La formaci¨®n profesional que necesitamos
La reforma del sistema de formaci¨®n profesional ha de concretar una serie de cambios que permitan el acceso real al mercado de trabajo y evite la actual funci¨®n de doble v¨ªa de la FP: la prestaci¨®n de una ense?anza sin oportunidades en el mercado de trabajo con un criterio asistencial, en opini¨®n del autor de esta tribuna.
La crisis econ¨®mica y su superaci¨®n aparece principalmente como un profundo proceso de reestructuraci¨®n del sistema productivo, cuya base primordial radica en la adaptaci¨®n de las empresas a un mercado cambiante y muy competitivo.Los aspectos que delimitan esta reestructuraci¨®n son los siguientes: mantener posiciones en el mercado, lo que lleva consigo establecer estrategias productivas de acuerdo con el mercado; decidir con cierta rapidez los cambios en el marco de un entorno en el cual los m¨¢rgenes de maniobra son muy peque?os; adoptar estrategias cuya base se encuentra en el lanzamiento de nuevos productos, con determinadas caracter¨ªsticas: precio ajustado, racionalizaci¨®n de costes, renovaci¨®n del producto y/o imagen del mismo, individualizaci¨®n, oferta flexible e incremento de la calidad, elemento esencial para competir en el mercado.
Esto implica una reorganizaci¨®n del sistema productivo basado en la racionalizaci¨®n de los procesos de producci¨®n y el uso de nuevas tecnolog¨ªas.
Estas tendencias se muestran como generalizadas en las distintas empresas, independientemente de su objetivo econ¨®mico, causando importantes cambios en los diversos aspectos del empleo y en las cualificaciones.
Una parte de este proceso se proyecta en que frente a oficios y ocupaciones est¨¢ticas y tradicionales existen contenidos que no se encuentran en el mercado de trabajo y cualificaciones que no se contemplan en nuestros tradicionales sistemas de formaci¨®n profesional, sin que, por otra parte, quepa atribuirlo al desajuste en el empleo de forma reduccionista, a una simple inadecuaci¨®n entre oferta y demanda.
Por otra parte resulta curioso y hasta desconcertante el camino seguido por los empresarios en general en el tema de las cualificaciones; si el ¨¦nfasis se halla en la flexibilidad y calidad, ello exige adoptar soluciones diferentes a las que hasta el momento se vienen adoptando. Soluciones en ning¨²n caso prefijadas de antemano. En la mayor¨ªa de los casos las empresas no han reflexionado sobre las consecuencias que ello produce en el sistema de relaciones de trabajo, especialmente en las cualificaciones, y tampoco han otorgado la importancia que tiene para una adecuada competitividad del producto: mejorar no s¨®lo por la calidad de la organizaci¨®n y de la producci¨®n, sino tambi¨¦n, y como aspecto indisoluble, un incremento de la calidad en los recursos humanos.
Reciclaje
Esta estrategia no se puede conseguir sin la adecuada formaci¨®n para el reciclaje, entendiendo la formaci¨®n no como una mera adaptaci¨®n al puesto de trabajo concreto (adiestramiento), sino haciendo hincapi¨¦ en una visi¨®n m¨¢s integral de naturaleza profesional donde la formaci¨®n continua para todos los trabajadores permitir¨¢ una r¨¢pida y eficaz adaptaci¨®n a los cambios estructurales.
Esto obliga al sindicato a combatir la precariedad en el empleo, proponiendo mejoras en el ambiente de trabajo, la organizaci¨®n, una adaptaci¨®n de la tecnolog¨ªa pensando en la persona que trabaja con ella, obteniendo as¨ª una mayor motivaci¨®n para el cambio y una flexibilidad basada en la cualificaci¨®n y las condiciones de trabajo.
Un aspecto importante de la nueva pol¨ªtica de empleo para lograr un desarrollo armonioso del conjunto de la sociedad y una mayor cohesi¨®n econ¨®mica y social exige un esfuerzo significativo en el ¨¢mbito de la formaci¨®n y aprovechamiento de los recursos humanos como componente esencial del crecimiento. Disponer de una poblaci¨®n activa que tenga a la vez la capacidad y la flexibilidad necesaria para hacer frente a las necesidades cambiantes de la industria y los servicios requiere una sustancial mejora de los niveles de cualificaci¨®n y de posibilidades de reciclaje de las que pueden beneficiarse tambi¨¦n los trabajadores adultos.
