Kohl ir¨¢ al campo de Auschwitz durante su pr¨®xima visita a Polonia
Casi con un a?o de retraso, el canciller federal de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), Helmut Kohl, visitar¨¢ oficialmente Polonia el 9 de noviembre pr¨®ximo y permanecer¨¢ durante cinco d¨ªas en el pa¨ªs. Kohl, adem¨¢s de la capital, Varsovia, visitar¨¢ las ciudades de Gdansk y Cracovia, as¨ª como el tristemente famoso campo de concentraci¨®n de Auschwitz, y ser¨¢ el primer jefe de Gobierno que se entreviste con el nuevo primer ministro polaco, Tadeusz Mazowiecki.
El canciller parece haber impuesto finalmente el buen sentido entre sus filas, donde los elementos m¨¢s radicales se hab¨ªan dedicado a boicotear concienzudamente el viaje, y hab¨ªan llegado a conseguir aplazarlo infinidad de veces.
El viejo tema de los territorios perdidos en el Este -Silesia, Pomerania y la Prusia oriental- ha servido a elementos como el ministro de Finanzas, Teo Waigel, para resucitar los demonios del pangermanismo, sin contar las presiones de millones de votantes que se encuentran entre aquellos 14 millones que fueron desplazados de su tierra, especialmente en Polonia, tras el fin de la guerra, y que no quieren ver c¨®mo su dinero va a parar a manos de quienes les desposeyeron de todo.
Sin embargo, as¨ª va a ser, porque el principal objeto de la visita del canciller federal es el de prestar una important¨ªsima ayuda a Varsovia para levantar una de las econom¨ªas m¨¢s deterioradas del Este europeo e intentar mantener as¨ª el primer Gobierno no comunista en el Pacto de Varsovia. En Bonn aseguraron ayer que el canciller dejar¨¢ adem¨¢s bien claro que la Rep¨²blica Federal de Alemania acepta la frontera marcada por los r¨ªos Oder y Neisse y que su pa¨ªs no tiene ninguna reclamaci¨®n territorial que hacer a Polonia.
En el aspecto econ¨®mico, el regalo de Bonn es de dimensiones considerables: primero, aplazar el pago de la deuda polaca de 1988 (1.400 millones de d¨®lares) hasta 1993, y adem¨¢s un cr¨¦dito blando de 1.500 millones de d¨®lares para la exportaci¨®n.
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