariamente a lo que se piensa y se dice el Acta Unica no es s¨®lo econ¨®mica. Tiene disposiciones que ampl¨ªan las competencias del Parlamento.
P. ?No habr¨ªa que revisar el equilibrio de poderes entre el Parlamento y el Consejo?
R. S¨ª.
P. ?Cu¨¢les son sus prioridades?
R. La uni¨®n econ¨®mica y monetaria, el derecho social europeo, una protecci¨®n com¨²n del medio ambiente, una pol¨ªtica audiovisual com¨²n y la Europa de los ciudadanos. Tambi¨¦n debemos hacer que progresen las relaciones de la Comunidad con el resto del mundo, con los pa¨ªses de la EFTA, los de la Convenci¨®n de Lom¨¦ (del Caribe, del Pac¨ªfico y sobre todo de ?frica), con terceros pa¨ªses, con los del Este.
P. ?Qu¨¦ impulso piensa dar a la Carta Social, cuya presentaci¨®n parece haberse retrasado?
R. En Madrid, Felipe Gonz¨¢lez nos hizo tomar la decisi¨®n de celebrar una conferencia intergubernamental en el segundo semestre de 1990 para tratar el tema de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria. Todav¨ªa no se ha acordado ninguna cita tan concreta en el marco de la Europa social, en el que surgen las mismas oposiciones que frente a la uni¨®n econ¨®mica y monetaria.
P. ?Qu¨¦ contenido piensa darle a la Carta Social?
R. La Carta est¨¢ en proceso de elaboraci¨®n. El anteproyecto realizado por la Comisi¨®n de las Comunidades ser¨¢ sometido a los interlocutores sociales durante el ve rano; la presidencia francesa espe ra disponer de un texto en septiembre para el Consejo de Ministros de Asuntos Sociales.. El objetivo es conseguir un texto definitivo antes de finales de a?o. Esta Carta Social deber¨¢ garantizar el respeto de los derechos fundamentales de los trabajadores eu ropeos. Por ejemplo, la libre circu laci¨®n, la libre residencia, el libre ejercicio de una profesi¨®n en cualquier pa¨ªs de la Comunidad; la re gulaci¨®n de la jornada laboral, el derecho a las vacaciones, la higiene y la seguridad laborales; el de recho a una remuneraci¨®n equitativa, la libertad sindical, la posibili dad de que el trabajador sea infor mado y consultado sobre la estra tegia de su empresa; el acceso a la formaci¨®n profesional para adaptarse a la evoluci¨®n tecnol¨®gica; la protecci¨®n de los trabajadores adolescentes, y una protecci¨®n social adecuada para todos. Sin olvidar a los marginados y la inserci¨®n social del minusv¨¢lido.
Nos espera una tarea dif¨ªcil, pero no partimos de cero: la presidencia espa?ola ha preparado el terreno, y se ha observado en Madrid que existe un consenso sobre la necesidad de conceder a los aspectos sociales del mercado ¨²nico la misma importancia que a sus aspectos econ¨®micos.
P. ?C¨®mo valora el papel de los sindicatos europeos?
R. Creo que la pol¨ªtica contractual debe constituir uno de los pilares de la Europa social. Es indispensable el di¨¢logo entre empresarios y trabajadores. Cada uno tiene su papel en la empresa. El di¨¢logo organizado es una buena f¨®rmula para resolver o prevenir las crisis.
P. La televisi¨®n europea nos interesa profundamente, porque la informaci¨®n podr¨ªa manipularse si existiera alguna forma de monopolio o de oligopolio internacional de la televisi¨®n...
R. En Francia, desde que ped¨ª al Gobierno que renunciara al monopolio del Estado y autorizara las televisiones y las radios privadas, ya no hay monopolio. Por desagracia, posteriormente no se han limitado a desarrollar el sector privado con los medios normales de la competencia, se ha privatizado lo que era p¨²blico creando un grave desequilibrio.
P. ?Existe el peligro de un oligopolio internacional?
R. Los m¨¢s fuertes siempre quieren ser m¨¢s fuertes. S¨®lo las instituciones son capaces de salvaguardar las libertades. Pero tambi¨¦n hay que asegurarse de que las instituciones no sean a su vez agobiantes. En Francia hemos creado un Consejo Superior para Temas Audiovisuales, cuya misi¨®n es evitarlo. En una naci¨®n, tanto como en el conjunto de la Comunidad Europea, existen intereses comunes. Los poderes p¨²blicos tienen el deber de garantizar estos intereses y de asegurar el pluralismo.
P. ?La cuesti¨®n audiovisual est¨¢ entre sus prioridades?
R. Debido a la velocidad a que se desarrollan las t¨¦cnicas y el mercado, si no nos damos prisa se crear¨¢ una situaci¨®n de la que ser¨¢ muy dif¨ªcil salir. ?En Europa crece m¨¢s despacio el n¨²mero de horas de producci¨®n que el n¨²mero de horas de emisi¨®n! Corremos el grave riesgo de acabar no teniendo mas que im¨¢genes norteamericanas y t¨¦cnica japonesa. Por ello, he propuesto un Eureka audiovisual, porque es necesario que movilicemos los recursos europeos para defender nuestra identidad cultural. No es que considere que la cultura y las im¨¢genes norteamericanas sean malas en s¨ª. Algunas son admirables. Pero nuestras lenguas, nuestras culturas europeas, est¨¢n en peligro, y la desaparici¨®n de una lengua significa la desaparici¨®n de un pueblo. Los sovi¨¦ticos lo han comprendido. Nuestra propuesta les interesa porque ellos corren el mismo peligro. As¨ª se sienten m¨¢s europeos y dispuestos a participar en una acci¨®n com¨²n. Debemos alentar este movimiento.
