20 pa¨ªses buscan soluci¨®n a la guerra de Camboya

Los combates se han recrudecido en Camboya en v¨ªsperas de la conferencia internacional que intenta resolver a partir de hoy el ¨²ltimo conflicto de Indochina, una regi¨®n sacudida por la guerra desde hace m¨¢s de 40 a?os. La guerra real respalda la guerra psicol¨®gica desencadenada en Par¨ªs por las cuatro facciones jemeres, que han necesitado una semana para ponerse de acuerdo en constituir una delegaci¨®n unificada en la conferencia internacional. La veintena de pa¨ªses participantes en ¨¦sta buscar¨¢ una soluci¨®n al conflicto que mantiene al pa¨ªs jemer bajo ocupaci¨®n vietnamita desde 1979 y a 300.000 camboyanos refugiados en Tallandia.

La reuni¨®n ha despertado numerosas esperanzas debido a la voluntad de las grandes potencias de acabar con uno de los grandes conflictos regionales no resueltos, y cuya soluci¨®n ser¨ªa una prueba m¨¢s de la distensi¨®n internacional.Pero para ello la conferencia deber¨¢ encontrar una salida al punto m¨¢s delicado del conflicto, es decir, al papel de los jerneres rojos en la futura organizaci¨®n de Camboya. Al margen de sus nunca ocultados deseos de hegemon¨ªa regional, Vietnam intervino en Camboya para poner fin, en enero de 1979, al r¨¦gimen de terror impuesto desde 1975 por los hombres de Pol Pot, autores del genocidio de m¨¢s de un mill¨®n de personas. Hanoi instal¨® un r¨¦gimen provietnamita apoyado por 150.000 soldados, mientras los jemeres rojos volv¨ªan a la guerrilla, donde, tres a?os m¨¢s tarde, se aliar¨ªan con las fuerzas del hombre clave del pa¨ªs, el antiguo rey Norodom Sihanuk, y con el grupo de derecha nacionalista dirigido por Son Sann.

Los m¨¢s armados

Los Jemeres rojos han seguido siendo, pese a su alejamiento del poder, la fuerza armada m¨¢s numerosa del pa¨ªs y el punto principal de divergencia entre el Gobierno provietnamita y Sihanuk. Tanto Hanoi como Phnom Penh se hab¨ªan negado hasta ahora a negociar con los seguidores de Pol Pot, condici¨®n exigida por Sihanuk para impedir la nueva guerra civil que el peque?o pr¨ªncipe augura tras cualquier soluci¨®n que no incluya a los jemeres rojos en el acuerdo.

Desde 1987, Sihanuk -apoyado por China, Occidente y despu¨¦s por la URSS- se ha entrevistado en cinco ocasiones con el primer ministro provietnamita, Hun Sen. Pero s¨®lo en la ¨²ltima, celebrada esta semana, han participado los jemeres rojos, representados por Khieu Samphan. A la tercera ronda negociadora se incorpor¨® el l¨ªder derechista Son Sann, que asisti¨® tambi¨¦n a las conversaciones celebradas el pasado mes de mayo en Yakarta.

Aceptada la inevitabilidad de la presencia jemer roja, las discrepancias entre el Gobierno de Hun Sen y la resistencia se centran ahora en el control de la retirada vietnamita y en la formaci¨®n de un Gobierno provisional de "unidad nacional" suficientemente fuerte como para impedir una vuelta al poder de la guerrilla de Samphan, que sigue gozando del apoyo de China. Sihanuk es partidario de "tomar la palabra" de los jemeres rojos, que han aceptado un control internacional de sus hombres armados. El pr¨ªncipe propone la reducci¨®n a 10.000 hombres de los efectivos armados de las cuatro facciones camboyanas -s¨®lo los jemeres rojos cuentan con 30.000 o 40.000-; el control de la retirada vietnamita -50.000 hombres, seg¨²n Hanoi- por los cascos azules de la ONU y la organizaci¨®n de elecciones por un Gobierno provisional que integre a los cuatro grupos.

El pr¨ªncipe desconf¨ªa m¨¢s de Vietnam al afirmar que, pese a la retirada, permanecer¨¢n en Camboya 30.000 soldados vietnamitas, 100.000 milicianos y un mill¨®n de colonos. De ah¨ª la exigencia de una supervisi¨®n por parte de la ONU, que Phnom Penh no acepta. Por las mismas razones de desconfianza, Sihanuk se niega a aceptar un alto el fuego previo propuesto por Tailandia y las elecciones ofrecidas por Hun Sen si antes no se produce un acuerdo pol¨ªtico entre camboyanos.