Una sola ecuaci¨®n
"Me gustar¨ªa decir algunas palabras sobre la consciencia y actitudes p¨²blicas ante la ciencia y la tecnolog¨ªa. Nos guste o no, el mundo en que vivimos ha cambiado mucho en el ¨²ltimo siglo, y probablemente cambiar¨¢ a¨²n m¨¢s en los pr¨®ximos 100 a?os", dijo Stephen Hawking en la entrega de los Premios Pr¨ªncipe de Asturias.
A algunos les gustar¨ªa detener estos cambios y volver a lo que ellos consideran una ¨¦poca m¨¢s pura y m¨¢s simple. Pero la historia ense?a que el pasado no fue tan maravilloso. No fue tan malo, es cierto, para una peque?a minor¨ªa privilegiada, aunque tambi¨¦n ellos carecieron de los beneficios de la medicina moderna, y hasta los partos constitu¨ªan un alto riesgo para las mujeres. Para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n la vida era s¨®rdida, brutal y corta.En cualquier caso, aunque uno lo quisiese no podr¨ªa retrasar el reloj del tiempo hacia una ¨¦poca anterior. El conocimiento y las t¨¦cnicas no pueden ser relegados al olvido ni se pueden impedir m¨¢s adelantos en el futuro. Incluso si todo el presupuesto gubernamental para la investigaci¨®n se suprimiese, la fuerza de la competencia entre las empresas traer¨ªa avances tecnol¨®gicos. Tampoco nadie podr¨ªa impedir que las mentes inquisitivas pensaran sobre las ciencias b¨¢sicas, aunque no se les pagase por hacerlo. El ¨²nico camino para evitar nuevos avances ser¨ªa un estado mundial totalitario que suprimiese cualquier innovaci¨®n. Pero la iniciativa y el ingenio humanos son tales que no tendr¨ªa ¨¦xito. Todo lo que lograr¨ªa ser¨ªa disminuir el ritmo del cambio.
Si admitimos que no es posible impedir que la ciencia y la tecnolog¨ªa cambien en el mundo, podemos al menos intentar que esos cambios se realicen en la direcci¨®n correcta. En una sociedad democr¨¢tica, esto significa que los ciudadanos necesitan tener unos conocimientos b¨¢sicos de las cuestiones cient¨ªficas, de modo que puedan tomar decisiones informadas y no depender ¨²nicamente de los expertos. Hoy en d¨ªa, la sociedad tiene una actitud ambivalente con respecto a la ciencia. Se da por un hecho el continuo aumento del nivel de vida, fruto de los nuevos avances de la ciencia y la tecnolog¨ªa. Pero tambi¨¦n se desconf¨ªa de la ciencia porque no se entiende. Esta desconfianza se refleja en la caricatura del cient¨ªfico loco trabajando en su laboratorio para producir un Frankenstein. Y es tambi¨¦n un elemento importante del apoyo que tienen los partidos verdes. Pero, por otra parte, la gente tiene un gran inter¨¦s por los asuntos cient¨ªficos, particularmente la astronom¨ªa, como lo demuestra la enorme audiencia que tienen las series de televisi¨®n sobre el cos mos, o de ciencia ficci¨®n.
