Francia no logra un acuerdo para que la Ant¨¢rtida sea una reserva natural
La propuesta franco-australiana de conseguir para la Ant¨¢rtida una situaci¨®n de reserva natural no obtuvo el acuerdo de los dem¨¢s pa¨ªses participantes en la conferencia reunida desde el pasado d¨ªa 9 en Par¨ªs. La conferencia acept¨® la convocatoria en 1990 de una reuni¨®n especial dedicada a la protecci¨®n global del medio ambiente en el continente blanco. Despu¨¦s de un d¨ªa de prolongaci¨®n a causa de los desacuerdos, anoche se buscaba a¨²n una f¨®rmula de compromiso que permitiera salvar la cara a Francia.
La f¨®rmula pod¨ªa consistir en la menci¨®n de su postura en la convocatoria de la nueva conferencia, pero sin incluir el t¨¦rmino reserva natural en la resoluci¨®n; es decir, sin que la menci¨®n prejuzgara las discusiones del a?o pr¨®ximo, a celebrar en Santiago de Chile.El enfrentamiento se ha centrado, por una parte, entre las posiciones de Francia y Australia, que pretend¨ªan introducir el concepto de reserva natural como forma de proteger el medio ambiente y abandonar la Convenci¨®n de Wellington, adoptada en 1988 para regular la explotaci¨®n minera de la Ant¨¢rtida. Por otra, Estados Unidos y el Reino Unido defienden la aplicaci¨®n de la Convenci¨®n de Wellington, porque consideran que protege suficientemente el continente blanco, y no aceptan enmiendas m¨¢s radicales que impidan una futura extracci¨®n de los recursos del subsuelo, en particular los hidrocarburos.
Francia aprob¨® la convenci¨®n, pero despu¨¦s ha dado un giro m¨¢s ecologista, acerc¨¢ndose a las propuestas de Greenpeace, que reclama la conversi¨®n de la Ant¨¢rtida en parque mundial. La posici¨®n francesa ha sido apoyada matizadamente por B¨¦lgica, Italia y, en cierto modo, por Espa?a. Sin embargo, la delegaci¨®n espa?ola ha mantenido una postura intermedia, aceptando el principio de reserva natural como uno m¨¢s de los que pueden otorgarse a la Ant¨¢rtida, pero sin que ello signifique cerrar la puerta a la explotaci¨®n minera.
Carlos Blasco, jefe de la delegaci¨®n espa?ola, asegura que en un futuro los avances tecnol¨®gicos pueden permitir la explotaci¨®n minera sin que se deteriore el medio ambiente ant¨¢rtico. Espa?a se adhiri¨® el a?o pasado al Tratado de Washington de 1961, que regula todo el llamado sistema ant¨¢rtico, pero no es pa¨ªs signatario de la Convenci¨®n de Wellington, porque ¨¦sta se adopt¨® antes de la adhesi¨®n espa?ola al tratado.
Blasco no cree que Espa?a se adhiera r¨¢pidamente a la convenci¨®n, precisamente en raz¨®n de su postura abierta a cualquier soluci¨®n que respete el medio ambiente y para no enfrentarse a la idea francesa de la reserva natural, que no excluye.
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