Algo se ha quebrado
El asesinato de Carmen Tagle supuso la ruptura de un h¨¢bito que exclu¨ªa a la Justicia de los objetivos de ETA
Esto no es Italia. All¨ª las tramas negras, las Brigadas Rojas y la Mafia han asesinado a jueces y magistrados para eliminar a elementos molestos y atemorizar a sus compa?eros. Giovanni Falcone, el m¨¢ximo exponente de la lucha contra el crimen organizado, est¨¢ protegido por un aut¨¦ntico ej¨¦rcito, y a pesar de todo sufre atentados. Otro reducido grupo de jueces que indaga sobre la Mafia dispone de una protecci¨®n similar. Aqu¨ª en Espa?a exist¨ªa hasta ahora un pacto no escrito, admitido cm prudencia por todos los afectados, por el que se respetaba a los estamentos relacionados con la Justicia. Con el asesinato, el pasado martes, de la fiscal Carmen Tagle ese pacto se ha roto y se ha abierto un nuevo frente.
Los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), organizaci¨®n terrorista pr¨¢cticamente extinguida y cuyos planteamientos eran pr¨®ximos a la estrategia seguida por las Brigadas Rojas en Italia, asesinaron hace a?os al presidente de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, Miguel Cruz Cuenca, s¨®lo por el hecho de que era magistrado. Les hubiera dado igual matar a cualquier otro, se trataba s¨®lo de golpear a la Justicia.ETA nunca hasta ahora hab¨ªa atentado contra los que administran Justicia, contra los que juzgan a sus militantes ca¨ªdos. Nunca nadie explic¨® la raz¨®n de ¨¦ste proceder. Se atacaba a las Fuerzas de Seguridad y al Ej¨¦rcito, pero se respetaba a los jueces y fiscales. Tal vez porque ello podr¨ªa suponer un endurecimiento en el trato hacia suipresos, aut¨¦ntico tal¨®n de Aquil¨¦s de la organizaci¨®n, o porque, de alguna manera, la labor de los jueces ha servido de control a ciertas conductas de apasionados polic¨ªas.
De otra parte, tampoco los abogados de los etarras han sido procesados por algunos excesos realizados en el ejercicio de la defensa, como, por ejemplo, el caso de Ruiz Balerdi, detenido en la frontera cuando regresaba a Espa?a con seis millones procedentes. del rescate pagado en un caso de secuestro. Hasta las organizaciones terroristas de signo contrario a ETA, como el Batall¨®n Vasco Espa?ol o los GAL, dentro de su irracionalidad, se han abstenido de atacar a los letrados.
Las amenazas contra jueces y fiscales, no obstante, se iban produciendo en los ¨²ltimos a?os de forma peri¨®dica, aunque, de hecho, hasta ahora, s¨®lo se hab¨ªan quedado en eso y el ¨¢mbito judicial era casi el ¨²nico respetado por los terroristas. Durante a?os, en medios jur¨ªdicos se ha hablado de ese pacto no escrito, y pocos lo pon¨ªan en duda porque funcionaba.Este pacto no escrito se traduc¨ªa en la impresi¨®n, de que mientras los miembros de la banda terrorista fueran tratados con dignidad y correcci¨®n, la organizaci¨®n no pondr¨ªa en el punto de mira al personal de la Audiencia Nacional.
Desenvoltura
Lo cierto es que progresivamente y desde hace siete u ocho a?os, los abogados de Herri Batasuna, defensores habituales de etarras, se mov¨ªan con absoluta desen voltura en las oficinas de la Audiencia y los ¨²nicos
enfrentamientos se produc¨ªan en los estrados y desde un punto de vista estrictamente t¨¦cnico jur¨ªdico. Los letrados defensores hab¨ªan adquirido cierto grado de con fianza y de prestigio ante los distintos tribunales, lo que se tradu c¨ªa en una mayor exigencias en la apreciaci¨®n de las pruebas antes de condenar, especialmente en casos de colaboraci¨®n, en las que las peticiones fiscales sol¨ªan alcanzar los siete a?os de prisi¨®n. En multitud de ocasines presuntos colaboradores de ETA a los que pod¨ªa alcanzar una duda razonable, han salido absueltos, cuando con un m¨ªnimo grado de apasionamiento, por parte de los jueces, la sentencia. hubiera, resultado todo lo contrario.
