El Pent¨¢gono se queda solo en su deseo de que el Cocom siga vetando la exportaci¨®n de alta tecnolog¨ªa al Este
El Departamento de Defensa de Estados Unidos (Pent¨¢gono) se ha quedado solo en su lucha por preservar las duras condiciones fundacionales del Comit¨¦ Multilateral de Control de las Exportaciones al Este (Cocom). El resto de los miembros de] comit¨¦ (Jap¨®n y todos los de la OTAN, menos Islandia) es partidario de abrir un poco la mano y permitir la exportaci¨®n de alta tecnolog¨ªa a pa¨ªses
Los aliados de EE UU piensan que pa¨ªses como Hungr¨ªa y Polonia han dado grandes pasos para acercarse a Occidente e incluso el Departamento de Comercio de EE UU est¨¢ de acuerdo en una cierta tolerancia, previa a una pr¨®xima revisi¨®n definitiva de las restricciones del Cocom.Las delegaciones de los 16 pa¨ªses miembros del Cocom se reunieron ayer en Par¨ªs de forma semisecreta, como viene siendo habitual desde la creaci¨®n de este comit¨¦ en 1974. La presente reuni¨®n es considerada decisiva en medios diplom¨¢ticos, dadas las fuertes presiones pol¨ªticas y econ¨®micas en favor de una liberalizaci¨®n en el comercio internacional de las tecnolog¨ªas de doble uso (civil y militar).
El lobby de los fabricantes de ordenadores estadounidenses presiona en Washington desde hace meses para que se les permita acceder a los gigantescos mercados del Este, casi totalmente desabastecidos en el terreno inform¨¢tico.
En julio, seis cient¨ªficos de la URSS plantearon en Tokio la posibilidad de que los avances tecnol¨®gicos logrados por la industria sovi¨¦tica en su programa espacial pudieran exportarse a Jap¨®n. La sorpresa fue general. Mientras la Agencia Nacional para el Desarrollo Espacial de Jap¨®n (Nasda) se reservaba prudentemente su opini¨®n, un portavoz del Departamento de Estado de EE UU mostr¨® su escepticismo: "Francamente, no creo que los japoneses vayan a supeditarse a la tecnolog¨ªa de nadie, y mucho menos a la de los sovi¨¦ticos".
Pero los japoneses respondieron con hechos y no con palabras. En agosto, una delegaci¨®n de la Keidaj_-1ren (la mayor organizaci¨®n patronal de Jap¨®n) viaj¨® a Mosc¨² para entrar en detalles sobre un eventual intercambio de tecnolog¨ªa.
Y en septiembre otra delegaci¨®n sovi¨¦tica visit¨® las principales empresas japonesas de inform¨¢tica y telecomunicaciones. Simult¨¢neamente, el Gobierno sovi¨¦tico contrat¨® a varios empresarios japoneses como representantes de sus intereses comerciales en Tokio ante una posible apertura del comercio de alta tecnolog¨ªa entre ambos pa¨ªses. Hace dos a?os, la corporaci¨®n japonesa Toshiba sufri¨® una fuerte sanci¨®n por vender componentes inform¨¢ticos a la URS S, lo que provoc¨® una fuerte reacci¨®n de Jap¨®n, a causa de la "arrogancia" de EE UU.
Precisamente, el ¨¦xito editorial japon¨¦s de este a?o se titula El Jap¨®n que puede decir no, y constituye un ¨¢spero alegato contra la dependencia frente a EE UU. "Ha llegado la hora de que Jap¨®n diga a Estados Unidos que no necesitamos su protecci¨®n" se lee en el libro. Y otra frase: "Si Jap¨®n vendiera chips a la URSS y dejara de venderlos a EE UU ello alterar¨ªa radicalmente el equilibrio de fuerzas militares'.
Las empresas estadounidenses contemplan con alarma todo este proceso. Seg¨²n el lobby inform¨¢tico, una actitud dubitativa de Washington en el Cocom no favorecer¨ªa m¨¢s que a sus competidores asi¨¢ticos, que ya est¨¢n tomando posiciones en los mercados socialistas. El lobby reclama una revisi¨®n profunda de las restricciones.
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