La 'batalla de Roma' obliga a todos los l¨ªderes italianos a bajar a la arena pol¨ªtica
El domingo d¨ªa 29, mientras los espa?oles celebran elecciones legislativas, los romanos ir¨¢n a las urnas para elegir al nuevo alcalde y a los concejales de la capital. Lo hacen seis meses antes que las dem¨¢s ciudades, que votar¨¢n en primavera. Y es que en Roma el alcalde democristiano, Pietro Giubilo, se vio obligado a dimitir, impelido por un esc¨¢ndalo econ¨®mico en los comedores universitarios.
Si en Italia cualquier votaci¨®n, por insignificante que sea, acaba adquiriendo valor de test pol¨ªtico nacional, esta vez las elecciones romanas, seg¨²n confiesan los propios partidos, tienen el valor de unas elecciones generales. Hasta el mismo l¨ªder socialista, Bettino Craxi, ha llegado a afirmar que de los resultados del domingo depende la suerte del Gobierno de Giulio Andreotti.Por primera vez desde hace muchos a?os, los grandes l¨ªderes pol¨ªticos nacionales como Andreotti, Arnaldo Forlani, Bettino Craxi, Acchille Occhetto, Marco Pannella, entre otros, han bajado a la arena para estar presentes en unas elecciones municipales.
Desde hace tiempo no se ve¨ªa a estos l¨ªderes hacer una campa?a electoral cl¨¢sica, es decir, de puerta a puerta, en las calles y en las plazas. El democristiano Forlani escogi¨® una calle dedicada a un santo; el socialista Craxi, una barca a trav¨¦s del r¨ªo T¨ªber, el comunista Occhetto comparte estos d¨ªas la comida con familias de los barrios m¨¢s pobres. Y el radical Pannella se ha declarado en huelga de hambre en protesta por no haberle sido asignado un espacio apropiado en la televisi¨®n.
La importancia de las elecciones romanas se debe no s¨®lo al hecho de que el resultado influir¨¢ en el de las elecciones administrativas generales de primavera, sino tambi¨¦n a que ser¨¢ una prueba importante para todos y cada uno de los partidos. La Democracia Cristiana llega tocada del ala, ya que tras una administraci¨®n catastr¨®fica del Campidoglio que ha merecido hasta las cr¨ªticas del mismo Papa, ha tenido que soportar el bochorno de que el cardenal vicario de Roma, Ugo Poletti, haya dicho a los cat¨®licos romanos que voten aunque sea "con sacrificio y repugnancia".
Pero la Democracia Cristiana romana se ha identificado siempre con Giulio Andreotti, que hoy es el presidente del Gobierno. De ah¨ª que ¨¦l mismo haya descendido al campo electoral, haciendo campa?a en los cines.
Para el Partido Socialista Italiano (PSI), que nunca ha tenido un alcalde en Roma, el test es fundamental porque Craxi debe demostrar que el resultado nada halag¨¹e?o de las elecciones europeas del pasado mes de junio para su partido fue s¨®lo un accidente. Y sobre todo debe demostrar que el ¨¦xito en aquellas elecciones del nuevo Partido Comunista Italiano (PCI) de Occhetto fue circunstancial y no permanente.
Menos contaminaci¨®n
Por el contrario, el PCI debe demostrar que el cambio radical operado en sus filas tiene su correspondencia en votos electorales. Y los verdes, que han conseguido presentarse unidos despu¨¦s de que en las ¨²ltimas elecciones europeas obtuvieron en Roma el 10% de los votos, pueden encontrar el d¨ªa 29 su momento decisivo. Los verdes cuentan con un l¨ªder de enorme prestigio, el magistrado Gianfranco Amendola, que tantas batallas ha dado a favor de una capital menos contaminada y m¨¢s habitable.Los comunistas acusan a los socialistas de haber hecho un pacto secreto con los democristianos para conseguir un alcalde en Roma, renunciando al Ayuntamiento de Mil¨¢n. Pero el problema es que si los comunistas no pierden y los verdes aumentan su electorado, el pentapartido en el que participan democristianos y socialistas podr¨ªa esta vez salir derrotado, lo cual acabar¨ªa teniendo repercusiones a nivel nacional y podr¨ªa poner en peligro al mismo Gobierno de Andreotti.
Por una 'ciudad sexual'
Lo que preocupa a democristianos y a socialistas es que se han presentado nada menos que 23 listas distintas: desde el partido de los jubilados al de los rockeros, pasando por el de la ciudad sexual, formado s¨®lo por mujeres, el de los automovilistas y hasta el partido de los cazadores.Hac¨ªa a?os que en una campa?a electoral romana no se lanzaban tantos insultos comunistas y socialistas, por un lado, y democristianos y comunistas, por otro. Pero lo que ha enfurecido a todos es que el cardenal Poletti haya aconsejado a los cat¨®licos que deben votar aunque sea "con repugnacia". Es como si hubiera dicho, ha comentado un pol¨ªtico, "que damos asco".
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