Imagen de Argentina
Soy argentino y fui candidato a vicepresidente de la Rep¨²blica por la Uni¨®n C¨ªvica Radical en las elecciones celebradas el 14 de mayo ¨²ltimo. La f¨®rmula que yo integraba -encabezada por Angelozi- result¨® perdedora, aunque obtuvo m¨¢s de seis millones de votos.Estoy de paso en Espa?a y acabo de leer un art¨ªculo titulado Argentina toca fondo, publicado por EL PA?S el d¨ªa 3 de septiembre. Siento la necesidad de transmitir mi protesta por la manifiesta inequidad que campea en su texto.
La frase inicial es una muestra acabada de ese esp¨ªritu tan poco equilibrado al que aludo: "El presente proceso de deterioro que arrastra al pa¨ªs hacia la ruina econ¨®mica y el caos moral...". A partir de ella tratar¨¦ de sintetizar mis discrepancias.
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Como es de p¨²blico conocimiento, durante la d¨¦cada de los setenta y comienzos de los ochenta, mi pa¨ªs atraves¨® un per¨ªodo caracterizado por la violencia irracional. La guerrilla y la represi¨®n ilegal generaron un enfrentamiento sa!vaje que nos sumi¨® en la tragedia.
A comienzos de la d¨¦cada de los ochenta, Argentina. realiz¨® un esfuerzo enorme, que alcanz¨® ¨¦xito: la reconstrucci¨®n de un sistema pol¨ªtico basado en la legitimidad democr¨¢tica. Este sistema est¨¢ en vigencia, a punto tal que en 1989,por primera vez en la historia argentina, el partido gobernante entreg¨® el poder a su opositor, triunfador en las elecciones.
Ese proceso de reconstrucci¨®n incluy¨® los juicios a los responsables del holocausto sufrido durante los a?os setenta. Obviamente, no todos fueron juzgados ni todos est¨¢n encarcelados. Nunca se castig¨® a todos los responsables: ni en Nuremberg, ni en Argelia, ni en Vietnam, ni -por supuesto- en Espa?a.
Lo que Menem resuelva en el furturo con relaci¨®n a los condenados -militares y guerrilleros,no, olvidarlo porque su compromiso con los segundos podr¨ªa ser m¨¢s exigible que con los primeros- de ninguna manera invalida la reconstrucci¨®n moral y pol¨ªtica protagonizada por la Argentina de los ochenta.Personalmente, me opongo a cualquier indulto, as¨ª lo tengo muy dicho en mi pa¨ªs. Pero afirmo rotundamente que ya hay un espacio ganado en la conciencia p¨²blica;que ese espacio es el que impidi¨® el ¨¦xito de las tentativas golpistas de Rico y de Seineld¨ªn, y que no se perder¨¢ ni aun cuando Menem cometa el error de indultar: la memoria colectiva de un pueblo no cambia por decreto.
Por supuesto, me parece que impugnar la pol¨ªtica econ¨®mica de Menem es una operaci¨®n muy sencilla que no requiere mayor esfuerzo. Pero pienso que es un grave error mezclar las cosas. La pol¨ªtica econ¨®mica de un Gobierno democr¨¢tico es una cuesti¨®n de debate cotidiano. Cualquiera puede discutirla. Lo que no debe hacerse es darle argumentos al enemigo: la acusaci¨®n gen¨¦rica de"entreguismo" econ¨®mico, adem¨¢s de estar desgastada, facilita
la tarea de los golpistas, que buscar¨¢n debilitar la legitimidad del actual Gobierno argentino utilizando -entre otros- el argumento de que no cumple sus promesas preclectorales.
En s¨ªntesis: el contenido tremendista del art¨ªculo a que aludo no expresa la realidad argentina actual ni hace justic¨ªa al esfuerzo de recuperaci¨®n democr¨¢tica protagonizado por el pueblo-
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