Los magistrados desde hace un par de a?os, en estricta aplicaci¨®n de la legalidad, han investigado al GAL, una situaci¨®n impensable poco tiempo antes. Adem¨¢s, en todos los a?os de funcionamiento de la Audiencia Nacional, por la que han pasado numerosos inspectores, polic¨ªas nacionales y guardias civiles, nunca se ha tenido conocimiento de que se haya propinado una sola paliza a un terrorista, a diferencia de lo que etarras han denunciado de otras comisar¨ªas.?ltimamente, en la documentaci¨®n intervenida a se?or Robles, el cajero de ETA, tras su detenci¨®n, se encontraron unas instrucciones para los comandos en las se destacaba la necesidad de actualizar los datos referentes a jueces y fiscales de la Audiencia Nacional. Aunque se tomaron algunas precauciones, el hecho de que en ocasiones anteriores las amenazas no se hab¨ªan convertido en atentados, as¨ª como. el convencimiento de la existencia del, pacto no escrito, los jueces y fiscales encargados de la lucha contra terrorismo siguieron llevando su vida habitual.
Los analistas del fen¨®meno terrorista y los expertos de la Polic¨ªa se preguntan qu¨¦ ha podido motivar este salto cualitativo en las acciones de ETA que la ha llevado a violar el pacto. El nuevo frente abierto por ETA ha obligado a los ministerios de Interior y Justicia, al Poder Judicial ,y a la Fiscal¨ªa del Estado a la adopci¨®n de medidas extraord¨ªnarias para proteger adecuadamente a la veintena de magistrados y fiscales que se encargan de investigar, acusar y juzgar a los terroristas.
Hasta ahora, atacar a uno de estos jueces pod¨ªa resultar sencillo. Algunos, la mayor¨ªa, ni siquiera ten¨ªan un polic¨ªa de escolta. Concretamente, tras las vacaciones veraniegas, s¨®lo dos de los cuatro jueces centrales dedicados a la investigaci¨®n del terrorismo ten¨ªan una protecci¨®n individualizada. Respecto a los magistrados que juzgan ese tipo de acciones, el porcentaje disminu¨ªa, pues ¨²nicamente uno de los nueve de la Sala de lo Penal gozaba de esa protecci¨®n. La media docena de fiscales nunca ha dispuesto de escoltas; a pesar de que ¨¦stos no han cesado de acusar a los terroristas.Un terrorista osado o un kamikaze facilmente podr¨ªa entrar en la sede de la Audiencia Nacional, en Madrid, mostrando un carn¨¦ de identidad falso a la entrada. Una vez en el interior, el acceso a los despachos de jueces y fiscales es bien sencillo: s¨®lo hab¨ªa que abrir la puerta correspondiente.No obstante, en el edificio se encuentra instalada una comisar¨ªa a la que pertenecen.una ve¨ªntena de inspectores. Tambi¨¦n una importante dotaci¨®n de polic¨ªas nacionales controla los puntos neur¨¢lgicos del inmueble, ayudados por, un sofisticado sistema audiovisual, con c¨¢maras instaladas tanto en el exterior como en la sala bl¨ªndada, donde se juzga a los terroristas. A esto hay que a?adir el continuo tr¨¢nsito de guardias civiles que acuden debido a las conducciones de presos.
?timamente, la entrada era m¨¢s complicada. Tras la fuga de Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos, de una sala de la Audiencia Nacional, las medidas de seguridad se intensificaron. Al menos, un polic¨ªa por planta custodiaba las dependencias y controlaba que personas no deseadas pudieran irrumpir en los despachos de magistrados o fiscales.
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