La URSS se resiste a admitir la propiedad privada
El economista Vasili Seliunin asegura que el negocio particular es la piedra de toque de la reforma
La reforma de Mijail Gorbachov y su equipo ha llegado a un l¨ªmite que no puede superar, y se ha agotado. En alg¨²n lugar del estrecho y peligroso puente sobre el abismo ante el que est¨¢ la Uni¨®n Sovi¨¦tica, econom¨ªa e ideolog¨ªa mantienen una feroz lucha cuerpo a cuerpo. Una de las dos debe saltar irremediablemente al abismo. As¨ª lo cree Vasili Seliunin, un brillante periodista econ¨®mico cuyas documentadas y rigurosas publicaciones provocan pol¨¦micas y a menudo pronostican el futuro con sorprendente exactitud. El proyecto de ley sobre la propiedad presentado al Soviet Supremo de la URSS por el Consejo de Ministros ha barrido la "poca esperanza" que Seliunin guardaba a¨²n sobre la reforma.
La ley sobre la propiedad, junto con la de la tierra, el arrendamiento, el sistema fiscal y las empresas socialistas, es uno de los pilares de la reforma econ¨®mica y exige cambios en la Constituci¨®n. El proyecto gubernamental, uno entre seis presentados, no contempla la propiedad privada sino s¨®lo la "propiedad de los ciudadanos". Esta incluye bienes de consumo y producci¨®n, pero est¨¢ muy limitada y no puede ejercerse individualmente sobre la tierra, un negocio o una empresa.Esta semana, en el Instituto de Legislaci¨®n de Mosc¨² un grupo de expertos y diputados discut¨ªa uno de los seis proyectos de ley en circulaci¨®n, dirigido por el vicepresidente de? instituto, Alexandr Makovski. C¨®mo y qui¨¦n debe dividir la propiedad estatal era uno de los problemas que se planteaba con la teor¨ªa marxistaleninista en la mano. Ser o no ser socialista trataba de compaginarse con el ser o no ser propietario.
"Si no hay propiedad privada no habr¨¢ reforma econ¨®mica", se?ala Seliunin, seg¨²n el cual Gorbachov y los reformadores cometieron una "insensatez" al dar a las empresas independencia para disponer de los bienes ajenos; es decir, de los bienes del Estado, sin darles la propiedad sobre los mismos. De este modo, los colectivos laborales ejercieron su "ego¨ªsmo de grupo", se comieron los fondos b¨¢sicos de la empresa, y vali¨¦ndose de un incremento de los precios realizaron incrementos de los fondos salariales sin correspondencia con un aumento de la producci¨®n. Por el aumento de una unidad en la productividad en 1988, el sueldo aument¨® un 1,4%, y al mercado comenz¨® a llegar un dinero fantasma que no pod¨ªa gastarse en unos bienes de consumo insuficientes.
"En ning¨²n caso se pueden dar a la empresa todos los derechos, toda la independencia, mientras la propiedad no sea suya. Nos jugamos el pa¨ªs a las cartas", se?ala Seliunin. "O bien el Estado es propietario y se preocupa de sus intereses y entonces planea, manda, interviene y renueva la empresa, o bien vamos hacia adelante. Sucede, sin embargo, que el Estado, que extiende con gran facilidad su mano sobre todo lo que vuela, camina, repta o se sienta, no puede ocuparse eficazmente de su propiedad. Expropiar como se hizo en 1917 es f¨¢cil, pero defender la propiedad del ego¨ªsmo agresivo del grupo, no". La soluci¨®n est¨¢ en "canalizar, desviar el inter¨¦s ego¨ªsta de los grupos, enfrent¨¢ndo unos a otros y haci¨¦ndolos competir entre s¨ª, y no en ahogar los intereses de grupo, que es ahogar la econom¨ªa".
