La sana obscenidad
Un psicoanalista defiende el valor terap¨¦utico de tacos y palabrotas
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"Las palabras obscenas son el veh¨ªculo genuino de los afectos, por su carga afectiva y fuerza visual, convocan directamente los sentimientos", dice este psic¨®logo y psicoanalista argentino, de 48 a?os, disc¨ªpulo del legendario ?ngel Garma, el espa?ol introductor de la doctrina psicoanal¨ªtica en Latinoam¨¦rica. La mejor¨ªa es una "nota com¨²n" cuando el paciente empieza a referirse a su ¨¢rea conflictiva con t¨¦rminos obscenos, y enfrenta su deseo incestuoso. "Una enferma m¨ªa muy grave que acostumbraba a lavarse durante mucho tiempo despu¨¦s de cagar y que, en la calle, sent¨ªa deseos compulsivos de chupar los ca?os de las fuentes, ?imag¨ªnese por qu¨¦!, empez¨® a mejorar cuando consigui¨® decir culo, cagar y otras cosas por el estilo", asegura.M¨¢s de 15 a?os de experiencia profesional le animaron a escribir sobre un tema, que a ¨¦l, en el div¨¢n, tambi¨¦n le angusti¨®, seg¨²n confiesa. Rebusc¨® en la literatura, en la historia y en su memoria de terapeuta y, durante a?o y medio, perfil¨® un recorrido apasionado por la anatom¨ªa voluptuosa de las obscenidades, a la luz del psicoan¨¢lisis. La edici¨®n argentina del libro, de 1983, lleva nueve reimpresiones y mereci¨® cierta pol¨¦mica, aunque el autor asegura que sus colegas psicoanalistas, incluido su maestro, el anciano Garma, acogieron bien la obra. El volumen -lanzado en Espa?a por Ediciones Mart¨ªnez Roca- est¨¢ a punto de ver la luz en EE UU.
"El psicoan¨¢lisis ya se hab¨ªa acercado a la obscenidad", afirma. Sin embargo, atribuye a Sigmund Freud -el padre de esta tendencia- "un lenguaje casto y puro, lo que ¨¦l llamaba 'el vicio hereditario de la virtud". "El uso franco de obscenidades es se?al de mayor libertad, y de un esp¨ªritu m¨¢s robusto, menos remilgado", insiste. Y propone "a la pareja que jode usar palabras obscenas, que expresan mejor los instintos y son m¨¢s afrodis¨ªacas". Los chistes verdes son como un mal menor, "es un avance sobre la represi¨®n". La moral "trastoca el sentido voluptuoso de las malas palabras" para convertirlas en insultos.
Innombrables
Las obscenidades, que "mencionan siempre partes del cuerpo, secreciones o conductas que suscitan deseos sexuales", guardan, seg¨²n el autor, un paralelismo con palabras tab¨²es de civilizaciones primitivas: innombrables -bajo el castigo de muerte en Colombia o en Tahit¨ª- los nombres de las divinidades, de los muertos e incluso de las suegras..., innombrables las palabras que nombran sin rubor "la sexualidad lujuriosa y veraz". Y detr¨¢s de ellas est¨¢ la prohibici¨®n suprema y universal: el incesto y el complejo de Edipo, que Arango ilustra con una cita extra¨ªda de una voluptuosa carta de amor del sesudo Voltaire a su sobrina, en la que el fil¨®sofo no utilizaba precisamente los pacatos t¨¦rminos pene y trasero."Las malas palabras aguardan a¨²n su libertad para ocupar su lugar en el vocabulario leg¨ªtimo de la vida cotidiana. Y sin malicia. S¨®lo as¨ª perder¨¢n su car¨¢cter traum¨¢tico y alucinatorio y recuperar¨¢n su inocencia. Y no ser¨¢n m¨¢s ni buenas ni malas, sino simplemente palabras", afirma Arango en su obra. "Las voces obscenas deben disfrutar, pues, de plena libertad en el lenguaje" de medios de comunicaci¨®n y foros acad¨¦micos. Aunque dice que se modera en ciertos foros, Arango, cantante l¨ªrico aficionado y apasionado del f¨²tbol, asegura que sus inseparables tacos no le han reportado problemas.
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