El papel de la Cruz Roja Espa?ola
En estas ¨²ltimas fechas se ha desatado una fuerte pol¨¦mica en la opini¨®n p¨²blica por la distribuci¨®n efectuada por el Ministerio de Asuntos Sociales de los fondos provenientes del 0,52% del impuesto de la renta de las personas f¨ªsicas (IRPF), destinados a "otros fines de inter¨¦s social". El origen del debate se sit¨²a en la cantidad de la ayuda recibida por C¨¢ritas Espa?ola y su comparaci¨®n con los fondos distribuidos entre otras entidades. Yo no voy a entrar en esta cuesti¨®n -ni puedo ni debo hacerlo-, pero s¨ª me siento en la obligaci¨®n de exponer a la opini¨®n p¨²blica la posici¨®n de Cruz Roja ante el reparto de los mencionados fondos.La Cruz Roja Espa?ola, desde la aprobaci¨®n de su Documento de objetivos de 1986, ha optado por robustecer su presencia en la soluci¨®n a los problemas sociales que azotan a la sociedad moderna y en la lucha contra la marginaci¨®n. No ha querido que esto quedase en una mera declaraci¨®n de intenciones, sino que ha intentado buscar los fondos presupuestarios necesarios para desarrollar programas de intervenci¨®n social s¨®lidos y eficaces.
La perspectiva que se abri¨® con la disposici¨®n adicional quinta, apartado uno, de la Ley 33/ 1987, de 23 de diciembre. de Presupuestos Generales del Estado para 1988 y con el Real Decreto 825/1988, de 15 de julio, por el que se regulaban los fines de inter¨¦s social de la asignaci¨®n tributaria del IRPF, nos convenci¨® de que esta v¨ªa nos permit¨ªa obtener dotaci¨®n econ¨®mica para satisfacer demandas sociales. Es m¨¢s, en este decreto se especificaba expresamente que se considerar¨ªan como otros fines de inter¨¦s social "los programas sociales desarrollados por la Cruz Roja Espa?ola y otras organizaciones no gubernamentales".
El decreto, de alguna manera, ya adelantaba la prioridad que se otorgar¨ªa a la Cruz Roja Espa?ola y a los programas que presentase, si ¨¦stos resultaban de inter¨¦s social reconocido.
Este hecho no es un fen¨®meno que nazca del capricho, sino que se enraiza con una trayectoria de compromiso con los desfavorecidos desarrollada por la Cruz Roja en sus 125 a?os de historia. Y tambi¨¦n con la obligaci¨®n que tiene el Estado espa?ol y su Gobierno, sea del color que sea, de proteger y desarrollar la Sociedad Nacional de la Cruz Roja, como consecuencia de haber suscrito los convenios de Ginebra y sus protocolos adicionales.
Algunas voces, desconocedoras de las peculiaridades de Cruz Roja, han querido ver en este especial trato no la consideraci¨®n hist¨®ricamente mantenida hacia la instituci¨®n por los Gobiernos de Espa?a, sino un inconfesable deseo de favorecer el prestigio del actual equipo directivo.
Quienes as¨ª opinan desconocen la tradici¨®n espa?ola en favor de su Cruz Roja, que este Gobierno no s¨®lo ha conservado, sino potenciado en un gesto de comprensi¨®n y apoyo a la labor hist¨®rica y actual del amplio y plural conjunto de socios y voluntarios de la instituci¨®n.
De otro lado, la XXII Conferencia Internacional de la Cruz Roja, celebrada en Teher¨¢n en 1973, declar¨® que las sociedades nacionales actuar¨ªan como auxiliares de las autoridades p¨²blicas, con la misi¨®n de cooperar en las esferas de sanidad y desarrollo social., La XV Conferencia Internacional, que tuvo lugar en Tokio en 1943, ya invitaba a las sociedades nacionales a llenar los vac¨ªos existentes en cada pa¨ªs en estas materias, en cooperaci¨®n con las agencias gubernamentales. En coherencia con esto, la Cruz Roja es la ¨²nica organizaci¨®n no gubernamental espa?ola que estatutariamente se manifiesta -consecuente con la Cruz Roja Internacional- como "auxiliar y colaboradora de los poderes p¨²blicos", con las obligaciones y esfuerzos de todo tipo que lleva aparejado.
Actividades solidarias
Tras la aparici¨®n del decreto, la Cruz Roja se puso a dibujar los programas que se pod¨ªan presentar dirigidos a ancianos, disminuidos, incapacitados, toxic¨®manos, marginados sociales y actividades de solidaridad ante situaciones de necesidad. Terrenos en los que la Cruz Roja presenta una larga experiencia contrastada.
