La idea del viaje, a debate en Santander
J¨®venes creadores exponen su idea de lo que es 'el arte de la juventud'
Fil¨®sofos, novelistas y antrop¨®logos, encerrados en una sala de la Universidad Men¨¦ndez Pelayo, desde la que se ve el mar y un barco que une Santander con Plymouth dos veces por semana, hicieron, entre el 28 de agosto y el 1 de septiembre, todo tipo de disquisiciones en torno a la idea del viaje. El seminario -titulado Arquitectura del viaje-, fue dirigido por Dom¨¨nec Font. Participaron Juan Avell¨® (como secretario), Fernando Savater, Rafael Arguliol, Miguel Morey, Antonio Escohotado, Alberto Card¨ªn, Claudio Magris, Juan Barcel¨® y Javier Maqua.
Compensatoriamente, frente a los desplazamientos cada vez m¨¢s bobos de los turistas y, quiz¨¢ tambi¨¦n, frente al mundo por dem¨¢s pisoteado que nos toc¨® en suerte, se ha desarrollado, en los ¨²ltimos tiempos, un gusto casi vicioso por la literatura de viajes. Mejor dicho, por el viaje en su forma literaria y, tambi¨¦n, filos¨®fica. El viaje como sendero dif¨ªcil de conocimiento; conocimiento de s¨ª mismo, del mundo, de los otros.El primer d¨ªa, Dom¨¨nec Font, director del seminario, habl¨® de la arquitectura del viaje: "Me interesaba el viaje como construcci¨®n de paisajes pero, tambi¨¦n, como destrucci¨®n de viejos ¨®rdenes". Juan Avell¨® defini¨® la identidad del viajero, y Fernando Savater desentra?¨® la met¨¢fora del explorador.
Al d¨ªa siguiente, Rafael Argullol se atrevi¨®, a primera hora de la ma?ana, a bajar -en compa?¨ªa de Orfeo, H¨¦rcules, Ulises, Virgilio, Dante, Cristo, Marlowe, Novalis, Nerval, Conrad, Rimbaud, Lowry- al infierno. Discrimin¨® entre los modelos heroicos y los mist¨¦ricos; habl¨® -con una precisi¨®n que supo deslumbrar a Claudio Magris, que escuchaba en la ¨²ltima fila- de pruebas inici¨¢ticas, de roce de los l¨ªmites, de fascinaci¨®n y horror, del infierno no teol¨®gico inaugurado por Marlowe, de la secuencia mar-r¨ªo-selva en El coraz¨®n de las tinieblas, de Conrad.
Le sigui¨® Miguel Morey, en una de las intervenciones m¨¢s estimulantes del curso. Habl¨® del paseo como forma de experiencia; de lo que busca y encuentra el paseante en caminos sin nombres ni se?ales. Baudelaire, Benjam¨ªn, Handke, Burroughs son, claro, los que recorren este tipo de caminos. Salen a la captura de rostros, pero todo objeto se vuelve, en estos vagabundeos, rostro: "Hay que devolver a las cosas, como dec¨ªa Benjam¨ªn, su derecho a tener rostro, a interpelarnos". Salen a la captura de instantes, pero se trata de instantes que "se levantan de pie y valen por si mismos". A la captura de "experiencias de choque" (Benjam¨ªn), un tipo de experiencia que no est¨¢ construida f¨¦rreamente como un edificio porque, aqu¨ª, el que pasea contempla pero no observa: "El que observa pero no contempla mata los colores", dec¨ªa Handke.
En esta errancia sin billete comprado al destino, la memoria es involuntaria: los instantes se levantan y plantan cara y remiten de manera s¨®lo inesperada a la propia memoria (Proust); hacen explotar, sin querer, una traca de analog¨ªas. El paseante patrulla (Burroughs) las calles como un ni?o todav¨ªa aftno a c¨®digos convencionales: "El modelo del paseo", concluye Morey, "siempre ser¨¢ las tarde de novillos".
La exposici¨®n de Antonio Escohotado -titulada ?xtasis y ebriedad- y dedicada a los para¨ªsos artificiales, fue erudita y esclarecedora pero, m¨¢s que resumirla, cabr¨ªa, en honor a lo pintoresco, confrontarla con la intervenci¨®n de una oyente airada. Escohotado -autor de una Historia general de las drogas-, distingui¨®, con abundancia de datos y de citas, entre la ebriedad de posesi¨®n (provocada por el alcohol y veh¨ªculos afines) y la ebriedad est¨¦tica (mescalina, ¨¢cido lis¨¦rgico, etc¨¦tera). La primera es dionis¨ªaca (y se caracteriza por la euforia y la confusi¨®n) y, la segunda, apol¨ªnea (que no afecta la memoria). Explic¨® c¨®mo act¨²an los distintos agentes, qu¨¦ clase de fen¨®menos producen en la conciencia, qu¨¦ clase de paisajes permiten visitar. Y cont¨®, con ejemplos -Plutarco, Apuleyo, ind¨ªgenas americanos, etc¨¦tera-, qu¨¦ mezcla de horror y de amor favorecen. Y c¨®mo, en alguna etapa del camino, irrump¨ªan, sobre terrazas luminosas, los d¨ªoses.
Al final de la charla una persona del auditorio le dijo a Antonio Escohotado que todo aquello le parec¨ªa "indecente", y le pregunt¨® si no estaba enterado de los problemas de los barrios bajos de Madrid. Escohotado le contest¨® algo as¨ª como que no hab¨ªa que confundir los tagliatelle a la carbonera con la metaf¨ªsica. Y, citando a un viajero experto en orientarse en caminos qu¨ªmicos, esgrimi¨® un principio ¨²til: "Si no est¨¢s antes purificado, el dios viene y te destroza".
J¨®venes
El aula donde se desarroll¨® al final de agosto el seminario El arte de la juventud. la juventud del arte estuvo rebosante todos los d¨ªas, ¨ªnforma Jes¨²s Delgado desde Santander.
Muy j¨®venes creadores participaron en mesas redondas para explicar su concepci¨®n del arte que practican. Para Toni Cant¨®, presentador de televisi¨®n y actor cinematogr¨¢fico de moderada experiencia, "la gente joven no aplica clich¨¦s preestablecidos, y su gran tesoro consiste en poder tropezar cuatro o cinco veces con la misma piedra".
Sergi Belbel, dramaturgo catal¨¢n, neg¨® que el teatro atraviese una crisis, porque esto se dice desde hace siglos, y afirm¨® que hoy surgen en Espa?a grupos que empiezan a apostar por un teatro diferente y que vuelven a interesarse por los cl¨¢sicos.
Vicente Molina Foix, escritor y ponente, considera que el artista "de los ¨²ltimos cien a?os ha perdido seguridad pero ha ganado status e independencia".
Para Luis Antonio de Villena, codirector del seminario, "hay una juventud que tiene mucho que ver con la mente y puede perdurar cuando ha terminado la juventud f¨ªsica".
Purificaci¨®n Gallardo, l¨ªder sindical y feminista, habl¨® de una forma reivindicativa y doliente al analizar el papel de la juventud desde la transici¨®n a nuestros d¨ªas.
Por el seminario pas¨® fugazmente, muy rica en emblemas de Batman, la cantante Alaska. "Yo, a lo nuestro", manifest¨®, "lo llamar¨ªa cultureta".
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