El rompecabezas camboyano
La evacuaci¨®n vietnamita, rodeada de un clima de miedo ante una posible ofensiva de los 'jemeres rojos'
BOSCO ESTERUELAS ENVIADO ESPECIAL, Camboya ha comenzado los festejos para celebrar la evacuaci¨®n militar vietnamita de un pa¨ªs del sureste asi¨¢tico martirizado durante 20 a?os por la dominaci¨®n extranjera y los abusos cometidos por un r¨¦gimen de terror como fue el de Pol Pot y sus jemeres rojos. Las banderas azulgranas que engalanan las puertas y los balcones de su capital, Phnom Penh, tratan de enmascarar el clima de miedo que respira parte de la poblaci¨®n ante la soledad que se avecina a partir del pr¨®ximo d¨ªa 27, fecha en la que te¨®ricamente no deber¨¢ quedar un solo soldado vietnamita en territorio camboyano, y la probabilidad de una ofensiva militar de los jemeres con el apoyo de las otras dos facciones que integran la oposici¨®n armada, la del pr¨ªncipe Norodom Sihanuk y la del ex primer ministro Son Senn.
El rompecabezas camboyano est¨¢ muy lejos todav¨ªa de resolverse, y no valen los esfuerzos mediadores del jefe del Gobierno tailand¨¦s, Chatichai Choorthavan, ni el paso que va a dar Vietnam con su retirada militar tras 10 a?os de ocupaci¨®n. Ayer, Chatichai Choonhavan anunci¨® el inicio de un nuevo intento de di¨¢logo entre las tres facciones guerrilleras y el Gobierno con el fin de evitar una inminente guerra civil. Las conversaciones, a las que han aceptado acudir Sihanuk y el primer ministro camboyano, Hun Sen, se desarrollar¨¢n en Par¨ªs, Bangkok o Yakarta.Desde el pasado jueves, los 26.000 soldados vietnamitas que quedan a¨²n en el pa¨ªs han comenzado a desplazarse hacia la frontera. Son unidades que se trasladan por v¨ªa terrestre, fluvial y a¨¦rea. Las fuerzas terrestres atravesar¨¢n el paso fronterizo de Mec Bai, unos 170 kil¨®metros al este de Phnom Penh, entre los d¨ªas 25 y 26.
El Gobierno quiere que la poblaci¨®n participe activamente en la despedida. Ayer, los festejos se celebraron en Battambang, la segunda ciudad el pa¨ªs, cuya provincia colindante con Tailandia es la m¨¢s amenazada por los jemeres rojos. Hoy tendr¨¢n lugar en otros puntos, y el lunes est¨¢ prevista una ceremonia de despedida en Phnom Penh.
300 periodistas
El joven primer ministro camboyano, Hun Sen, se ha volcado para que la Prensa internacional est¨¦ presente en todos estos actos. M¨¢s de 300 periodistas extranjeros se encuentran estos d¨ªas en Phnom Penh, alojados como buenamente se ha podido en viejos hoteles y en casas particulares. Las comunicaciones son horribles, pero el Gobierno ha montado una gran campa?a de imagen con la intenci¨®n de hacer comprender al mundo la idea de que el ej¨¦rcito regular y la milicia -50.000 soldados y 300.000 voluntarios civiles, seg¨²n las exageradas cifras oficiales- ser¨¢n capaces de frenar las acciones de desgaste que la resistencia se apresta a emprender. Vietnam afirma, por su parte, que la oposici¨®n armada cuenta en estos momentos con una fuerza real de 50.000 hombres, de los cuales 23.000 son jemeres; 17.000, seguidores de Sihanuk, y los restantes, simpatizantes de Son Senn.
Si as¨ª fuera, no habr¨ªa motivo para que la poblaci¨®n camboyana -m¨¢s de siete millones de habitantes- se sintiera atemorizada por un eventual retorno de Pol Pot, responsable del exterminio de al menos un mill¨®n de personas entre 1975 y 1979.
Nada est¨¢ claro en este peque?o y extraordinariamente bello pa¨ªs, cuyo actual Gobierno se llama comunista, pero que en la pr¨¢ctica est¨¢ liberalizando el sistema y fomentando la propiedad privada. Unos 300.000 camboyanos se hallan en los campos de refugiados que se encuentran en
El rompecabezas Camboyano
la frontera tailandesa. Algunos de ellos acarician la idea de regresar al pa¨ªs tan pronto la situaci¨®n se normalice, pero la mayor¨ªa sue?a con establecerse en otros lugares, sobre todo en EE UU.En cambio, otros camboyanos viven sus d¨ªas m¨¢s felices ahora, a pesar de la incertidumbre y del peligro de guerra civil, debido precisamente a la apertura econ¨®mica impuesta por el actual r¨¦gimen. Son una minor¨ªa frente a una poblaci¨®n cuyo sueldo mensual no supera los cinco d¨®lares, pero que tiene derecho a una vivienda gratuita y a 100 kilos de arroz cada mes. La nueva clase de ricos camboyanos puede permitirse el lujo de comprar casas de 20.000 d¨®lares gracias a la venta de alhajas familiares que tuvieron escondidas durante los a?os del poder de Pol Pot.
Improvisaci¨®n y prisas
En el paso fronterizo de Mec Bai una peque?a escuadrilla de obreros trabaja bajo un sol de muerte para terminar antes del martes un arco conmemorativo de la presencia militar vietnamita en Camboya. Nadie dirige aparentemente la. obra. S¨®lo unos vendedores de fruta miran distra¨ªdamente la operaci¨®n. Tampoco nadie va. a supervisar directamente la retirada de los vietnamitas. Si Vietnam y Camboya hubieran permitido la supervisi¨®n de las Naciones Unidas, la credibilidad de este gesto habr¨ªa tenido m¨¢s peso. Los dos Gobiernos se han opuesto a ella porque consideran que la ONU no es imparcial al no reconocer al actual r¨¦gimen de Phnom Penh.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.