Artesanos
A juzgar por el trato que les da, al gobierno municipal de Madrid no le gustan los artesanos. En esto s¨ª que se ve que se trata de una nueva derecha, porque a la vieja derecha le encantaban los artesanos. Los supon¨ªa incontaminados por las ideas disolventes que circulaban por las f¨¢bricas, felices en su modestia e incluso portadores de virtudes ancestrales. La nueva derecha los saca a palos de sus tenderetes callejeros, acus¨¢ndolos de libertinos, libertarios, jipiosos, sudacas y gitanos. 0 quiz¨¢ queriendo hacer un gui?o a la utop¨ªa del tendero facha: no pagar impuestos, tener la exclusiva de venta en el barrio y municipales a la puerta para que no le roben.Lo que les ocurre a los artesanos es que son ingenuos. Se han cre¨ªdo que desde Varsovia a la Moncloa corre el viento de la libertad de mercado. Se han cre¨ªdo que ha resucitado Adam Smith y que -Pedro Schwartz o Boyer son sus profetas. Se han cre¨ªdo que todo el monte es or¨¦gano. ?Hasta ah¨ª pod¨ªamos llegar! La libertad de mercado no debe confundirse con el libertinaje de mercado, es una libertad dentro de un orden y s¨®lo para quienes est¨¢n preparados. Es la libertad del capital, no la de las personas, y los artesanos son unos desgraciados que no tienen capital, por definici¨®n.
Lo que deben hacer los artesanos es vender sus patentes a alg¨²n grupo extranjero y establecerse como delegaci¨®n espa?ola. Muy adecuado tambi¨¦n es que no sean modestos y aparquen en las aceras lujosos autom¨®viles. Para alcanzar los beneficios de la econom¨ªa de mercado har¨¢n bien en contaminar, o simularlo al menos, organiz¨¢ndose unos a otros manifestaciones de protesta. Traten al menos de ser fotografiados con alg¨²n banquero col¨¢ndose en monter¨ªas y regatas. Entonces les dejar¨¢n vender lo que quieran, hasta a su se?ora madre.
Claro que hay otra salida: cerrar el tenderete y buscarse la vida con un pincho los unos y como maderos los otros. A lo mejor ah¨ª s¨ª que funciona la ley de la oferta y la demanda.
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