Presentamos al Ministerio de Asuntos Sociales una petici¨®n de fondos que ascendi¨® a 5.604.528.201 pesetas, de los cuales nos fueron concedidos 3.033.775.574, un 54% de la cantidad que solicitamos.
Mi obligaci¨®n como presidente de Cruz Roja es conseguir lo mejor para la instituci¨®n y, en este caso que nos ocupa, la mayor dotaci¨®n de fondos. En este sentido, reconociendo el esfuerzo realizado por el Ministerio de Asuntos Sociales con nosotros, puedo afirmar que me siento moderadamente satisfecho de ese 54% de dotaci¨®n que hemos recibido, pues estoy convencido de que disponemos de experiencia y capacidad para haber incrementado al ciento por ciento los programas que presentamos.
De esta capacidad dar¨¢n prueba nuestras m¨¢s de 900 asambleas locales, los casi 600.000 socios colaboradores y los m¨¢s de 100.000 voluntarios que reciben a diario la aprobaci¨®n de sus conciudadanos y de los representantes de las distintas Administraciones que forman parte de los ¨®rganos de direcci¨®n de la Cruz Roja y que someten a control nuestros presupuestos y actuaciones.
S¨ª me congratula que el ministerio haya considerado lo suficientemente s¨®lidos nuestros proyectos como para haber trasladado lo que era el esp¨ªritu y la letra del decreto a lo que han sido las ayudas definitivas. Cruz Roja ha conseguido el 39,78% de la cantidad distribuida por Asuntos Sociales. Esto, como presidente de la instituci¨®n, supone un motivo de honda satisfacci¨®n.
Programas aprobados
El espacio del art¨ªculo de prensa no permite una explicaci¨®n exhaustiva sobre los programas que desarrollaremos con estos 3.000 millones, pero s¨ª me parece necesario hacer una enumeraci¨®n de los mismos. El hilo conductor no es otro que el de buscar respuesta a demandas sociales en cuestiones como la ayuda a domicilio, la intervenci¨®n comunitaria, la presencia del voluntario en las c¨¢rceles, la prevenci¨®n de la marginaci¨®n infantil y juvenil, la formaci¨®n en socorros y emergencias, prevenci¨®n, atenci¨®n y recuperaci¨®n social de toxic¨®manos, repatriaci¨®n de enfermos y ancianos, asistencia a domicilio para enfermos de SIDA, prevenci¨®n del embarazo en la adolescencia, retorno temporal de antiguos refugiados y asistencia socio-sanitaria a los emigrantes marroqu¨ªes y argelinos en tr¨¢nsito por Espa?a. Esto, a grandes rasgos, es la labor que realizar¨¢ la Cruz Roja con los fondos recibidos del 0,52% del IRPF.
C¨¢ritas Espa?ola se ha sentido discriminada por la cantidad recibida y ha emprendido las acciones que ha cre¨ªdo pertinentes. Me consta, porque as¨ª me lo ha comunicado su presidente, Alfredo Marug¨¢n, que no objeta para nada el trato recibido por Cruz Roja. No puedo entrar a juzgar, pues ignoro la entidad de los programas presentados por C¨¢ritas y los criterios seguidos por el ministerio con otras organizaciones distintas a Cruz Roja. La cuesti¨®n ha entrado en los tribunales, y ser¨¢n los jueces quienes digan la ¨²ltima palabra. No obstante -y sin ning¨²n ¨¢nimo de polemizar-, no podemos obviar que la ciudadan¨ªa, en el momento de enfrentarse a su declaraci¨®n de la renta de 1988, opt¨® entre dedicar su aportaci¨®n a la Iglesia o a "otros fines de inter¨¦s social". Y cabe suponer que quienes se inclinasen por la opci¨®n religiosa pensasen que, entre otras, dedicaban su aportaci¨®n a la labor social que realiza la Iglesia a trav¨¦s de las organizaciones a las que est¨¢ vinculada. Asimismo, quienes se decantaron por la opci¨®n laica dirigieron su aportaci¨®n hacia la casilla de "otros fines de inter¨¦s social".
Lo que ni C¨¢ritas ni Cruz Roja ni otras organizaciones no gubernamentales pueden hacer es entrar en una disputa por ver qui¨¦n sienta al pobre a su mesa. Lo que necesitan los sectores desfavorecidos de la sociedad es la colaboraci¨®n y el apoyo entre todos nosotros y con las autoridades p¨²blicas. Este es el camino emprendido, al menos, por Cruz Roja.
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