Gesti¨®n err¨¢tica
LA ERR?TICA gesti¨®n de los socialistas en la Compa?¨ªa Telef¨®nica Nacional de Espa?a (CTNE) ha puesto bajo m¨ªnimos los niveles de calidad en el servicio, la ha llevado a deshacerse gradualmente de su grupo industrial tradicional y la ha dejado en una clara situaci¨®n de desventaja para operar en un sector que ha de asumir crecientes grados de competencia tanto en Espa?a como en el resto de la Comunidad Europea.Luis Solana, presidente durante seis a?os, inici¨® su gesti¨®n con la voluntad expresa de realizar una pol¨ªtica industrial agresiva. Para ello se propuso utilizar el poder de compra de la compa?¨ªa ampliando la influencia de la CTNE hacia distintas ¨¢reas de suministros de equipos. Telef¨®nica negociaba en esta ¨¦poca una serie de acuerdos con empresas como AT&T, Fujitsu, Philips y otras. Sin que existiera una explicaci¨®n suficiente, el propio Solana puso en marcha en 1985 un llamado segundo ciclo, en sentido contrario. Telef¨®nica se volv¨ªa hacia adentro y potenciaba la pol¨ªtica financiera por encima de la industrial o la de servicios. La compa?¨ªa, obsesionada por mejorar los ¨ªndices de su saneamiento, modificaba su estructura accionarial con la salida a distintas bolsas internacionales y elevaba la participaci¨®n extranjera hasta el tope previsto por la ley (25%). Como parte de su pol¨ªtica de saneamiento, adem¨¢s, la CTNE vend¨ªa la mayor parte de sus participaciones industriales tradicionales (Intelsa, Telettra, etc¨¦tera) bajo la divisa industrial de holding circulante acu?ada por Luis Solana.
Junto a la venta del grupo -en la que Telef¨®nica gener¨® unas plusval¨ªas de algo m¨¢s de 10.000 millones de pesetas, irrelevantes en su balance-, la compa?¨ªa recortaba ostensiblemente sus inversiones en infraestructura de servicios como parte de su campa?a de saneamiento financiero. La reducci¨®n de las inversiones en infraestructura en ¨¢reas de servicio en las que Telef¨®nica tiene el monopolio coincid¨ªa con el principio del ciclo de expansi¨®n econ¨®mica y de crecimiento explosivo de la demanda: la compa?¨ªa, que ha de abastecerse en una industria de ciclo largo -en la que pasan meses desde que una inversi¨®n se presupuesta hasta que se pone en marcha-, manten¨ªa una pol¨ªtica de inversiones conservadora. Como consecuencia de ello, de 1987 a 1989 se vio superada por una demanda que es incapaz de atender. La cantidad y la calidad del servicio se degradaban hasta m¨ªnimos hist¨®ricos.
Nuevamente, tanto en la ¨²ltima ¨¦poca de Solana como ya en la de su sucesor, C¨¢ndido Vel¨¢zquez, se pone en marcha una serie de iniciativas que van en contra de lo realizado hasta ese momento. La actual situaci¨®n obliga ciertamente a la sociedad a realizar inversiones multimilionarias en su ¨¢rea de servicio b¨¢sico -el tel¨¦fono-. Pero estas inversiones han de llevarse a cabo ahora bajo la presi¨®n de la demanda y, no, como en otras administraciones de telecomunicaciones de la CE, cogiendo el ciclo con anticipaci¨®n.
La falta de previsi¨®n hace que la necesidad de fuertes inversiones en el servicio b¨¢sico coincida con, la existencia de un mayor grado de competencia en los, servicios de telecomunicaciones m¨¢s modernos -transmisi¨®n de im¨¢genes, redes de datos, servicios de valor a?adido y otros-, considerados como muy, rentables a medio plazo y en los que la compa?¨ªa tendr¨¢ que competir con las grandes multinacionales del sector. La ley de Ordenaci¨®n de las Telecomunicac¨ªones fija un calendario para la ruptura del monopolio en grandes ¨¢reas de negocio de la compa?¨ªa y le obliga a separar la contabilidad de las actividades que presta en r¨¦gimen de monopolio de aquellas que preste en r¨¦gimen de competencia. Con la entrada en vigor de la ley, el Estado ha de negociar un nuevo contrato para regular sus relaciones con Telef¨®nica. Esta nueva situaci¨®n deber¨¢ modificar su papel en la prestaci¨®n de servicios de telecomunicaciones.
Ser¨ªa iluso suponer que una compa?¨ªa puede seir sometida a tantos bandazos sin sufrir por ello graves consecuencias. Lo lamentable es que los resultados de una gesti¨®n poco profesional, prolongada durante tantos a?os, no van a caer sobre las espaldas de sus responsables directos, sino sobre las de todos los ciudadanos.
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