Agresiones al Estado
Pero para que los grupos se enfrenten entre s¨ª y no efect¨²en agresiones al Estado o a la sociedad debe haber propietarios de las fuerzas de trabajo, del producto del trabajo y de los medios de producci¨®n, seg¨²n Seliunin. Eso es precisamente lo que no garantiza el proyecto de ley. Autorizar la propiedad privada es posible "t¨¦cnicamente" tambi¨¦n en la URSS, pero todo se ha estancado en la ideolog¨ªa. "Gorbachov ya hizo todo lo que pudo, y las cosas empeoraron, no mejoraron", dice Seliunin.El proyecto de ley gubernamental reconoce que el sistema socioecon¨®mico de la Uni¨®n Sovi¨¦tica se basa en las "diversas formas de la propiedad p¨²blica socialista y la propiedad de los ciudadanos, excluyendo la explotaci¨®n del hombre por el hombre", lo que quiere decir la utilizaci¨®n de trabajo asalariado. "No se permite que la fuerza de trabajo se convierta en objeto y sea una propiedad individual del trabajador, que ha sido as¨ª expropiado de su fuerza de trabajo", destaca.
Seliunin recuerda un comentario de Gorbachov en Leningrado. "Estoy en contra de la propiedad privada. Esto no es aceptable para nosotros. En general estoy en contra de la propiedad privada", dijo Gorbachov en julio en un encuentro con obreros. Sus palabras fueron acogidas con aplausos. "Si pagan bien se puede tambi¨¦n (trabajar) para los capitalistas", observ¨®, sin embargo, uno de ellos.
La propiedad social seg¨²n el proyecto de ley, puede ser estatal, cooperativa y de organizaciones sociales, as¨ª como de sociedades an¨®nimas de accionistas y hermandades. La propiedad estatal, a su vez, central, central-republicana, republicana y de las formaciones nacional-territoriales y administrativo-territoriales. Recoge tambi¨¦n la propiedad de las organizaciones religiosas (objetos de culto, locales y finanzas), y la propiedad extranjera en forma de empresas mixtas.
Seliunin cree que el proyecto gubernamental contiene el germen de conflictos nacionalistas inevitables en la f¨®rmula de doble propiedad central-republicana sobre los recursos naturales. El colectivo laboral ejerce, como gerente, la "competencia de propietario" de la propiedad estatal, seg¨²n unas f¨®rmulas que rizan el rizo para dejar al Estado la ¨²ltima palabra sobre la propiedad.
Seliunin compara la estructura de la propiedad estatal con un tri¨¢ngulo invertido, cuya base, colocada donde deber¨ªa estar el v¨¦rtice, es la propiedad centralizada. Para Seliunin, la propiedad central deber¨ªa ser la m¨ªnima necesaria: un presupuesto de defensa, el banco emisor y recursos para programas generales estatales y mantenimiento del aparato administrativo y diplom¨¢tico. Las rep¨²blicas tal vez se reconciliar¨ªan as¨ª con la existencia de la URSS. Las empresas estatales s¨®lo dejar¨¢n en las rep¨²blicas hasta un 40% de los impuestos, en contra de la concepci¨®n del B¨¢ltico, favorable a dejar todos los impuestos en las rep¨²blicas y que ¨¦stas, como tales, paguen una contribuci¨®n al presupuesto estatal. La propiedad cooperativa encierra falsedades, ya que el derecho de propiedad sobre los medios de producci¨®n queda contrarrestado con la obligaci¨®n de producir lo que se estipula.
Plan irrealista
El plan econ¨®mico para 1990 es irrealista, seg¨²n Seliunin, y responde a la necesidad de crear la "ilusi¨®n de que se dirige". ?Que suceder¨¢ el a?o pr¨®ximo? Seliunin vacila y afirma: "Primero tenemos que pasar el invierno. Las reservas de combustible han descendido a l¨ªmites inadmisibles. Al faltar el combustible, los tubos de calefacci¨®n se congelan y estallan. Otro problema es el transporte. No s¨®lo por las huelgas, sino porque la mayor¨ªa de los ferrocarriles rusos fueron construidos en la ¨¦poca de los zares, y la red es anticuada e insuficiente. La pol¨ªtica del Ministerio de Ferrocarriles consisti¨® en producir m¨¢s y m¨¢s vagones. Dado que los nudos ferroviarios son escasos, se ha llegado a una par¨¢lisis en el transporte.
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