Polonia, alerta roja
Las dificultades para formar Gobierno ilustran la fase m¨¢s cr¨ªtica de la transici¨®n pol¨ªtica
Polonia, a los cuatro meses de la firma de los acuerdos Gobierno-oposici¨®n, que desembocaron en un proceso de democratizaci¨®n sin precedentes en el bloque comunista, se encuentra en el momentocr¨ªtico de su transici¨®n. La negativa de la oposici¨®n a entrar en un Gobierno comunista y la oferta del l¨ªder de Solidaridad, Lech Walesa, a los partidos sat¨¦lites del POUP de formar un Gobierno conjunto, sin comunistas, amenazan con una crisis gubernamental de graves consecuencias. Por otro lado, la cat¨¢strofe econ¨®mica, las vertiginosas subidas de precios y el desabastecimiento pueden provocar un estallido social que no podr¨¢n controlar ni el Gobierno ni la oposici¨®n.
La oferta que prev¨¦ la formaci¨®n de un Gobierno de Solidaridad en coalici¨®n con los doantiguos aliados del POUP, con la que Walesa parece tratar de impedir la creaci¨®n del Gabinete por el general Kiszczafue acogida con prudencia, pero no rechazada, por los partidos Campesino (ZSL) y Democr¨¢tico (SD), que buscan mayor credibilidad despu¨¦s de cuatro d¨¦cadas de servilismo ante el POUP. Las dos agrupacione entraron ya en conversacione con Solidaridad, sin haber inte rrumpido, sin embargo, su di¨¢logo con Kiszczak quien, por su parte, tambi¨¦n les propone la participaci¨®n en su Gobierno. Walesa lleg¨® ayer a Varsovia, procedentes de Gdarisk, y en la capital polaca es probable que se entreviste con el primer ministro, aunque al parecer no exist¨ªa a¨²n una invitaci¨®n oficial para dicha reuni¨®n.
La propuesta de Solidaridad, que puede bloquear la formaci¨®n del nuevo Gabinete por Kiszczak, caus¨® una profunda frustraci¨®n e ira en el partido comunista, que siente que est¨¢ perdiendo el control de la situaci¨®n y advierte en sus declaraciones sobre el peligro de la ruptura de los acuerdos de la mesa redonda.
Las advertencias de los comunistas no se limitan a las palabras. El pasado mi¨¦rcoles, la televisi¨®n polaca ense?¨® ejercicios de unidades especiales del Ministerio del Interior, visitadas por el jefe del partido comunista, Mieczyslaw Rakowski. A los polacos, estas escenas no dejan de recordarles similares im¨¢genes que aparec¨ªan en la televisi¨®n en v¨ªsperas de la implantaci¨®n de la ley marcial, en diciembre de 1981.
La actual crisis pol¨ªtica es un efecto retardado de la abrumadora victoria de la oposici¨®n en las legislativas del pasado mes de junio. Este triunfo hizo derrumbarse estrepitosamente toda una delicada construcci¨®n pol¨ªtica, elaborada en el curso de las negociaciones de la mesa redonda, que preve¨ªa un proceso democratizador m¨¢s lento y sobre todo controlado por el ala reformista del partido comunista y por la direcci¨®n de la oposici¨®n polaca.
Las elecciones, lejos de legitimar a los reformistas del POUP, demostraron el rechazo masivo de la poblaci¨®n al partido comunista.
Los motivos de un 'no'
La negativa de la oposici¨®n a entrar en un Gobierno comunista obedece a la convicci¨®n de que Polonia, en su desastrosa situaci¨®n econ¨®mica, necesita de un est¨ªmulo que levante la moral de la gente y que le demuestre que el cambio ha empezado ya. Por tanto, seg¨²n Walesa y algunos miembros de la direcci¨®n de Solidaridad, es insostenible que en el poder contin¨²en los tres pol¨ªticos a quienes la poblaci¨®n asocia con la ley marcial: Jaruzelski, Rakowski y Kiszczak. Este ¨²ltimo es la persona que, seg¨²n la oposici¨®n, tiene que marcharse y hacer de chivo expiatorio para permitir la formaci¨®n de un Gobierno de Solidaridad. De lo contrario, seg¨²n Walesa y sus correligionarios, la frustraci¨®n pol¨ªtica de la poblaci¨®n, combinada con el tr¨¢gico estado del mercado, puede levantar una tormenta social que borrar¨¢ del mapa pol¨ªtico de Polonia tanto como a las autoridades. Los reformistas de la estricta direcci¨®n del POUP tambi¨¦n se creen incapaces de cargar con el peso de las impopulares reformas econ¨®micas que supone el plan de austeridad, necesario para sacar a Polonia de la crisis, por cuanto tratan de involucrar a la oposici¨®n. Esta concesi¨®n, planteada primero por Jaruzelski y repetida recientemente por el primer ministro, Kiszczak, fue rechazada rotundamente por Solidaridad, que no quiere "conservar las viejas estructuras del poder", seg¨²n declar¨® el l¨ªder del grupo parlamentario de Solidaridad, Bronislaw Geremek.
Geremek resalt¨® en varias ocasiones "la disposici¨®n y la preparaci¨®n de Solidaridad para formar un Gobierno. En su recienteviaje a Italia, no excluy¨® la participaci¨®n de reformistas del POUP en un eventual Gobierno de Solidaridad, el Partido Campesino y el Partido Democr¨¢tico, con lo que suaviz¨® la posici¨®n de Walesa.
No obstante, son muchos los dirigentes de la oposici¨®n que creen que Solidaridad no puede asumir el Gobierno si antes no se ven limitadas las influencias del partido comunista en la Administraci¨®n y la econom¨ªa, para lo cual ser¨ªan necesarias, primero, unas elecciones municipales libres y la transformaci¨®n de gran parte del sector estatal de la econom¨ªa en sociedades de accionistas o empresas autogestionadas.
A pesar de esta diferencia de puntos de vista, parte de la oposici¨®n se declara dispuesta a formar un Gobierno, pero su oferta de un Gabinete monocolor fue descartada por el presidente Jaruzelski, quien tiene el derecho a designar al candidato a primer ministro. Seg¨²n el l¨ªder del sindicato de agricultores, Jozef Slisz, en el curso de las consultas previas a la designaci¨®n de primer ministro, celebradas a finales de junio, Jaruzelski descart¨® la proposici¨®n de un Gobierno formado ¨ªntegramente por Solidaridad, dado que "podr¨ªa provocar un malestar en los pa¨ªses vecinos". Si la versi¨®n de Slisz, que nunca fue desmentida oficialmente por las autoridades, refleja realmente la doctrina democratizadora de Jaruzelski, el l¨ªmite de las refor fflas polacas ser¨ªa: transici¨®n s¨ª, pero siempre bajo el control gubernamental com¨²nista. Estos d¨ªas dicha doctrina ser¨¢ sometida a una dura prueba.
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