Control del iniciado
SEPTIEMBRE VER? germinar un c¨²mulo de c¨®digos deontol¨®gicos en las nuevas sociedades y agencias del mercado de valores. Se trata de normas de conducta para empleados, socios y miembros de los consejos de estas entidades dedicadas a la intermediaci¨®n burs¨¢til. La importancia de dichos c¨®digos consiste en que uno de los problemas m¨¢s graves que ha tra¨ªdo aparejado el florecimiento de la actividad de los mercados de capitales en todo el mundo es la posici¨®n de venta ja informativa de unos sobre la ignorancia de otros. La ventaja informativa ha dado en llamarse delito de iniciados, y consiste en la posibilidad de tomar posiciones en t¨ªtulos-valores sabiendo por anticipado que ¨¦stos generar¨¢n plusval¨ªas por diversos motivos. Fue en los momentos iniciales del auge que acab¨® en el crash de octubre de 1987 cuando Ivan Boesky, un gran especulador neoyorquino, salt¨® a los titulares por manipulaci¨®n en el precio de los valores y por el delito de iniciado (insider trading). M¨¢s recientemente, Michael Milken, el genio de los bonos basura, debi¨® admitir su culpabilidad en el fraude por manipulaci¨®n y en el insider trading. Y la sombra de la verg¨¹enza ha cubierto tambi¨¦n a la sociedad de valores estadounidense Drexel, que ha incurrido en operaciones irregulares en Espa?a y cuya conducta ser¨¢ objeto de un fallo por parte de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la pr¨®xima semana.
En Espa?a, el viejo sistema de contrataci¨®n por corros, la falta de c¨®digos deontol¨®gicos y de control inform¨¢tico, as¨ª como un cierto sistema de complicidades impl¨ªcitas que hac¨ªa que nadie investigase en serio, han favorecido en el pasado pr¨¢cticas dudosas por parte de algunos operadores que sumaban sus propias inversiones a las encargadas a sus despachos. De ah¨ª que el eje de los c¨®digos que estructuran las sociedades y agencias ahora tengan un denominador com¨²n, bien visto por la CNMV. Los empleados de cada agencia o sociedad deben mantener cuentas para su inversi¨®n s¨®lo en la sociedad o agencia en la que trabajan, deben notificar al responsable jur¨ªdico de la sociedad cada operaci¨®n que hagan -ellos o sus familiares directos- y ese responsable jur¨ªdico tiene poder de veto sobre la inversi¨®n o sobre el importe de la misma. Estas normas rigen para empleados, ejecutivos y consejeros.
Pero el problema no s¨®lo afecta a los empleados de las sociedades de intermediaci¨®n burs¨¢til. Hace tres a?os, un esc¨¢ndalo sacudi¨®, al poderoso Wall Street Journal. Su comentarista de bolsa calentaba t¨ªtulos por la simple v¨ªa de asegurar el probable ascenso de su cotizaci¨®n. Tras dos a?os de achicharrar la mente febril de los inversores tras la quimera de una plusval¨ªa que terminaba por pincharse en la mayor¨ªa de los casos, la perversi¨®n period¨ªstica fue detectada por la Securities and Exchange Commission de Nueva York. El periodista estaba vinculado a un grupo de especuladores que le ced¨ªan una parte de los beneficios que sacaban de ese calentamiento artificial.
El problema deontol¨®gico traspasa el marco estricto de los profesionales de la bolsa para tocar de lleno a la Prensa -escrita, oral y audiovisual-. En Espa?a se ha detectado desde hace algunos a?os el efecto de ciertas informaciones aparentemente irreprochables -por ejemplo, respecto a m¨¢ximos de cotizaci¨®n en un momento dado-, pero que por su forma de presentaci¨®n o el ¨¦nfasis puesto en determinados valores provocaban una avalancha de ¨®rdenes de compra de inversionistas ocasionales e inexpertos, lo que a su vez empujaba la cotizaci¨®n a¨²n m¨¢s arriba. Esta circunstancia era aprovechada por los profesionales para realizar beneficios y dejar al incauto particular en un ciclo de baja.
Este c¨²mulo de cuerpos trasl¨²cidos que intervienen perversamente en la formaci¨®n del precio de una acci¨®n, y que incurren en figuras delictivas desde que el delito ha sido nombrado como tal por la ley de Reforma del Mercado de Valores, no pondr¨¢ las cosas f¨¢ciles a la CNMV y a la Administraci¨®n, a la de justicia en particular.
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