M¨¢s sobre Cuba

La publicaci¨®n en esta secci¨®n (19/7/1989) de un libelo con insultos soeces al Jefe del Estado de una naci¨®n con la que Espa?a mantiene relaciones diplom¨¢ticas debe interpretarse, supongo, como clara muestra de la tolerancia y amparo de EL PA?S a la libertad de expresi¨®n individual.Aceptamos la generosidad de ese diario con escritos e individuos como los de referencia a condici¨®n de que, en base a un justo principio de igualdad de oportunidades, se consienta tambi¨¦n en publicar una equitativa devoluci¨®n de injurias e inmundicias al infamante por parte de aquel a quien se ha pretendido ofender; y la expresi¨®n espont¨¢nea, sin ama?os ni cortapisas, de lo que en estos d¨ªas sienten los padres de millones de j¨®venes destrozados y muertos por la droga con respecto a los causantes directos de tan monstruoso crimen.

En cuanto a la pena de muerte en s¨ª, est¨¢ claro, por otra parte, que no es la cuesti¨®n transcedente que remueve las tripas de Gabriel Albiac. El odio que destila su panfletillo proviene, sin duda, del hecho de qu¨¦ el organismo que la ha dictado en este caso ha sido un tribunal legal de justicia de la Cuba del comandante. De otro modo, un elemental deber de conciencia le obligar¨ªa primero a dirigir sus insultos contra el presidente y gobernadores de Estado de otro pa¨ªs donde, con harta y triste frecuencia, se ejecuta a pobres negros anafalbetos robagallinas y a alg¨²n que otro deficiente mental (jam¨¢s a narcotraficantes). -