El medio ambiente
P. ?Est¨¢ satisfecho con el grado de cooperaci¨®n que existe entre los pa¨ªses europeos en el tema del medio ambiente?
R. S¨ª, he observado verdaderos progresos.
P. ?Existe alguna iniciativa que le gustar¨ªa tomar en este ¨¢mbito?
R. Esta ma?ana he invitado a 10 de los mayores sabios y expertos franceses para que me hablaran de los problemas del ozono, del metano, del gas carb¨®nico, del efecto invernadero, para comprender mejor la amenaza. Ver¨¢ que me preocupa el tema.
P. Nos gustar¨ªa hacerle alguna pregunta m¨¢s sobre la pol¨ªtica de desarme. ?Le obliga a un nuevo planteamiento de lo nuclear, de la pol¨ªtica nuclear?
R. No. La energ¨ªa nuclear es la menos contaminante de todas las fuentes de energ¨ªa.
P. No es contaminante, pero es peligrosa. Basta citar el ejemplo de Chernobil en la URSS.
R. Lo nuclear es peligroso si se controla mal. En Francia no ha habido ning¨²n accidente hasta ahora. Han muerto decenas de miles de obreros en las minas de carb¨®n o por las duras condiciones de ese trabajo. Pero la ausencia de accidentes mortales en Francia en nuestras instalaciones nucleares no nos exime de multiplicar las precauciones.
P. Una pregunta sobre la Revoltici¨®n Francesa. Las publicaciones que representamos, han celebrado un seminario hace dos meses en Par¨ªs, precisamente sobre la actualidad en Europa, para la democracia europea, de los principios de la Revoluci¨®n. ?Qu¨¦ opina de ello?
R. La actualidad de estos principios, y perdone usted la obviedad de lo que voy a decir, reside en su car¨¢cter universal y permanente, hoy y ma?ana, tanto en Europa como en todas partes, desde la plaza de Mayo hasta la de Tiananmen. Es lo que confiere tanta fuerza a las proclamaciones de los revolucionarios de aquella ¨¦poca. Otros antes que ellos hab¨ªan expresado ideas s¨ªmilares, pero los de 1789 tuvieron una forma de pensar y de expresarse en la que se han reconocido todos los pueblos.
P. ?C¨®mo ha reaccionado ante la interpretaci¨®n de la Revoluci¨®n que hace Gorbachov cuando dice: "En 1789 han expuesto ustedes unos principios, luego no los han seguido. Nosotros s¨ª los hemos seguido..."?
R. Es una interpretaci¨®n marxista-leninista cl¨¢sica... y refutable. La revoluci¨®n de 1917 se inspir¨® en 1789, as¨ª como en la Comuna de Par¨ªs. En su origen, la revoluci¨®n sovi¨¦tica expon¨ªa, en oposici¨®n a la autocracia zarista, los grandes ideales que mucho antes hab¨ªan alzado a nuestro pueblo, y se ampli¨® para abarcar la dimensi¨®n que exig¨ªa la terrible explotaci¨®n del proletariado. Otra cosa muy distinta es lo que el r¨¦gimen resultante ha hecho con los derechos pol¨ªticos y sociales. Pero al final, la historia es menos estereotipada de lo que uno piensa. Para los franceses, esta referencia a nuestra Revoluci¨®n es un honor.
P. En algunos pa¨ªses del Tercer Mundo se reprocha a Europa su falta de solidaridad con los pa¨ªses en desarrollo, la construcci¨®n de una especie de fortaleza que impide la entrada de sus s¨²bditos. ?Qu¨¦ consecuencias prev¨¦ para una Europa unida, para los ciudadanos de los pa¨ªses de ?frica o de Am¨¦rica Latina, para los ciudadanos del mundo ... ?
R. No es correcto hablar de fortaleza. Europa no hace slempre lo que debiera respecto a los pa¨ªses en desarrollo, pero a menudo hace m¨¢s que los dem¨¢s. Por ejemplo, ha militado en favor de una mejor entrada de los productos tropicales en los mercados de los pa¨ªses industrializados, lo cual es una de las conquistas de la reuni¨®n del GATT del a?o pasado en Montreal. En cuanto a ayudas para el desarrollo, Francia es en t¨¦rminos relativos el gran pa¨ªs industrializado que m¨¢s hace en este sentido, participando con m¨¢s del 0,50% de su producto nacional bruto. Los dem¨¢s pa¨ªses europeos hacen un verdadero esfuerzo, pero no es suficiente. Falta una definici¨®n general, una actuaci¨®n de gran envergadura para afrontar la deuda y la reactivaci¨®n de las econom¨ªas en el Tercer Mundo. Hay que trabajar en ello. Para m¨ª es uno de los objetivos fundamentales.
P. Tambi¨¦n hay un problema con la inmigraci¨®n del Tercer Mundo, con las tensiones sociales y pol¨ªticas, que pueden aumentar cuando no haya fronteras internas...
R. Imagino un control plurinacional en las fronteras de la Comunidad, lo que exigir¨¢ una armonizaci¨®n de las leyes de emigraci¨®n con un respeto estricto del derecho de las personas.
P. Pero se explota el trabajo de personas cuya situaci¨®n es irregular, en la construcci¨®n, en el campo, en el sector textil...
R. Hay que poner fin a esta tara que corrompe nuestras sociedades.
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