M¨¦dicos
La informaci¨®n que aborda los temas sanitarios decepciona habitualmente a los profesionales de la medicina. Las quejas, unas veces por errores de concepto, otras por la desmedida importancia concedida a supuestos descubrimientos, son constantes. Sin embargo, existe una decepci¨®n m¨¢s sentida, si cabe, cuando las informaciones tratan sobre la organizaci¨®n de la asistencia sanitaria, la vida en los hospitales o la relaci¨®n de m¨¦dicos y pacientes. La sensibilidad de muchos profesionales de la medicina, que han visto en los ¨²ltimos a?os c¨®mo cambiaba dr¨¢sticamente el entorno social y profesional en el que ejercen su trabajo, ante el tratamiento que dan a estos temas los medios de comunicaci¨®n es muy alta. Algunos consideran que la prensa, en ocasiones, contribuye a incrementar la confusi¨®n sobre una situaci¨®n ya de por s¨ª bastante compleja.Este sentimiento de decepci¨®n es claramente perceptible en las numerosas cartas enviadas por m¨¦dicos a este diario a ra¨ªz de la publicaci¨®n -el pasado 24 de septiembre en el suplemento Domingo- del reportaje Yo soy el m¨¦dico y esto es la guerra escrito por Ignacio Carri¨®n. Con el subt¨ªtulo La Seguridad Social vista a trav¨¦s de las angustias, humos, colas y dem¨¢s aventuras cotidianas del hospital Doce de Octubre, el periodista ofrec¨ªa su visi¨®n de la vida cotidiana en uno de los hospitales m¨¢s importantes de Madrid. El reportaje era anunciado en primera p¨¢gina con el t¨ªtulo Caos hospitalario. Radiograf¨ªa de un gran centro asistencial.
El director gerente del hospital, doctor Jos¨¦ Mar¨ªa Rivera, en una carta dirigida al ombudsman, afirma: "Me sorprende que el cronista, como sucede en m¨¢s de una ocasi¨®n a lo largo del reportaje, se haga ¨¦l mismo preguntas que son insinuaciones de cosas que no le gustan. A mi entender, lo que el lector espera del informador son respuestas o datos de por qu¨¦ funcionan las cosas de una u otra manera. Por otro lado, se hacen afirmaciones que no se sabe a qu¨¦ vienen. As¨ª, sin m¨¢s, se escribe que 'podr¨ªa decirse que la lista de espera se convierte en espera de listos".
"La descripci¨®n" -a?ade- "un tanto novelada y dispersa de hechos me parece que es un modo de no entrar de lleno en nada. Da la impresi¨®n que m¨¢s que hablar de la asistencia que se da en el centro (25.000 intervenciones quir¨²rgicas, primer centro de Espa?a en trasplante de h¨ªgado y uno de los primeros de ri?¨®n, etc¨¦tera), lo que se pretende es descalificarlo porque, seg¨²n se insiste a lo largo de la cr¨®nica, se fuma excesivamente".
Por su parte, el doctor Ramiro D¨ªez, neurocirujano del hospital Doce de Octubre, afirma en su carta: "Hace bien el se?or Carri¨®n en denunciar las fealdades derivadas de la invasi¨®n incontrolada de visitantes, la enorme presi¨®n asistencial, el raquitismo arquitect¨®nico o el h¨¢bito de fumar a boca llena, pero elude mencionar las causas de los problemas y deja por identificar otros quiz¨¢ m¨¢s sustanciales. A cuantos trabajamos en este medio nos gustar¨ªa que se hiciese efectiva la prohibici¨®n de fumar en los hospitales y m¨¢s a¨²n que el nivel cultural y los modos c¨ªvicos del espa?ol medio fueran mejores. Sin embargo, y en tanto las cosas no cambien a mejor, ser¨ªa bueno para todos que ustedes no reiteraran el tratamiento truculento y superficial de los temas sanitarios".
