Mixtificada
JOAQUIN VIDAL ENVIADO ESPECIALAnunciaron corrida mixta y result¨® ser corrida mixtificada. No hubo sorpresas: se barruntaba lo que iba a ocurrir. La llamada corrida mixta, concepci¨®n suprema del taurinismo contempor¨¢neo -o sea, el parto de los montes-, es sospechosa por su propia naturaleza. Una cornida mixta, en ordenada alternancia matadores de alternativa y novillero puntero -caso de ayer en Valencia- podr¨ªa tener sentido si al novillero puntero le echaran novillos fortachones. Siempre habr¨ªa diferencias entre ese ganado joven y el toro adulto, pero no faltar¨ªa el inter¨¦s y la emoci¨®n, que son consustanciales a la fiesta. En cambio, ayer en Valencia, al novillero puntero -Julio Aparicio en la palestra- le sacaron el gato y, naturalmente, no hubo emoci¨®n ni inter¨¦s.
Mixta / Camino, Soro II, Aparicio
Tres toros de Peralta, con cuajo, flojos, y 5? de El Toril, con trap¨ªo, inv¨¢lido. Rafi Camino: pinchazo y bajonazo (aplausos y tambi¨¦n pitos cuando saluda); pinchazo, estocada perdiendo la muleta y dos descabellos (ovaci¨®n y salida al tercio). Soro II: espadazo escandalosamente trasero y bajo (silencio); media atravesada ca¨ªda y descabello (escasa petici¨®n, ovaci¨®n y salida a los medios). Dos novillos de Jandilla, (3?, sobrero), sin trap¨ªo, inv¨¢lidos; el 6? se rompi¨® un cuerno. Julio Aparicio: pinchazo hondo (petici¨®n minoritaria, ovaci¨®n y salida al tercio); estocada corta ladeada (palmas). Plaza de Valencia, 29 de julio. S¨¦ptima corrida de feria.
Adem¨¢s, Julio Aparicio estuvo en la palestra escasamente inspirado y algo inquieto con el ¨²nico gato que tore¨®. Parecer¨¢ incomprensible -?con un gato!- mas si se a?ade que ten¨ªa casta, ya se explica mejor. A muchos toreros, la casta, es que les puede. Julio Aparicio instrument¨® larga faena de pases perfileros, amanoletados a veces, sin encontrarle el temple al gato, y a¨²n menos cuando, al final, ensay¨® naturales de frente.
El novillo-gato sustitu¨ªa a otro que se ca¨ªa patas arriba y fue devuelto al corral. El sexto se parti¨® un cuerno al derrotar en un burladero y los incidentes que siguieron resultaron penosos, con una acorazada de picar por all¨ª en demostraci¨®n testimonial de fuerza, banderillas, Aparicio dando pintureros ayudados al sincuerno en la palestra. En realidad, adem¨¢s de dar pintureros ayudados hac¨ªa el rid¨ªculo, y cuando se dio cuenta, abrevi¨®.
En la parte seria del espect¨¢culo, curiosamente los matadores tuvieron sendas crisis de personalidad. Soro II desdoblaba la suya en dos versiones contradictorias: una, ortodoxa, que ya despleg¨® de novillero; otra, tremendista, que le invadi¨® la tarde de la alternativa, dos d¨ªas antes aqu¨ª. De ambas hizo mezcla en su segundo toro y pudo advertirse que el tremendismo lo fuerza, mientras la ortodoxia le fluye. Al rematar los pases, el toro se quedaba distra¨ªdo y le deslabonaba la faena, pero esos pases los interpretaba Soro con el temple y el mando que la tauromaquia demanda. Su otro toro lleg¨® moribundo a la muleta y, naturalmente, el toreo era imposible.
Lote encastado y serio correspondi¨® a Rafi Camino, espada de escuela, por tanto de c¨¢lidas esencias, y sorprendi¨® que desplegara la personalidad propia de un pegapases precipitado y corajudo. Quiz¨¢ pretend¨ªa desmentir as¨ª la fragilidad que le reprochan. Pero, entre trajines, se dej¨® ir, sin torear por lo puro, toros buenos. La afici¨®n estaba desconsolada. La feria est¨¢ deparando a la afici¨®n demasiadas insatisfacciones, y ahora tambi¨¦n un rechazo visceral a los festejos mixtos, que en realidad son mixtificaciones para arropar a un novillero en plan becerrista y poner precios de corrida de toros.
Una plaza devaluada
La plaza de Valencia est¨¢ devaluada. El hist¨®rico coso de la calle X¨¢tiva tiene erradicados los toros en puntas. Toro en puntas quiere decir toro con la curvatura natural del cuerno y su pit¨®n inequ¨ªvocamente astifino. En cambio salen inequ¨ªvocamente astigordos.El hist¨®rico coso de la calle X¨¢tiva no se caracteriza por el ganado feroche, ni falta que le hace, pues su p¨²blico en general -otra cosa es la afici¨®n en particular- no lo exige. Ahora bien, en esta y otras plazas condescencientes ser¨ªa chico el toro anta?o, pero lo presentaban lustroso y sano; nunca tronado, embastecido, escarpada el asta, escachado el pit¨®n, como sucede hoga?o, y adem¨¢s, inv¨¢lido, burritranco, ovejo. La feria de Valencia est¨¢ siendo un fracaso de los ganaderos, un fracaso de la empresa precisamente por eso y, sobre todo, un fracaso de la autoridad, que en cumplimiento de su deber deber¨ªa evitar estos desmanes, para defensa del p¨²blico, de la fiesta y del hist¨®rico coso, y, por el contrario, se inhibe. La autoridad, que cada d¨ªa autoriza esa ruina de toros, no los devuelve cuando el p¨²blico protesta, convierte la lidia en pantomima, regala orejas, es responsable de que la plaza de Valencia est¨¦ devaluada y entre taurinos goce justa fama de coladero.
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