El disparate
EL SILENCiO de los dem¨¢s dirigentes de UGT que ha seguido a las declaraciones de Sarac¨ªbar sobre la eventual implantaci¨®n de un sistema de afiliaci¨®n sindical obligatoria constituye la mejor prueba de que, en esta ocasi¨®n, el n¨²mero dos de la central socialista hab¨ªa disparatado fuera del tiesto. La primera reacci¨®n fue de incredulidad. No puede haber dicho eso. Pero s¨ª lo dijo. Lo que pasa es que no s¨®lo dijo eso. Lo sustancial de su mensaje hac¨ªa referencia a la posibilidad de modificar el sistema de determinaci¨®n de la representatividad de cada central en las empresas y los ¨®rganos institucionales de participaci¨®n. Esa representatividad se establece en funci¨®n de los votos obtenidos por cada central en las elecciones sindicales. La alternativa ser¨ªa que tal representatividad dependiera del n¨²mero de afiliados que cada sindicato pudiera acreditar en el ¨¢mbito correspondiente. Como prolongaci¨®n de su razonamiento, a?adi¨® la hip¨®tesis de la afiliaci¨®n obligatoria.El argumento de fondo para ambas propuestas no es una novedad en UGT. Parte de la consideraci¨®n de que es injusto que el conjunto de los trabajadores se beneficie de unos convenios que negocian los representantes sindicales y cuyos costes asumen ¨²nicamente los afiliados por medio de sus cuotas. De hecho, UGT ya plante¨® hace a?os la posibilidad de que todos los trabajadores pagasen un canon de negociaci¨®n a las centrales con presencia en el centro de trabajo. Pero la defensa abierta de esa propuesta en las asambleas hubiera resultado antip¨¢tica y escasamente electoral. Por ello, se olvid¨®.
Entonces, ?por qu¨¦ se la resucita ahora por una v¨ªa indirecta y harto provocativa? Porque en los pr¨®ximos meses se celebrar¨¢n las cuartas elecciones sindicales de la democracia y UGT teme perder la hegemon¨ªa de que ha disfrutado desde 1982. La otra central mayoritaria CC OO, lleg¨® a la democracia mejor situada que UGT como consecuencia de su superior protagonismo, en tanto que movimiento sociopol¨ªtico, en la oposici¨®n al franquismo. Sin embargo, una vez afianzadas las instituciones y confirmada la posici¨®n del socialismo como eje de la izquierda, el sindicalismo de concertaci¨®n propugnado por el PSOE y la UGT desplaz¨® del primer puesto a CC OO. Esa posici¨®n fue mantenida en las elecciones sindicales de 1986, aunque con retrocesos significativos en algunas grandes empresas. El giro de la c¨²pula ugetista hacia un sindicalismo de confrontaci¨®n -y de unidad de acci¨®n con CC OO-, esbozado en 1985 y culminado en 1988 con la ruptura abierta con el PSOE, provoc¨® ¨¦xitos en el terreno de la movilizaci¨®n tan importantes como la huelga general de diciembre.
Pero dista de ser evidente que esa nueva l¨ªnea favorezca las expectativas electorales de UGT. De momento, experiencias como la de Seat y otras grandes empresas parecen indicar que, si de radicalismos se trata, los trabajadores prefieren votar a centrales cuyo radicalismo es m¨¢s genuino. Y, en todo caso, el temor a que eso ocurra, y precisamente en beneficio de CC OO, est¨¢ bastante afianzado entre los cuadros de UGT. Sarac¨ªbar se ha limitado a expresar ese temor en voz alta. Su propuesta se basa en la convicci¨®n de que, si bien muchos asalariados est¨¢n seguramente dispuestos a votar una candidatura sindical de CC OO, son muchos menos los que estar¨ªan dispuestos a afiliarse a esa central. El hecho de que, seg¨²n estudios, casi dos terceras partes de las personas que en las elecciones sindicales votan por CC OO lo hagan al PSOE en las elecciones pol¨ªticas es suficientemente revelador al respecto. Al pretender que la representatividad se establezca en raz¨®n del n¨²mero de afiliados, UGT trata de aprovecharse de esa situaci¨®n. Entonces, la propuesta de Sarac¨ªbar podr¨¢ considerarse inoportuna, anticonstitucional, ventajista, pero no carente de l¨®gica. S¨®lo que admitir esa l¨®gica implica reconocer la derrota de la l¨ªnea actualmente seguida por UGT. Derrota cuyo origen no es ning¨²n misterio: se fragu¨® el d¨ªa en que la direcci¨®n ugetista se mostr¨® incapaz de convertir la capacidad de movilizaci¨®n acreditada el 14-D en capacidad de negociaci¨®n.
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