"Uno tiene la impresi¨®n", a?ade el neurocirujano, "de que a veces los periodistas soslayan intencionadamente lo esencial de los asuntos que tratan y que algunos, lejos de querer contribuir a mejorar la sanidad p¨²blica, tienen el decidido prop¨®sito de acabar con ella. Su art¨ªculo induce inevitablemente a creer que las deficiencias descritas afectan en id¨¦ntico grado a la asistencia m¨¦dica, lo cual es ciertamente falso. De este modo el efecto m¨¢s inmediato, y quiz¨¢s el ¨²nico, de su escrito es intimidar cuando no aterrorizar al enfermo que ha de acudir a los hospitales p¨²blicos y esto es in¨²til y cruel".
Respuesta
El autor del reportaje, Ignacio Carri¨®n, dice, en respuesta a estas cr¨ªticas, que utiliz¨® "una t¨¦cnica y un estilo de narraci¨®n en vivo y directa" para trasladar a los lectores las observaciones y el ambiente captado en los dos d¨ªas de visita al hospital Doce de Octubre. "Este centro hospitalario", a?ade Ignacio Carri¨®n, .supura an¨¦cdotas muy reveladoras que, como la tolerancia en el fumar que llega a extremos de que algunos enfermos lo hagan incluso en la cama, no pueden considerarse irrelevantes". Para el autor, "la an¨¦cdota es un hecho y si exponerla a la luz irrita a los responsables del hospital habr¨ªa que preguntarse qu¨¦ reacci¨®n suscitar¨ªa en ¨¦stos una profundizaci¨®n y un an¨¢lisis de las causas que las originan. La raz¨®n del reportaje era, precisamente, mostrar con realismo y crudeza, y en ocasiones hasta con humor, lo que cualquier visitante puede ver, se?alando as¨ª deficiencias del funcionamiento que son perfectamente subsanables'.
"Volverse contra el autor de una cr¨®nica", concluye Carri¨®n, "acus¨¢ndole de haber perdido la oportunidad de profundizar en el tema, resulta tan pintoresco como pronosticar que esta misma cr¨®nica va a enfrentar a la sociedad con la clase m¨¦dica o el personal sanitario, que saben que la cr¨ªtica es un medio leg¨ªtimo y necesario para intentar que mejore la situaci¨®n".
En la pol¨¦mica que origin¨® el art¨ªculo y que ha sido recogida en la secci¨®n Cartas al Director, el doctor Manuel S¨¢nchez, representante nacional de M¨¦dicos de Hospital del Consejo de Colegios M¨¦dicos de Espa?a, afirmaba: "Creo, honradamente, que los libros de estilo, los defensores del lector, etc¨¦tera, no sirven de nada si luego se publican art¨ªculos con ¨¦ste". El lector tiene raz¨®n. Los libros de estilo o el ombudsman no impiden nunca que un art¨ªculo como ¨¦ste se publique. El libro de estilo no es una falsilla. Recoge unos cuantos principios -pocos pero claros- que ni limitan la mirada del periodista ni coartan sus ideas. Su aplicaci¨®n intenta paliar la subjetividad inherente a todo punto de vista, pero no garantiza escribir un buen reportaje.
Con un a?o de retraso
El pasado martes 10 de octubre el diario public¨® una nota necrol¨®gica dedicada al teniente Coronel de Artiller¨ªa, Ferm¨ªn Ibarra Renes, expulsado en 1976 de las Fuerzas Armadas por pertener a la Uni¨®n Militar Democr¨¢tica (UMD) y que reingres¨® en el Ej¨¦rcito con sus ocho compa?eros en 1986. El teniente coronel hab¨ªa fallecido un a?o antes, el 8 de octubre de 1988. Una lectura apresurada de la esquela que recordaba el primer aniversario de su muerte -publicada en EL PA?S el pasado 9 de octubre- indujo a este lamentable error de redacci¨®n. Posiblemente el error no se habr¨ªa producido si cuando muri¨® este militar dem¨®crata el diario le hubiera dedicado algo m¨¢s de las cinco l¨ªneas que public¨®. Las necrol¨®gicas con un a?o de retraso dejan un sabor amargo que no merecen quienes se distinguieron en la lucha por restablecer la libertad en Espa?a.
El tel¨¦fono para ponerse en contacto directo con el ombudsman es el 754 45 53 de Madrid
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