El arma de la extradici¨®n
Lo repet¨ªa constantemente el senador Luis Carlos Gal¨¢n, asesinado el pasado viernes: "La extradici¨®n es la herramienta para derrotar a la mafla". Y as¨ª lo creen muchos en Colombia. Es tal vez lo ¨²nico a lo que le temen los grandes del negocio de la droga. Por eso dicen: "Preferimos una tumba en Colombia a una celda en Estados Unidos".La guerra a la extradici¨®n la declar¨® la mafia el 2 de mayo de 1984. Ese d¨ªa, en la catedral de la ciudad de Neida, donde se realizaban las honras- f¨²nebres del ministro de Justicia asesinado dos d¨ªas antes, el presidente Belisario Betancur anunci¨® la aplica ci¨®n de la extradici¨®n. Este tratado, firmado en diciembre de 1979, jam¨¢s hab¨ªa sido aplicado. Aparecieron entonces los miste riosos comunicados firmados por los extraditables. Propon¨ªan al Gobierno una negociaci¨®n. Todo, incluido el pago de la deuda externa de Colombia, a cambio de echar atr¨¢s este trata do.En enero de 1988, minutos despu¨¦s de asesinar al fiscal general de la naci¨®n, Carlos Mauro Hoyos, una voz de hombre anunci¨® la guerra total a los partida nos de la extradici¨®n. Dijo que ser¨ªan juzgados por vendepatrias y traidores.
La vida del tratado de extradici¨®n ha sido un verdadero v¨ªa crucis. En los cortos per¨ªodos en que ha estado vigente, Colombia ha enviado a la justicia de EE UU a 15 nacionales, entre ellos s¨®lo uno de los considerados capos del narcotr¨¢fico: Carlos Lehder, capturado en Medell¨ªn en febrero de 1987 y condenado un a?o despu¨¦s a cadena perpetua por un juez norteamericano. Hace un mes los extraditables volvieron a dejar o¨ªr su voz. Se atribuyeron el asesinato, el pasado 29 de julio, de la juez de orden p¨²blico de Medell¨ªn, Mar¨ªa Elena D¨ªaz. La semana anterior, tras el crimen del comandante de la polic¨ªa de Antioquia, volvieron a hablar. Seg¨²n el diario boliviano La Prensa, Pablo Escobar asegur¨®: "No m¨¢s v¨ªa de Derecho, la cosa es ahora con sangre".
Pero ?qui¨¦nes son los que de acuerdo a las nuevas medidas pueden ser enviados, tras un estudio del caso, por el Consejo Nacional de Estupefacientes y con una firma del presidente a EE UU para ser juzgados all¨ª?. Los jefes del c¨¢rtel de Medell¨ªn, responsables del 80% de la coca¨ªna que va ilegalmente a EE UU. Los cabecillas son: Pablo Escobar, de 39 a?os, apodado El Padrino. Se le considera el jefe del c¨¢rtel. Empez¨® como ladr¨®n de coches. En 1977, cuando apenas contaba 27 a?os, cre¨® su propia organizaci¨®n. Es el ¨²nico de los grandes de la droga que ha logrado ingresar en el Congreso. En 1982 ocup¨® un esca?o como suplente en la C¨¢mara de representantes.
Jorge Luis, Fabio y Juan David Ochoa, los tres hermanos del llamado clan Ochoa. Los m¨¢s d¨¦biles en el negocio son el mayor, Juan David, de 41 a?os, y el menor, Fabio, de 31. Se dice que este ¨²ltimo es quien supervisa la distribuci¨®n de la droga en Estados Unidos. Jorge Luis es el duro del clan.
Gonzalo Rodr¨ªguez Gacha, apodado El Mexicano. Tiene 41 a?os y seg¨²n la revista Semana desbanc¨® del t¨ªtulo de enemigo n¨²mero 1 de Colombia al cura espa?ol Manuel P¨¦rez, jefe del grupo guerrillero Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN). Se dice que detr¨¢s de la mayor¨ªa de las horribles matanzas de campesinos que ocurrieron el a?o pasado y detr¨¢s de la guerra al movimiento de izquierda Uni¨®n Patri¨®tica est¨¢ El Mexicano. Seg¨²n la revista norteamericana Forbes, su capital supera los 2.000 millones de d¨®lares. Se cree que es el hombre que cuenta con el ej¨¦rcito particular m¨¢s grande de Colombia: 1.000 hombres equipados con el m¨¢s sofisticado armamento. Su carrera la inici¨® muy joven en las minas de esmeraldas, en la provincia de Boyac¨¢. Trabaj¨® con el entonces rey de las esmeraldas, Gilberto Molina, asesinado a comienzos de este a?o. Gonzalo Rodr¨ªguez Gacha tiene su cuartel general muy cerca. de Bogot¨¢, en el municipio de Pacho. All¨ª le llaman El Patr¨®n, le quieren y respetan porque da empleo a todo el mundo y porque a diario se encarga de la alimentaci¨®n de todos los ancianos del pueblo. Contra todos ellos el Gobierno de Colombia ha iniciado una guerra sin cuartel.
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