?Qu¨¦ se puede hacer para aprovechar ese inter¨¦s y dar a los ciudadanos la educaci¨®n cient¨ªfi ca que necesitan para tomar de cisiones informadas en temas como la lluvia ¨¢cida, el efecto in vernadero, las armas nucleares o la ingenier¨ªa gen¨¦tica? Claramente, la base debe estar en lo que se ense?a en los colegios. Pero la ciencia, en la ense?anza escolar, es presentada a menudo de un modo ¨¢rido y sin inter¨¦s. Los ni?os la aprenden de memoria para aprobar los ex¨¢menes, pero no ven su importancia en el mundo que les rodea. Y aunque las ecuaciones son una forma concisa y exacta de describir ideas matem¨¢ticas, al mismo tiempo atemorizan a la mayor parte de la gente. Cuando escrib¨ª recientemente un libro de divulgaci¨®n cient¨ªfica, fui advertido de que cada ecuaci¨®n que incluyese rebajar¨ªa las ventas a la mitad. Inclu¨ª una sola, la m¨¢s famosa de Einstein, E = mc2. Quiz¨¢ habr¨ªa vendido el doble sin ella.Palabras
Cient¨ªficos e ingenieros tienden a expresar sus ideas en forma de ecuaciones, porque necesitan conocer los valores exactos de las cantidades. Pero para otras personas una comprensi¨®n sustancial de los conceptos cient¨ªficos es suficiente. Y esto puede expresarse mediante palabras y diagramas, sin el uso de ecuaciones.La ciencia que la gente aprende en los colegios puede proporcionarnos un marco b¨¢sico. Peroel ritmo del progreso cient¨ªfico es ahora tan r¨¢pido que siempre hay nuevos avances que han surgido despu¨¦s de que uno ha dejado la escuela o la universidad. Yo nunca aprend¨ª nada sobre biolog¨ªa molecular o transistores en el colegio, y sin embargo la ingenier¨ªa gen¨¦tica y las computadoras son dos de los avances que probablemente cambiar¨¢n m¨¢s nuestra forma de vivir en el futuro. Libros populares y art¨ªculos en las revistas sobre ciencia pueden ayudar a dar a conocer nuevos avances. Pero incluso el m¨¢s exitoso libro de divulgaci¨®n es le¨ªdo s¨®lo por una peque?a parte de la poblaci¨®n. Cnicamente la televisi¨®n puede conseguir una audiencia masiva. Hay muy buenos programas cient¨ªficos en la televisi¨®n, pero algunos s¨®lo presentan las maravillas cient¨ªficas como algo m¨¢gico, sin explicarlas o sin mostrar c¨®mo encajan en el marco de la ciencia. Los productores de programas cient¨ªficos para la televisi¨®n deber¨ªan comprender que tienen la responsabilidad de educar al p¨²blico, y no solamente de entretenerlo.?Cu¨¢les son los temas cient¨ªficos sobre los cuales la gente deber¨¢ tomar decisiones en el f¨²turo? Sin duda, el m¨¢s urgente es el de las armas nucleares. Otros problemas globales, como el suministro de alimentos o el efecto invernadero, tienen un desarrollo relativamente lento. En cambio, una guerra nuclear podr¨ªa significar en pocos d¨ªas el fin de toda vida humana sobre la tierra. La distensi¨®n entre el Este y el Oeste, iniciada por mister Gorbachov, y la perestroika han significado que el peligro de una guerra nuclear se ha desvanecido en la conciencia de los ciudadanos. Pero el peligro sigue ah¨ª mientras existan armas suficientes para destruir varias veces nuestro mundo. Las armas sovi¨¦ticas y americanas contin¨²an programadas para atacar las principales ciudades del hemisferio Norte. Bastar¨ªa un error de ordenador, o una rebeli¨®n de las personas encargadas de los misiles, para iniciar una guerra global. Es muy importante que la sociedad comprenda el peligro, y presione a todos los Gobiernos para conseguir acuerdos de reducci¨®n de armamento. Probablemente no ser¨ªa pr¨¢ctico suprimir por completo las armas nucleares, pero s¨ª podemos disminuir el peligro al reducir su n¨²mero.
Si logramos evitar una guerra nuclear, todav¨ªa quedan otros peligros que podr¨ªan destruirnos. Hay un chiste de humor negro que dice que el motivo de que no hayamos sido contactados por una civilizaci¨®n ajena a la nuestra es porque las civilizaciones tienden a destruirse a s¨ª mismas cuando alcanzan nuestro nivel. No obstante, yo tengo suficiente fe en los hombres para creer -que esto no ser¨¢ as¨ª.
Babelia
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