Las acciones han de ir encaminadas a mejorar cualitativamente la formaci¨®n inicial o de base hasta los 16 a?os (reforma educativa) y de la formaci¨®n profesional (m¨ªnimo dos a?os), as¨ª como potenciar la formaci¨®n continua de los trabajadores en las empresas (casi inexistente en Espa?a) como medio de reabsorci¨®n y prevenci¨®n del paro, y principalmente del paro prolongado. Esto exige una temporalizaci¨®n, unas acciones inmediatas con vistas a 1992 y otras con el horizonte del a?o 2000: libre circulaci¨®n de trabajadores, correspondencia de cualificaciones a nivel europeo, etc¨¦tera.
El nuevo sistema de formaci¨®n profesional o ense?anza t¨¦cnico profesional (ETP) debe permitir:
- La movilidad profesional futura, basada en una buena formaci¨®n inicial que permita la polivalencia, aprender a aprender, y el fomento de la autonom¨ªa personal.
- Formaci¨®n t¨¦cnica en perfiles de futuro, cambiando la oferta formativa que se concentra en tres ramas y pocas especialidades, respondiendo m¨¢s a las necesidades del mercado de trabajo tanto a nivel local como regional.
- Mayor conocimiento de las t¨¦cnicas de gesti¨®n empresarial y de organizaci¨®n del trabajo, legislaci¨®n laboral y sindical, ya que al socializar estos conocimientos permitir¨¢ disponer de unos trabajos m¨¢s libres y responsables.
Formaci¨®n continua
- Conectarla con un sistema ¨¢gil de formaci¨®n continua que permita el paso a niveles de cualificaci¨®n m¨¢s altos. Prolongando la especializaci¨®n despu¨¦s de la formaci¨®n y combin¨¢ndola con la ocupacional, dando sentido a la formaci¨®n continua, mediante un sistema modular capitalizable que permita el acceso de los trabajadores a otros niveles del sistema educativo, incluida la Universidad, incentivando de esta forma la profesionalidad.
- Evitar la doble v¨ªa, aparcamiento en el sistema de formaci¨®n profesional o, lo que puede ser m¨¢s grave, consolidar el actual Plan de Formaci¨®n e Inserci¨®n Profesional (Plan FIP) como receptor, en plan asistencial, de los j¨®venes que no tienen oportunidades de empleo por su baja formaci¨®n: fracaso escolar, marginaci¨®n, etc¨¦tera.
Todo ello requiere previamente de un eficaz observatorio del mercado de trabajo y un adecuado repertorio de las cualificaciones (nuevos perfiles profesionales) que haga posible:
1. La racionalizaci¨®n de la oferta formativa a nivel local o sectorial de todos los implicados, recursos, instituciones, participaci¨®n de empresas / sindicatos.
2. Un servicio de asesoramiento (orientaci¨®n profesional), transparencia y f¨¢cil acceso a los programas de creaci¨®n de empleo por las distintas administraciones y, en los casos necesarios, orientado hacia otras ofertas formativas para completar su formaci¨®n de base (educaci¨®n de adultos), conectada con la formaci¨®n espec¨ªfica que requieran, e incluso, para los que se orienten hacia el trabajo cooperativo o autoempleo, asegurarles la tutela necesaria durante el per¨ªodo de rodaje del proyecto productivo.
Por ¨²ltimo, la formaci¨®n de los trabajadores activos debe ir encaminada a proporcionar una mayor formaci¨®n de base, desarrollando una nueva ley de Adultos que incluya tambi¨¦n los aspectos profesionales, facilitando la aplicaci¨®n del Convenio 140 de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT): permiso retribuido de formaci¨®n en la propia empresa o en el sector que posibilite elevar el nivel de competencia profesional individual.
Los trabajadores, a trav¨¦s de los sindicatos, estamos dando iniciativas estrat¨¦gicas, a la vez que concretas, en nuestro di¨¢logo con la Administraci¨®n y con la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales tanto en el Consejo General de la FP, Consejo Escolar del Estado o el Inem... Unas propuestas que cobrar¨¢n especial importancia en los pr¨®ximos meses, recuperando la trascendencia que para el futuro econ¨®mico de nuestro pa¨ªs tiene la educaci¨®n y la formaci¨®n profesional.
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