Los tordos
Sobre nuestro pa¨ªs hay ahora mismo una espiral de dinero. Como la bandada de tordos que realiza una breve parada en su vuelo migratorio para llenar el buche, as¨ª el capital extranjero nos ha ca¨ªdo del cielo formando un remolino de billetes bajo el cual bailamos. Los tordos son ef¨ªmeros pero voraces, y acabar¨¢n por engullirse hasta la ¨²ltima aceituna. Ya hemos vendido la f¨¢brica de chorizos de nuestro abuelo, los montes que daban al mar, el negocio de galletas, mantas, vinos y botijos, el resto que nos quedaba, y por todas partes se oyen ca?onazos de d¨®lares. De pronto, aqu¨ª, algunas gentes de boina se han convertido en pr¨ªncipes de las finanzas despu¨¦s de haber fundido la heredad; muchos industriales han entregado su empresa a los invasores a cambio de una cifra miserable para dedicarse a especular con solares desde la cubierta del yate; los pol¨ªticos han permitido que los inversores de fuera entren a saco en nuestra econom¨ªa hasta apoderarse por cuatro perras de todo el litoral y tambi¨¦n del molde de las rosquilletas. Est¨¢ bien. ?sas son las reglas de la libertad colonial: los ricos compran, los pobres se entregan. ?Qu¨¦ m¨¢s da que el patr¨®n se llame P¨¦rez o Smith? El capital no tiene patria. As¨ª hablan siempre los empleados sumisos y los empresarios que se rinden.Cuando, dentro de poco, los tordos se hayan apoderado de todo, el espa?ol alcanzar¨¢ la plenitud de su destino en lo universal: ser el mesonero de Europa y tener que sonre¨ªr mientras ellos zampan. Pero la espiral del dinero se ir¨¢ diluyendo, y entonces usted se quedar¨¢ con la furgoneta de repartidor tocando la trompetilla frente a la urbanizaci¨®n donde celebran la jubilaci¨®n unas ancianitas alemanas de pelo azul. Usted se ver¨¢ condenado de por vida a llevarles melones, papel higi¨¦nico, jab¨®n l¨ªquido, hasta la puerta de su casa. Los h¨¦roes de la patria son aquellos empresarios que se niegan a vender su f¨¢brica a cualquier precio, los agricultores que siguen cultivando su huerto ante la invasi¨®n de tordos. He aqu¨ª los nuevos alcaldes de M¨®stoles.
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