Abucheo en el estadio
Verg¨¹enza ajena. Estas dos palabras expresan a la perfecci¨®n el sentimiento de impotencia que me invadi¨® durante el bochornoso espect¨¢culo que presenci¨¦ durante la inauguraci¨®n del estadio Ol¨ªmpico. Pero verg¨¹enza no fue lo ¨²nico que sent¨ª; tambi¨¦n una profunda indignaci¨®n, porque, como tantos otros de los asistentes al acto, fui objeto de un burdo enga?o: en mi ingenuidad pens¨¦ que las senyeres que unos j¨®venes vestidos de blanco (entonces pens¨¦ que eran voluntarios ol¨ªmpicos) iban repartiendo a lo largo del camino entre la plaza de Espa?a y el estadio ten¨ªan el objeto de dar una nota de colorido catal¨¢n a la ceremonia, de modo que las acept¨¦ encantado de poder colaborar. Nada m¨¢s lejos de mi imaginaci¨®n pensar que estaba siendo utilizado para dar mayor realce a un acto reivindicativo con el que no me siento identificado en absoluto y que no apruebo en lo m¨¢s m¨ªnimo no ya por su finalidad, sino por los medios empleados para boicotear el trabajo en algunos casos totalmente desinteresado (me refiero a los voluntarios ol¨ªmpicos) de un elevado n¨²mero de personas. Cuando me di cuenta del enga?o comenc¨¦ a aplaudir con todas mis fuerzas tanto a los Reyes como al resto de las autoridades presentes, en un intento de acallar los silbidos y gritos proferidos por un sector del p¨²blico.Soy catal¨¢n, s¨ª, y a partir de ahora sentir¨¦ verg¨¹enza de que por culpa de una minor¨ªa el nombre de mi tierra y los colores de mi senyera se confundan en la conducta de un grupo de exaltados que se hacen los amos de un, patrimonio de todos los catalanes para ensuciarlo y rebajarlo a los ojos de todo el mundo-
En efecto,
era una prueba de fuego para nuestra ciudad y para nuestros dirigentes, una de las pocas oportunidades, o posiblemente la ¨²nica, que con car¨¢cter previo a los Juegos Ol¨ªmpicos ten¨ªamos de demostrar al mundo nuestra capacidad organizativa y, por consiguiente, nuestra aptitud para el desarrollo de una Olimpiada, dejando patente con ello la l¨®gica en la designaci¨®n que en su d¨ªa se hizo de Barcelona como sede de los Juegos de 1992.Concluida la V Copa del Mundo reflexiono sobre lo acontecido y trato de ser en la medida de lo posible objetivo. Sin embargo, mi pretendida neutralidad tropieza con dos sentimientos que inevitablemente me embargan: sentimiento de rabia y de tristeza. Rabia de que la diosa Climatolog¨ªa no haya sido, ni con mucho, nuestra aliada, de que el estadio estuviese inconcluso, de que su estructura no respondiese ni con mucho a las necesidades (que ha quedado patente que lo funcional est¨¢ re?ido con lo est¨¦tico), y por lo que se refiere a sus servicios no me pronuncio, dado que ¨¦stos no exist¨ªan, pero sobre todo tristeza de que el ciudadano no haya respondido de forma m¨¢s masiva a la primera cita esperada, y como de tristeza hablamos, ni que decir tiene la que me produjeron esos cientos de energ¨²menos que con su presencia lo ¨²nico que pretend¨ªan y obtuvieron fue estropear lo que todos dese¨¢bamos que fuese: una fiesta.
Quedan tres escasos a?os para el examen Final; todav¨ªa existen posibilidades de aprobar, incluso de sobresalir. Ahora bien, para ello ser¨¢ necesario rectificar, olvidarse de rencillas pol¨ªticas entre partidos o instituciones; debe existir colaboraci¨®n, no enfrentamientos, trabajo por parte de todos los implicados de forma m¨¢s an¨®nima, con menos protagonismo, y sobre todo que sirva la experiencia vivida para extraer una lecci¨®n: no se puede nunca cantar victoria y echar las campanas al vuelo antes de tiempo-
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