Un soplo de esperanza
ES MUY probable que en ning¨²n lugar del mundo haya progresado tanto la causa de la paz en el ¨²ltimo a?o como en ?frica. Pero es muy posible igualmente que sea all¨ª donde a¨²n queda m¨¢s por hacer, porque es tambi¨¦n la regi¨®n del planeta donde en los ¨²ltimos tiempos han hecho m¨¢s progresos la miseria y el subdesarrollo. La inestabilidad end¨¦mica de unos Estados demasiado j¨®venes, donde, a falta de elites pol¨ªticas asentadas, el poder es ejercido por suboficiales ambiciosos, generales corruptos o minor¨ªas ¨¦tnicas, sigue siendo el mal profundo que explica la postraci¨®n de un continente rebosante de riquezas naturales.Los jefes de Estado y de Gobierno congregados esta semana en Addis Abeba con motivo de una nueva cumbre de la Organizaci¨®n para la Unidad Africana (OUA) tienen en esta ocasi¨®n motivos para felicitarse. En solo un a?o, algunos de los m¨¢s graves conflictos armados del continente han sido solucionados o est¨¢n en v¨ªas de hacerlo. La guerra del S¨¢hara, que dura ya m¨¢s de 13 a?os, se encuentra pr¨¢cticamente paralizada desde que las dos partes, a instancias de la ONU, aceptaron la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum en la disputada regi¨®n. El proceso posterior hizo posible incluso una entrevista entre los m¨¢s altos dirigentes del Polisario y el propio monarca marroqu¨ª. La soluci¨®n de este conflicto,junto a los procesos democratizadores de T¨²nez y Argelia, han desempolvado el viejo sue?o del Gran Magreb.
En el sur del continente, la situaci¨®n ha cambiado de forma dram¨¢tica. El acuerdo internacional sobre la independencia de Namibia facilit¨® una salida digna a las tropas cubanas estacionadas en Angola y ha servido de v¨¢lvula de escape de las enormes tensiones acumuladas en el ?frica meridional durante tantos a?os. Poco tiempo despu¨¦s se anunciaba un acuerdo entre el Gobierno de Luanda y la guerrilla de la Uni¨®n Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) para poner fin a la guerra civil que asolaba ese pa¨ªs desde su independencia (1975), al tiempo que la anunciada sustituci¨®n de Pieter Botha por F. de Klerk al frente del Gobierno de Pretoria est¨¢ alumbrando la posibilidad de un di¨¢logo entre el r¨¦gimen racista surafricano y el Consejo Nacional Africano (ANC), cuyo dirigente hist¨®rico, Nelson Mandela, es muy probable que salga de la c¨¢rcel el a?o que viene, despu¨¦s de m¨¢s de un cuarto de siglo en prisi¨®n. De Klerk ha visitado en estos d¨ªas Mozambique, donde la guerrilla de la Resistencia Nacional Mozambiquefla (Renamo), apoyada por Sur¨¢frica, acaba de aceptar un di¨¢logo con las autoridades de Maputo.
Pero no todo han sido parabienes en esta nueva cumbre de la OUA. Las guerras abiertas o de guerrillas se extinguen, pero ello no significa en absoluto el fin de la violencia pol¨ªtica. En el ¨²ltimo a?o, viejos conflictos ¨¦tniizos se han recrudecido (la guerra civil de Sud¨¢n) y otros que se encontraban en estado latente han hecho erupci¨®n violentamente, como en Mauritania y Senegal. Mientras tanto, la democracia pol¨ªtica sigue siendo la excepci¨®n en el continente, y las dictaduras corruptas, la regla.
A la sombra de cesarismos burocr¨¢ticos y viciados, la deuda externa del continente se ha ido elevando hasta los actuales 230.000 millones de d¨®lares (26,4 billones de pesetas). Ninguno de esos recursos externos, sin embargo, ha servido para mejorar las condiciones de vida de la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n, asolada por el hambre y la enfermedad. Los cientos de miles de bocas sin pan y de pechos sin leche de Etiop¨ªa han golpeado la buena conciencia de Occidente en los ¨²ltimos a?os; pero poco se habla, por ejemplo, de los millones de adultos y de ni?os infectados por el SIDA en varios pa¨ªses de ?frica Central, una plaga con un potencial de exterminio como nunca se conoci¨® en la historia de la humanidad.
Luces y sombras. Hace no mucho tiempo, sin embargo, casi todo eran sombras. Occidente debe tomar buena nota porque, aunque parezca algo pretencioso, en ?frica se est¨¢ jugando una buena parte del futuro de la humanidad.
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